Mamá

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Finalmente lo hizo, visitó a su madre con el argumento cargado y listo para ser disparado a discreción contra la mujer que la había concebido.

No la odiaba, pero sí le causaba acidez toda esta situación.

(*Flashback*)

—No puedo creer que aún sigues con estas estupideces, Wheein, tienes casi treinta años, por el amor a Dios ¿A caso no fue suficiente con haberle abierto la puerta a tu última novia?—La mujer la miró con decepción mientras sostenía la invitación a la boda como si fuese cualquier servilleta de restaurante barato— Yo no te eduqué para que jugaras a las lesbianas, no sé cuándo se irá a acabar este teatrito

Los los mordaces comentarios que salían de la elegante mujer frente a ella, iban directo desde los delgados y fríos labios de la madre al malherido corazón de la hija, destrozando todo a su paso.

Wheein sintió como si hubiese recibido un proyectil.

—Yo... Solo quería que estuvieses ahí —Dijo aún atónita, incapaz de digerir tal desprecio injustificado— Papá va a estar y —No pudo seguir cuando la mujer alzó la vista con aún más desagrado.

—Ese imbécil —Dijo con el tono más duro que Wheein había escuchado en toda su vida— Primero contamina a mi hija con ideas estúpidas sobre que la homosexualidad está bien y ahora te manda a invitarme a un matrimonio gay que ni siquera es con la chica que trajiste la última vez —Dijo con desgano— Ya ni nietos puedo esperar y él sigue burlándose de mi, gracias al señor pude divorciarme

Sentía que se estaba encogiendo con cada segundo que pasaba, cada momento frente a su madre la hacía sentir más y más pequeña e insignificante.

Sentía que iba a llorar cuando sintió el teléfono vibrar en el bolsillo trasero de su pantalón.

—Hola, mi vida ¿Ya terminaste ahí? —La voz de Hwasa, cargada de amor, luz y esperanza la sacó de su ciclo de autodestrucción— ¿Te parece si voy por ti y vamos por pollo en el camino?

Wheein por un segundo miró a su madre y se preguntó qué carajo estaba haciendo ahí, esperando el amor y apoyo que le fue negado desde que empezó a rechazar las imposiciones de la mujer frente a ella.

«Tengo que ser imbécil» Pensaba «Esta anciana jamás va a entenderlo» Se convenció a si misma en un segundo.

—Voy bajando, amor —Dijo con una brillante sonrisa en el rostro, más que nada para molestar a su madre y darse ánimos a sí misma — Te espero en el estacionamiento

Las chicas se despidieron con la promesa de verse en el piso menos uno y Wheein bajó el teléfono para darle una última mirada a la mujer que lamentablemente tenía el título de ser su mamá.

—Es la semana entrante, ponte algo lindo —Le dijo, recibiendo una mirada de molestia por parte de su progenitora— Nos vemos

(*Fin del flashback*)

Quería partirle los dientes por ser tan poco afable y tan innecesariamente antipática con ella.

— ¡Jung Miriam! —Gritó tocando la puerta con ferocidad, haciendo que la otra la abriera de golpe— ¡Eres de lo peor! —Dijo justo antes de darle la cachetada más sonora que había repartido en su vida— Jamás vuelvas a hacerte llamar mi madre

Relatos de una letrista. [Wheesa]Wo Geschichten leben. Entdecke jetzt