Capítulo 9.

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Apenas Frey se marchó con Aruru,  Gina, con ayuda de Brisa,  se encargó de curarle las heridas a su abuela mientras que Arturo, de pie junto a la inconsciente Daliana,  estaba muy alerta por si llegaba a aparecer un nuevo peligro.

Al terminar, Gina se acercó al lobo que la había salvada, preguntando:

—¿Darren? —le susurró—. Darren, ¿eres tú?

El lobo afirmó con la cabeza y enseguida cayó en el suelo. Tenía una herida profunda en un costado. De seguro fue atravesado por uno de los brazos del Tulpa. Gina acercó sus manos a la herida, cerrando los ojos y conjurando las palabras: Wana pitönin, que significa hierva curativa. Una luz verde brilló sobre la herida y esta se cerró al instante.

—Ya está —le dijo Gina.

—¿Qué me dices de la abuela Machi? —preguntó él.

—Ya no tiene heridas graves.

—¿Y Daliana?

—Aún no despierta.

—Entiendo. —Caminó hasta llegar donde estaba Daliana—. Ve a casa y toma lo necesario. Nos iremos de aquí cuanto antes —le dijo luego a Gina.

—¿Iremos a Jötunheim?

—Así es.

Por un momento Gina dudó en ir a Jötunheim, pues siempre supo que los gigantes no eran buenos anfitriones. Pero si ese era el lugar donde podían colocar a Daliana a salvo, entonces irían.

—¿Puedo ir con ustedes? —consultó Arturo.

—Mejor vuelve a casa con tus padres, niño —le respondió Darren sin vacilar.

—Mis padres están en Drakenfly, señor. Por favor, déjeme ir.

Darren se irritó por la insistencia de Arturo, pues este se veía tan determinados que parecía listo para comenzar una pelea con él si fuese necesario. Y cuando abrió la boca para negarse de nuevo, la abuela machi le suplicó que lo dejara ir.

Darren terminó soltando un suspiro.

—Está bien —dijo él—. ¿La otra niña también vendrá con nosotros?

—Lo correcto será que regrese con su padre. —Miró entonces a Brisa, preocupada por su seguridad—. ¿Te parece bien, mi niña?

Brisa aceptó.

Ahora que la abuela machi se encontraba un poco más estable, se levantó y le pidió a Darren que se encargara de llevar a Brisa.

—¿Sabes el camino a Jötunheim?

—Por supuesto que sí —le afirmó Machi.

—Entonces llevaré a la niña de vuelta con su papá. Espero encontrarla nuevamente en el camino.

La abuela Machi abrazó a Brisa, pidiéndole que se cuidara. Arturo también se le acercó y Brisa, con todo el porte de una princesa, demandó que cuidara de Daliana y la abuela.

Arturo solo le respondió con un abrazo, haciendo sentir a Brisa bastante incómoda.

—¿Por qué no vienes con nosotros? —dijo él—. Somos un equipo.

—No puedo irme así —le respondió ella—. Mi padre estaría muy preocupado si lo hago. —Lo miró—. Si todo sale bien, prometo ir a visitarlos, ¿está bien? Mientras tanto, cuida mucho de ellas. Es una orden.

—Cuenta con eso.

Se prepararon para partir con sorprendente rapidez. Antes de salir, Gina envió una carta a Morgana, contándole lo sucedido, y pidiéndole encontrarse lo más pronto posible en Jötunheim.

Después de eso, Darren llevó a Brisa a su casa mientras que los demás subieron a los caballos y galoparon al norte.

Cuando por fin desembarcaron en las costas del que era considerado “El imperio aislado de Gardenia”, tuvieron que abrigarse muy bien y apresurarse antes de que anocheciera. Anduvieron discretamente por la isla hasta llegar a las puertas de un gigantesco castillo. Golpearon una inmensa aldaba, la puerta se abrió y la cara de un gigante se asomó por ella. Era tan alto que no tuvo de otra que agacharse para poder identificar a los recién llegados.

El gigante luego les señaló el pasillo para que entraran apenas Darren demandó una audiencia con el emperador.

—El emperador los atenderá dentro de un momento —les dijo el gigante luego de llevarlos a la sala común del castillo. Entonces fue a informarle al emperador—. Su majestad imperial —dijo entonces cuando llegó a su presencia—, acaba de llegar un grupo de elfos en compañía de un Varulv buscando su ayuda. Parecen agotados. Dicen ser enviados desde Mercatrya por el dios Frey.

—Así que esos son de los que me habló Frey. —Se mantuvo pensativo—. Atiéndelos. Dales de comer y abrígalos también. Pronto me dirigiré a una audiencia con ellos. —Se quedó en la sala de reuniones a resolver unos asuntos. Cuando por fin terminó, se apresuró en salir a recibir la visita.

Entre paredes construidas con titánicos adobes de hielo, vieron un grupo de hombre y mujeres, sobrenaturalmente altos, sirviendo vino y manjares en una mesa junto a ellos. Un par de aplaudidas fue lo necesario para que estos se retiraran del lugar.

—Saludos, viajeros ¿Qué los trae por estos lares? —Preguntó el rey al hacer acto de presencia. Inmediatamente, todos se levantaron para recibirlo con una reverencia—. Tomen asiento, por favor.

—Su majestad. —Se inclinó Darren —, Mi nombre es Darren Ytriagon, de las tierras de Mercatrya. Mi familia ha sido atacada por la diosa de las colinas sagradas, Aruru, hace dos noches… El dios Frey, por suerte, pudo salvarnos, y nos aseguró que aquí estaremos a salvo. Por eso hemos venido. Por favor, sea considerado con nosotros y brinde su protección, por lo menos a ellos.

—¿Dioses atacando a sus creaciones? ¿Por qué será que no me extraña? —El emperador era quien más sabía cómo era la actitud de ellos, pues siempre han vivido en conflicto con los desde hace muchísimo tiempo—. Ponte de pie, Darren Ytriagon. Atenderé tu petición, solo si aceptas realizar unos trabajos para mí. Tu capacidad de convertirte en Varulv me servirá de mucho. —Tomó una uva y se la llevó a la boca—. Daré a tu familia una casa en la ciudad del Este, donde el frío no tiene cavidad. Además, contarán con el servicio de Beatriz, una hada que me sirve desde hace un año. —Tomó otra uva y miró al lobo—. ¿Qué me dices?

—Con gusto aceptaré servirle.

—Entonces está decidido. A partir de… —Justo en ese momento, una visita inesperada detuvo la plática del emperador—. ¡Malditos! ¿Cómo osan irrumpir en mi castillo? —Miró con ojos furiosos a los dioses que caminaban hacia él.

—Solo vinimos por la niña, Útgarða-Loki —le respondió Thor—. Entréganosla y nos iremos de inmediato.

Evangelio CarmesíWhere stories live. Discover now