Capítulo cuatro.

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Años antes

—No deberías de estar tan nerviosa. —Eros, susurró, tomando mi mano.

—Conocere a tus padres y a tu hermana ¿Que tal y si no les caigo bien?

—Ellos te van a adorar, tenlo por seguro..

Bueno, yo no estaba lo suficiente segura.

—Ven, bajemos del auto.

—Dame unos segundos, estoy un poco nerviosa.

—Creo que eso ya ha quedado claro, ven, bajemos.

Me quedé callada, viendolo, él sonrió

—Si vamos de una vez, podrás quitarte los nervios y esa espinita que no te deja en paz, realmente no creo, cómo es que piensas que le puedes caer mal a mis padres.

—Esta bien, vamos.

Él tenía razón, entre más rápido bajaramos, más rápido podría quitarme está espinita, que no me dejaba en paz, Eros bajo del auto y segundos después estaba abriendo la puerta del copiloto, mientras tomaba mi mano y me ayudaba a bajar del auto, sentí sus dedos rozando mis nudillos, causando que los elefantes en mi estómago, comenzarán a bailar de emoción.

Siempre que Eros me tocaba, aparecían elefantes, mariposas y jirafas en mi estómago. Todo en una sola, no sabía cómo él me hacía sentir tanto, que a veces me dolía lo mucho que lo quería.

Había un hermoso jardín en la casa de Eros, sonreí viendo las margaritas, eran tan hermosas.

—Estan hermosas.

—Si, a mi madre le encantan las flores y desde que tengo memoria este jardín ha estado en esta casa. —Él se agachó para tomar una margarita y después la coloco atrás de mi oreja, le sonreí y él beso mi frente.

Estábamos enfrente de la casa, que más bien parecía una mansión, Eros abrió la puerta con su llave y al entrar lo primero que escuche fue la voz de una chica..

—Por dios, mamá. Solo saldré con mis amigas, no haremos nada malo.

—No, Becca. Y es la última palabras. Aún tienes diecisiete años, no te mandas sola y si yo te digo que no, es no. ¿Entiendes?

Ella bufó, y Eros forzó una sonrisa mientras me soltaba para poder acercarse a su madre y besar su cabeza, ella me miró y sonrió.

—Hola, tu debes de ser Ginger.

—Hola, si, soy Ginger.

—Hola soy April, es un gusto conocerte, Ginger.

—El placer es mío —Susurré y extendí mi mano, ella negó y me dió un abrazo—

—Estoy feliz de que estés con Eros, él es feliz a tu lado.

Yo también soy feliz a su lado, estuve tentada a decirle, pero me mantuve callada, sonriendo, al momento que April me soltó, camine hasta Eros, quien tomo mi mano de inmediato.

Finge que me odias Donde viven las historias. Descúbrelo ahora