Capítulo XX

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Mientras comemos, Pedri me pregunta sobre lo que voy a estudiar y yo contesto. Gavi se queda callado, escuchando la conversación y sin querer participar.

—Me alegra mucho que al fin hayas encontrado lo que te gusta —comenta mi hermano, sonriente.

—Sí... Aunque tenga que estudiarlo en inglés, así aprenderé más.

Seguimos hablando un poquito más hasta que terminamos toda la comida.

[...]

1 semana después...

Voy hacia la biblioteca de la ciudad porque, cuando me aceptaron la matrícula, tuve que asistir todos los días durante una hora a clases de inglés para mejorarlo. También tenemos una orientadora para ayudarnos. Al ser un grupo de unas diez personas, estamos tranquilos, aunque hay alguna que otra broma.

Cuando llego, Estela me está esperando junto con Zoe, que son dos compañeras que he conocido ahí y con las que me llevo genial.

—¡Holaaa! —saluda Zoe, dándome un abrazo.

—Hola —saluda también Estela.

Yo les saludo y entramos al aula de la biblioteca, donde ya están los demás. Como la instructora aun no llega nos sentamos en las mesas, incluso algunos se pasean por el aula con sus compañeros.

—¿Qué tal vas con el trabajo? —pregunta Zoe, dejando su mochila en un lado.

—¿Trabajo? —frunzo el ceño.

—Sí, ¿lo has terminado ya? A mí me queda una cosita por arreglar y ya está, esta tarde me da tiempo. He estado unos días enteros preparándol...

—¿De qué trabajo me hablas, Zoe? —la interrumpo, empezando a asustarme.

—El de ciencias.

También practicamos ciencias para ir recordando. Claro que las damos en inglés y todo lo que hagamos es en inglés.

—¿Hay un...?

—¿No te lo había dicho Estela? —me interrumpe ella.

Miro mal a Estela, que solo de encoge de hombros.

—Se me olvidó —justifica, apoyada en la mesa.

—¡Cómo se te va a olvidar eso! —le riñe Zoe.

—A ver... ¿Para cuándo es?

—Para mañana —sonríe Estela, apartándose un mechón negro de la cara.

Creo que Zoe ha debido de notar mi disgusto, porque enseguida intenta arreglarlo.

—¡No es muy difícil!

—¿Cómo que no? Si has dicho que has estado días enteros...

—Vale, mira... No nos estresemos. Yo te ayudaré. Y Estela también.

—Yo estoy ocupada esta tarde —habla.

—Mentirosa, me dijiste que no tenías nada.

Estela resopla y al final acepta a venir a ayudarme. Quedamos en que cuando terminemos la clase de hoy, ambas vengan a mi casa y nos pongamos a hacer el trabajo, comprando una pizza para comer. Luego, se irían cuando lo terminemos.

Como agradecimiento a su ayuda, las abrazo súper fuerte hasta que entra la instructora, saludando con una sonrisa. Todos nos sentamos en nuestros lugares para que dé comienzo la clase. Yo falté el otro día, y debe de ser justo cuando dijeron lo del trabajo. Hoy me he tenido que perder el entrenamiento del Barça porque tenía que venir, como ya he hecho dos días más.

TEMPORADA DOS - El mejor amigo de mi hermano ✓Wo Geschichten leben. Entdecke jetzt