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"La soledad de una habitación polvorienta y desordenada me está resultando mucho más reconfortante que la compañía de mucha gente vestida a la moda, comunicándose con ruidos extraños a mi entender del idioma de mi día a día. Parecen de una especie diferente, de un mundo diferente. Me siento extraña, porque a momentos anhelo y extraño la compañía humana, pero cuando la tengo, no puedo hacer algo tan mínimamente humano como hablar. Todo mensaje en el que soy interlocutor tiene un toque de amargura y dureza, aunque muchas veces esa no sea mi intención.

Fui a visitar a mi madre otra vez, ahora sin Hani.

Ella me habló con amargura, pero contrario a lo que me esperaba, no dejó de ser mi madre. Un ser rígido, agresivo, irreflexivo y muchas cosas que terminan en ivo.

¿Furtivo, tal vez? Estoy divagando.

Mi vida se hizo monótona y deprimente, como la de cualquier otro mortal. Soy esclava de la sensación de letargo que me causa simplemente respirar, básicamente porque todo lo que me hace feliz está lejos y lo único que hago al respecto es escribir en este ordenador, relatos de mi lúgubre creatividad marchita y mi vida rota.


¿Me hace menos infeliz?

No

¿Me acerca a lo que amo?

No".

-Necesito un respiro de todo... Necesito un respiro de todos

Wheein no salió de su cuarto en días, ya ni siquiera tenía ganas de leer. Ya no componía, la sala de su apartamento tenía una leve capa de polvo y la loza en la cocina estaba hecha una torre de suciedad. Las ganas de todo habían desaparecido y ya no quería comunicarse con absolutamente nadie.

Wheein había vuelto a su punto inicial, viviendo en solitario, tratando de escribir sin éxito.

-Me gusta estar sola -Se repetía una y otra vez, tratando de encontrarle el sentido a esa frase que tantas veces había dicho en el pasado con mucha seguridad.

Pero no lo encontró

Y así pasaron los días, nadie sabía nada de Wheein y Wheein no sabía nada de nadie. Entonces aquello que sólo era cuestión de tiempo, pasó.

Wheein limpiaba su apartamento luego de un largo tiempo, trapeó el piso, limpió la cocina, desempolvó los muebles y tratando de mover la alfombra de la sala movió su sillón.

-Aquí hay muchas cosas -Dijo en voz alta, lo hacía comúnmente para no perder práctica en esto de la comunicación.

Encontró lápices, pelusas, hojas de papel, dos cuentos ligeros, 4historietas cómicas y la libreta de anotaciones de Hwasa.

Se quedó ahí, inmóvil. Tratando de entender por qué sus músculos se habían agarrotado, por qué sentía la garganta seca y cómo se suponía que debía actuar en ese instante.

¿Debería dejar el sillón en donde estaba? O Tal vez debería guardarla para cuando se vieran otra vez. Pero no se habían visto en más de un mes y medio y ahora Hwasa estaba promocionando, durante un mes más no tendría tiempo para eso.

Relatos de una letrista. [Wheesa]Wo Geschichten leben. Entdecke jetzt