Ya no quiero más eventos canon... (23)

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Lamentaba mucho el hecho de que el Gran Duque Kaufmann hubiera tenido que irse.

Puse su carta a un lado mientras tomaba papel y pluma para responderle. En la misiva que había enviado, me informaba que había pasado la primera semana de mi coma ofreciendo su ayuda al Emperador, que la había rechazado categóricamente cada vez, y pronto le fue imposible quedarse por las responsabilidades que estaba dejando de lado en su país. Esperaba noticias mías pronto y quería que siguiéramos en contacto por el tema del tratado comercial cuando fuera conveniente.

O sea, cuando me convirtiera en Emperatriz. Ese era el siguiente paso. O al menos, eso suponía. La historia ya había cambiado en formas que no conocía, no planeaba embarazarme en el futuro próximo –Ni nunca, de hecho.– y la idea de ser responsable de un país entero no era algo que me volviera loca de emoción.

Por ahora, tenía otras cosas de las que ocuparme. Como aprender a no dormir por semanas cada vez que usaba magia, por ejemplo. Así que, tras redactar mi respuesta y entregarla a Arian para que la llevara donde correspondiese, me reuní con el Profesor Rethall para mi primer clase de magia práctica.

—Muy bien, Lady Rashta. Quédese quieta y concéntrese. Imagine su maná como energía contenida. Fluye dentro de su cuerpo, desde su cabeza hacia sus pies. Proyéctelo hacia su mano, intentando pasármelo. —El hombre tomó mi mano derecha con delicadeza y me observó, expectante.

Respiré hondo, tratando de encontrar esa energía... Si... La sentía... Cerré los ojos para concentrarme mejor y me esforcé por pasarle algo de mi maná.

Un chasquido y una luz estallaron en el cuarto. Su mano soltó la mía con violencia. Abrí los ojos, preocupada, y lo encontré despatarrado en el suelo.

—Profesor..! Se encuentra bien!? —Me apresuré para ayudarlo a levantar, pero no fue necesario. El hombre se sentó de golpe, asustando a las chicas que también se habían acercado. Tenía una sonrisa de oreja a oreja.

—Su nivel de maná es INCONMENSURABLE, Lady Rashta..! Es INCREÍBLE! Nunca antes me habían mandado a volar de esta forma! El director no va a creerlo nunca..!

Le devolví una sonrisa torcida. Sí, me gustaba poder defenderme si lo necesitaba, pero aún no me gustaba llamar la atención.

Pasé algunas horas practicando ejercicios simples: Una bola de luz, congelar un cazo con agua para luego calentarlo y hervirlo... Fallando con estruendoso esplendor.

—Hm... —Se reclinó en la silla, con los brazos cruzados y expresión pensativa. —Entiendo que no tenga la capacidad de mover el maná finamente ya que es la primera vez que lo intenta, pero debería haber podido hacer, al menos, uno de los ejercicios correctamente.

Me sentí decepcionada. Si Inari se había molestado en darme este poder, podría haber hecho que lo controlara desde un principio, verdad? Abrí la boca para expresar mi descontento, pero el Profesor me interrumpió.

—LO TENGO! —Pegué un respingo, sorprendida por su resolución tan rápida. —Preguntaré al Emperador si podemos usar el campo de entrenamiento de los soldados. Creo que... Que tengo una teoría.

Al terminar con la infructífera clase y tras pasar un rato con Ían en mi habitación, decidí que quería dar un corto paseo para distraerme. Había pasado todo el día en interiores desde la mañana y la planta que llevaba dentro necesitaba algo de luz natural.

Seguida de las chicas y Ser Rorkin, me dirigí a los jardines. Tras deambular un rato conversando y deteniéndome de vez en cuando a observar de cerca algún detalle arquitectónico que no había notado antes, gritos de sorpresa llamaron mi atención al Jardín del Palacio Sur.

Ayuda! Reencarné en la Rata!Where stories live. Discover now