Capítulo veintitrés.

11K 658 51
                                    

Pongan su presente:

Ginger.

Años atrás.

Kinsey nos observaba con la boca abierta, Eros se alejo de mi y frunció el ceño viendome con fijeza.

—¿Porqué no me has dejado besarte?

No respondí, estaba en shock observando a mi amiga, quien también estaba en shock. Eros siguió mi mirada y sintió mi pánico, mientras suspiraba.

—Nos han descubierto.

—Lo sé.

Eros se levantó y tomo mi mano mientras nos acercabamos a Kinsey, quien seguía totalmente en shock.

—Eh... —Susurré algo nerviosa viendo a Kinsey.

—No digas nada, gin.

—Pero..

—Ginger, no me debes explicaciones, ya eres una adulta, sabes lo que haces.

Kinsey tenía toda la razón, pero aún así me sentía mal.

—Perdón, por haberles mentido.

Ella se encogió de hombros.

—Tendrás tus razones.

Suspiré, y sentí como Eros apretó mi agarre.

—No le diré nada a las chicas, ustedes sabrán porqué mantienen su relación en secreto.

—Yo...

—Ginger, tranquila. Se miran muy bien juntos.

Kinsey susurró y despareció.

—Vamonos de aquí.

—¿A dónde?

—Venga, tu solo sigueme.

Eros me jalo un poco para que lo siguiera así que lo hice. Salimos de la casa de Evan y caminamos hasta su auto, al subir love song, comenzó a sonar en su playlist, él me sonrió y se acercó a besarme.

—Nuestra canción. —Dijo, besándome.

—Nuestra canción. —Admití, acariciándole las mejillas.

Eros arranco el auto, y yo mantuve mis manos en mis piernas mientras sonreía, sentí como mi novio tomaba mi mano y dejaba un beso sobre ella, lo miré él me sonrió. Amaba demasiado a Eros, no tenía ni idea que pasaría si un día terminara todo lo que teníamos.

¿Me volvería loca quizás? ¿Me moriría de un corazón roto? No quería ni imaginarlo, sabía que lo que teníamos era para siempre. Ambos nos amabámos, ambos queríamos estar juntos para siempre, estaba en nuestros planes.

Llegamos a un super y Eros se bajó de inmediato, mientras abría la puerta del copiloto y me ayudaba a bajarme. Tomo mi mano y me atrajo hasta él para poder poner su mano sobre mi espalda baja mientras caminabamos.

—¿Que hacemos aquí? —Dije confusa.

—Haremos un día de picnic.

Al entrar al super, caminamos hasta el pasillo de vino, mientras Eros me soltaba y buscaba uno.

—¿Vino blanco o vino tinto?

—Blanco. —Dije, él se acercó y me besó.

—Blanco será.

Finge que me odias Donde viven las historias. Descúbrelo ahora