Capítulo III

6.2K 206 35
                                    

Estoy desayunando cuando Pedri baja a la cocina, cansado.

—Me voy a morir —murmura, bostezando.

—A ver si es verdad —habla Gavi, preparándose una taza de café o lo que sea eso.

—O te callas o te doy un tortazo.

—Encima que no he contado tu secretito.

—Porque sabes que si lo cuentas te vas a la calle.

—No creo —entrecierra los ojos, desafiándolo.

—Bueno, tú juega con fuego.

—Callaros ya. De buena mañana os ponéis a pelear, dais pereza —intervengo.

—Es culpa de Pedri.

—¡Es tu culpa! —contesta mi hermano, indignado.

—¡Que cerréis la puta boca!

Me miran y se callan. Yo sigo desayunando hasta que decido hablar cuando ambos se sientan en la mesa.

—¿Puedes decir, por favor, qué mierda de secretito tienes? Porque si es tan secreto tiene que ser algo importante.

—Solo espérate una semana.

—¿Me lo puedes decir? No será nada. No se lo cuento a nadie.

—¡Nos vamos de viaje! —habla Gavi, desesperado.

Pedri lo mira lentamente, enfadado.

—En cuanto te pille... Te vas a enterar.

—Perdón —Gavi se encoge en su silla y sigue comiendo sin mirarnos.

—¿Y a dónde?

—No sé, tú lo elegías. Era la apuesta que ganaste, ¿recuerdas?

Me quedo pensando un buen rato.

—Ah, sí. Es que... Tenía pensado irme yo sola con Sira.

—Bueno, pues os lo pago yo y ya está y os vais, así es mejor y no perdemos entrenamientos ni partidos.

—¡Oye! ¡Que yo quiero viaje! —habla Gavi.

—Cállate.

—Bueno... ¿Entonces, aviso a Sira de que tú pagas todo? —hablo.

—Sí, está bien —suspira y sigue desayunando

—Genial. Se lo dices tú porque en unos segundos tocará la puerta.

Justo toca el timbre y le abro la puerta. Cuando se acerca a donde estábamos todos, los saluda y Pedri se lo dice, a lo que acepta enseguida y nos alegramos, dando vueltas por la casa porque tenemos viaje gratis.

—¡Tenemos viaje gratisss! —gritamos, dando vueltas al sofá, saltando.

—¿Y cuánto tiempo tenéis pensado iros?—pregunta Gavi cuando ambos terminan de desayunar y aparecen en el salón.

—Dos semanas —contesto sin pensarlo.

—¡¿Dos semanas?!

—Ajá.

—¿¡ES EN SERIO!?

—Que sí.

—¿¡Y yo qué haré!?

—Eh... ¿Seguir viviendo?

—Le pides a Pedri que te de besos —contesta Sira.

—Que graciosilla —se cruza de brazos.

—Bueno, vamos a hacer uno improvisado, pasado mañana nos vamos —me arriesgo.

—¡Sí! —Sira se anima.

—Tú tranquilo que mi hermana se va a acordar de ti hasta durmiendo —murmura Pedri a Gavi, dándole un golpe en el hombro.

[...]

Estamos en el aeropuerto, preparadas para irnos. Ya nos hemos despedido de los chicos y estamos dirigiéndonos al avión que nos toca, que despegará en poco. Llegamos y el chico nos ayuda con las maletas, nos sentamos donde nos apetece y hacemos alguna foto para enviarla a los chicos.

Nos contestan con una foto y nos despedimos cuando va a comenzar el vuelo. Cierran las puertas del avión, anuncian algo por megafonía —el cual, no se entiende— y unos minutitos después, comienza a moverse.

—¡Qué emoción! —habla Sira, mirando por la ventanilla.

—Esto va a ser genial...

Nos pasamos el viaje charlando, durmiendo, haciendo fotos... Al final decidimos ir a Nueva York porque tenía muchas actividades divertidas y sitios que visitar. Cuando el avión aterriza, recogemos las maletas de la zona de arriba y salimos. Se ha hecho de noche en Nueva York, así que ahora entraremos al hotel, nos establecemos y mañana ya comenzamos.

—¿Tienes la ubicación del hotel? —pregunto a Sira.

—Sí, he puesto un gps. Está a unos cinco minutos caminando, vamos.

Comenzamos a andar por las calles con las maletas (que pesan un montón) hasta llegar al hotel. Menos mal que saben hablar español porque yo el inglés sé, pero pronunciación cero.

—Vengan por aquí —nos guía una trabajadora con acento gallego hasta la habitación 20 del segundo piso —. Esta es la de ustedes.

—Vale, gracias —le sonrío mientras nos da la tarjeta y se marcha.

—¿Será bonita? —pregunta Sira mientras yo abro la puerta.

Se deja ver una habitación moderna, con diferentes salas (baño, habitación y una pequeña cocina).

—Han puesto la cocina para ocupar espacio, porque yo de viaje poco voy a hacer —hablo, dejando la maleta en una esquina y observando todo.

—Yo mejor lo emparejo todo mañana. Que son las 2 de la mañana y no me apetece nada.

—Yo ahora. ¡Me pido el lado que no tiene la puerta!

—¡Joder! —bufa.

Mientras yo pongo la ropa en el armario, los productos de la ducha y todo, ella se cambia al pijama y se acuesta a dormir. Yo termino una media hora más tarde, me cambio y me tumbo en la cama, mirando al techo en la oscuridad.

—¿Estás despierta? —murmuro.

Como no contesta, suspiro y sigo así. Cojo el móvil, pero no encuentro nada interesante que ver, así que lo dejo en unos minutos. Después de casi una hora mirando al techo, cierro los ojos, me tumbo de lado e intento dormir. Consiguiéndolo después de mucho tiempo.

[...]

—¡Vayamos a un teatro! —anima Sira cuando salimos del bar.

—No voy a ir a un teatro, y mucho menos a las diez de la mañana —la miro mal.

—Ay, ¿y entonces?

—Vayamos a ver la famosísima Estatua de la Libertad, algo sencillo, y más tarde planeamos para unos días —me encojo de hombros.

—Venga, vale. Tenemos que coger un barquito de esos.

Asiento y nos dirigimos al lugar con el gps y un traductor para preguntar a los monitores de esa actividad. El precio es en dólares, pero nos aceptan euros que después se pueden cambiar, menos mal.

***

Holaa :) Voy a comenzar a poner los diálogos de otra manera porque ya hay mucha gente que no se aclara bien y aunque no me agrade mucho la manera, lo haré para más comodidad vuestra. Perdón por tardar tanto, pero es que cuando creo que termino las tareas y problemitas, me salen nuevos. Pero, bueno, aquí lo tenéis<3 Espero que os guste. En los siguientes ya tendrá más cositas jejeje.

TEMPORADA DOS - El mejor amigo de mi hermano ✓Where stories live. Discover now