Solo quiero almorzar en paz! (14)

2.5K 353 31
                                    

—Sé mi concubina. —Repitió.

Me paralicé, olvidándome que alguien había estado escuchando nuestra conversación.

En la novela nunca mostraban el momento en que Sovieshu le decía a Rashta que la convertiría en su concubina, pero segura como el infierno que no había sido de este modo.

—Emperador! — Exclamé, retrocediendo un paso y liberándome de su agarre. —No debería decir esas cosas! —Volvió a negar, desesperado.

—No quiero perderte. Por favor. —Su voz se quebró. —Sé mi concubina, aunque solo sea de título. No quiero que te vayas luego de las festividades... No quiero que te vayas nunca. Eres la única que me comprende, la única mujer que me hace feliz. Rashta... No me dejes.

No podía decir que sí. Yo tenía planes. Planes que no incluían esto. Debía negarme rotundamente, sin darle la opción de creer que podría hacerme cambiar de opinión.

Tomé aire profundamente, preparándome para hablar...

—Puedo pensarlo?

Mariana, si dieran premios a la pendejez amateur, perderías por profesional.

Sovieshu asintió, el dolor de su rostro rápidamente reemplazado por una sonrisa de esperanza.

—Por el tiempo que quieras.

—Debería irme a mi habitación... —Sonreí fugazmente, horrorizada por la traición a mí misma, y di media vuelta para salir disparada. Un segundo antes, Sovieshu volvió a tomar mi mano.

—Rashta, espera... —Voltee con el rostro tenso, esperando que no se notara mucho. —Ven al banquete de mañana. Por favor.

—Sí. Si, por supuesto. Buenas noches, Su Majestad.

Debo haber tardado dos nanosegundos en encontrar mi cuarto. Una vez sola, comencé a dar vueltas por el lugar como un león enjaulado. Qué había hecho!? QUÉ PODÍA HACER AHORA PARA ARREGLAR EL CAGADERO!?

A ver... Recapitulemos...

Primero: Quería irme a Wirwol.
Segundo: Quería evitar molestar a Navier.
Tercero: Quería que Navier se casara con Heinrey.

Para irme a Wirwol, debía descubrir mi magia. Eso claramente no había sucedido. Y como ya era sospechoso, dejé los libros de lado. Quizás eso debía quedar descartado.

Evitar molestar a Navier era prácticamente imposible. Mi mera presencia era una molestia continua, como un bulto en el colchón. Y si lo que el zorro había dicho era cierto, iban a divorciarse de todos modos ya que por alguna razón, DEBÍA suceder.

Querer que Navier se casara con Heinrey era una contradicción directa con el punto dos. Si yo no buscaba activamente el divorcio, terminarían juntos de todas formas? Le había metido la idea en la cabeza a Heinrey, pero sería suficiente solo con eso?

Qué quería?

Quería ser feliz. Quería que Navier fuese feliz. Y ahora por alguna razón, quería lo mismo para Sovieshu. Era muy distinto desearle el mal a un personaje ficticio, con el que no tenías más contacto que lo que el papel te decía, que deseárselo a un pobre tipo de carne y hueso con algunas neuronas faltantes.

Podría ser feliz con Sovieshu?

La respuesta obvia era que no. Por más que este Emperador difiriera del Emperador de la novela, nada impedía que siguiera trayendo concubinas en un futuro. Y no quería otra Riko en mi vida.

Pero podía ser feliz A PESAR de Sovieshu? Él había mencionado que podía ser su concubina solo de título. Podía tomar esa opción y ser solo una muy, muy buena amiga? Tal vez podría alentarlo a encontrar el amor verdadero en otro lado mientras Navier tenía a sus pollitos.

Ayuda! Reencarné en la Rata!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora