Capítulo XII

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—¿Y tenéis algún lugar pensado donde quedaros estos días? —pregunto, robándole a Gavi una patata.

—No, ahora buscamos un hostal o algo, seguro que hay —contesta mi madre.

—Podéis quedaros aquí —propone mi hermano —. Mira, T/n duerme con Gavi en la habitación de este, y vosotros dormís juntos en la habitación de T/n.

Ya ha tenido que decirle que dormimos juntos. Me avergüenza —literalmente, me pongo roja por muchas cosas—.

—Me parece buena idea —acepta mi padre.

Yo miro otra vez para delante y veo a mi madre con una sonrisita, mirándome. Le tiro una servilleta a la cara y todos se ríen.

—Pues yo no le encuentro la gracia —murmuro.

—Nosotros sí —se ríe Pedri.

Les miro mal y sigo comiendo. Sacan otro tema de conversación y todos sus empezamos a hablar durante toda la comida, que dura más de una hora por estar charrando.

Al terminar, recogemos entre todos la mesa —Gavi el que más para impresionar a mis padres—, y mi madre obliga a papá a ir a tomar café por algún bar de Barcelona.

Cuando se van de casa, Pedri se mete a su habitación a dormir —supongamos que tenemos que creerlo—. Gavi y yo nos quedamos en el salón, sentados en cada extremo del sofá con el móvil, en silencio.

—¿Quieres jugar al Mario Kart? —me propone, apagando su móvil y dejándoselo sobre el abdomen.

—No me apetece —contesto, centrada en mi teléfono.

—¿Quieres jugar a algún juego de mesa? —pregunta.

—No tengo ganas.

—Ahh, ya sé lo que te pasa... —se acerca a mí, gateando por el sofá.

Cuando está cerca mía, me da un beso en los labios y después habla.

—Tienes la regla o como le llaméis.

—Ajá, y no tengo ganas de tonterías, me duele todo, así que ahora que mis padres están fuera, puedo descansar un rato —hablo.

—Pues nada, me voy —hace ademán de levantarse pero le tiro de la camiseta.

—No, quédate aquí conmigo.

Sonríe, dándome un abrazo y se sienta a mi lado.

—¿Quieres ver una película? —habla, con la cabeza apoyada sobre la mía.

—¿La puedo elegir yo?

—Claro que no, tienes malos gustos.

—Entonces, no.

—Venga, vale.

Le sonrío y alcanzo el mando, que estaba tirado por el sofá. Me meto en las películas descargadas y elijo mi favorita: ______ (la vuestra).

—¿¡Otra vez!? —resopla.

—¡Si no te gusta te vas! —frunzo el ceño, subiendo el volumen.

—No, no, vale... —se calla enseguida.

Yo me centro en la película —la cual he visto mil veces esta semana—. A mitad de la película, tocan el timbre.

—Serán mis padres —hablo —. ¿Puedes ir tú? Porfiiis.

Gavi se levanta de mala gana mientras yo sigo viendo tranquilamente la película, escucho como mis padres le dan un abrazo —de repente JAJAJAJ— y Gavi cierra la puerta tras su paso.

TEMPORADA DOS - El mejor amigo de mi hermano ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora