Capítulo treinta y tres.

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Ginger.

Años atrás

Me mire en el espejo un par de veces  mientras tomaba mi bolsa y salía del apartamento, había pasado una semana y aún no le había contado nada a Eros, debía de hacerlo, debía de contarle que estábamos esperando un bebé.

Subí al auto y comencé a conducir hasta su apartamento, sabía que la madre de Eros también adoraría la idea del bebé, hace poco le habían diagnosticado leucemia y eso la haría feliz, yo estaba muy segura de eso.

Tenia todo planeado, después de que le contará a Eros lo del bebé, después podíamos confesarle a las chicas nuestra relación y luego hablaríamos sobre el bebé, después iríamos con mis padres y los suyos para contarles todo.

Todo parecía tan perfecto.

Sonreí y al entre mientras caminaba hasta su apartamento y tocaba el timbre, él abrió y sonrió viéndome.

—Hola, Gin.

—Eros tenemos que hablar. —Le dije, realmente ahora me estaba sintiendo demasiado nerviosa por como el podría reaccionar.

—¿Qué sucede, rubia? —Dijo mientras daba unos golpecitos en el sofá, dudosa me acerque a él y me senté ahí.

—Yo no me he estado sintiendo bien — Le recordé, mientras jugaba con con mis dedos, viéndolo de reojo.

—¿Has ido al médico?

—Estoy embarazada —Dije de repente, no me di cuenta que las palabras habían salido de mi boca hasta que ví su rostro, se notaba bastante sorprendido por mis palabras.

—¿Embarazada? —Preguntó, sonriendo..

—Lo estoy. —murmure

—Yo no sé que decir. —El dijo, se notaba nervioso.

—Solo quería que lo supieras, vamos a tener un hijo. Sé que es algo sorprendente, quería que lo supieras, yo...

Él estaba callado, mientras me observaba, sabía que eso no era buena señal, quizás el no quería al bebé, mis ojos se llenaron de lágrimas.

—Ya ví que estoy hablando sola. —Salí del apartamento antes de que él pudiera decir algo.

Días después me enviaron una foto de Eros con una chica en un bar y ese mismo día Eros me había mandado un mensaje pidiéndome que abortara al bebé.

Eros

Estuve dándole muchas vueltas al asunto, pero me he dado cuenta que ya no te amo, y no quiero al bebé. Sería un estorbo en mi vida y también en la tuya.  Piensalo, Ginger es lo mejor para ambos.

Te he transferido el dinero necesario para que te deshagas de el bebé y otra cosa más, no me busques.

Tire el móvil y comencé a llorar con ganas, Eros era un idiota si pensaba que me iba a deshacer de mi bebé, él era parte de mi y juraba que nunca le faltaría nada, yo lo tendría con o sin el apoyo de Eros.

Actualidad.

Los días habían pasado, tenía días sin saber nada de Eros.

Haven todo los días preguntaba por su padre, al igual que lloraba por él. En las noches me era inevitable no llorar. Me encontraba frente al espejo, me estaba dando cuenta que estaba bajando de peso, al igual que el cabello se me estaba cayendo demasiado, mi piel estaba demasiado pálida. Mis ojeras eran bastante notorias y no todo tenía que ver con Eros ya que casi no descansaba por quedarme estudiando a altas horas de la noche, al igual que me había convertido en una máquina de vómito, no podía dejar de vomitar, quizás era el estrés de todo.

Finge que me odias Donde viven las historias. Descúbrelo ahora