TEMPORADA DOS - El mejor amigo de mi hermano ✓

Capítulo XVI

Traqueo la puerta de Gavi varias veces, pero no me abre.

—Gavi, paso de tonterías, ábreme la puerta —hablo, cruzándome de brazos.

Sigue sin responder, así que termino buscando una horquilla y tras varios intentos, consigo abrir el pestillo. Cuando entro, está acostado en su cama, mirando el móvil.

—¿Y ahora por qué me ignoras? —pregunto.

Como pasa de mi cara, me acerco y le quito el móvil de las manos, apagándolo y dejándolo en una silla.

—Contéstame.

Aprieta los labios y aparta la cara.

—¿Vas a lloriquear?

—No.

—Anda, si sigues hablando, qué sorpresa —me siento a su lado —. ¿Estás enfadado porque me voy?

—No estoy enfadado.

—¿Triste? ¿Alegre?

Se encoge de hombros.

—¿Las dos cosas?

Asiente y yo tiro de su cara para que me mire y le doy un beso, tranquila.

—Que voy a estudiar... No me voy para siempre —le hablo, cerca de su cara.

—¡Dos años, T/n! ¡Dos!

—Pero, luego vengo todos los veranos.

—¡Da igual! ¡Son dos años enteros!

—Te llamaré todos los días, no vas a echarme de menos ni un segundo —le sonrío.

—Mentira, claro que lo haré. Y cuando tengas exámenes, no me hablarás.

—Pues te haré videollamada mientras estudio, solo para verte un poco.

Hace un puchero involuntario y me entra la risa.

—¡Venga ya! —rio, abrazándolo.

—Es que no quiero que te vayas.

—Ni yo quiero separarme de todos, pero es por mis estudios, no voy a vivir de la pintura...

—Ya, pero voy a echarte mucho de menos...

—Aún quedan cuatro meses, y tengo que echar matrícula y pagar, queda mucho —le acaricio la parte de atrás del pelo y se aferra más a mí.

—Te quiero mucho, T/n. Y sé como va a acabar eso de irte tan lejos tanto tiempo...

—Que no va a pasar nada malo, Gavi. Deja de pensar cosas malas.

No contesta y cuando dejo de abrazarle, me levanto de la cama y le doy el móvil.

—Venga, avisa a Ferran para que se venga con nosotros a la bolera, yo avisaré a Sira. Así te animas un poco.

Asiente y comienza a escribirle a Ferran. Yo me voy a mi habitación y llamo a Sira. Cuando le digo el plan, acepta enseguida y nada más colgar se lo comento a Pedri, que empieza a vestirse.

[...]

Llegamos a la bolera, donde Sira y Ferran ya están esperando.

—Holaaa —me saluda Sira con un abrazo.

Todos nos saludamos y vamos a comprar unas partidas a los bolos todos juntos. Al apuntar nuestros nombres, inscribo a Gavi como "Pablo" y a Pedri como "Pedro", para que no lean todos la pantalla y se vuelvan locos —y en parte, para molestarlos—.

La partida empieza y todos vamos tirando los bolos en nuestros turnos. A mí no se me da muy bien, pero al contrario, Ferran y Gavi son unos profesionales. Han hecho ya como tres plenos cada uno y van medio empatados. De momento, gana Ferran.

Cuando terminamos todas las partidas, nos dispersamos y vamos a las máquinas. Sira y yo decidimos ir a las de baloncesto y demas.

—Espera que te hago una foto —habla Sira, robándome el móvil.

—No, no, déjate de fotos que ahora no salgo bien.

Hecho la moneda en la máquina de baloncesto. Como Sira siempre pasa de todo lo que le digo, me hace una foto y ella sola la sube a mi instagram mientras yo juego.

Al terminar, nos encontramos con los chicos en la salida y vamos a tomar algo por algún bar de la ciudad.

[...]

Llegamos a casa muy cansados. Hemos estado todo el día fuera y a mí me duelen los pies de andar para allá y para acá. Como ya hemos cenado por ahí, nos vamos a nuestras habitaciones después de darnos las buenas noches y nos cambiamos el pijama.

Como siempre, Gavi entra en mi habitación cuando ya se ha cambiado.

—¿Planes para esta noche? —pregunta.

—Ver una película de mieda y no acepto un "no" por respuesta —contesto, con la televisión encendida.

—Joder, ¿no puede ser de acción?

—No, elijo yo.

Resopla y se sienta en mi cama mientras yo elijo alguna película (la que queráis de miedo).

Empezamos a ver la película, centrados en la trama porque está muy bien.
Cuando termina la película, Gavi está dormido sobre mi hombro y yo apago la televisión para irme a dormir. Le doy un beso corto en la boca y me acomodo.

[...]