Capítulo treinta y uno.

12.2K 590 35
                                    

Pongan su presente.

Años atrás.

Ginger

Me encontraba acostada en mi cama mientras acariciaba con suavidad mi vientre, debía de admitir que estaba muy feliz de saber que había un bebé en mi vientre, sabía perfectamente que solamente tenía diecinueve años, pronto cumpliría veinte y realmente estaba ansiosa por el bebé, no me sentía arrepentida ni con miedo, yo sabía que podía con esto, al igual que sabía que Eros querría demasiado a nuestro hijo, sabía que él estaría presente en todo el proceso, él no me decepcionaría.

Mi móvil vibró en mi lado, lo tome y me di cuenta que tenia un mensaje de Eros, me senté en la cama y tome el móvil mientras leía el mensaje.

Eros

¿Cena?

Sonreí.

Ginger.

¿Claro, a qué horas?

Eros

En una hora paso por ti, preciosa.

Ginger.

Genial.

Deje el móvil y camine hasta el baño para poder ducharme, me cambié y me arregle mientras notaba el brillo en mis ojos, me fue inevitable no sonreír, me sentía feliz.

Y hoy le contaría a Eros que seríamos padres, estaba feliz por eso, por su reacción.  Puse mis manos en mi vientre, aún sentía que era irreal el saber que había un bebé ahí. Eros me envió un mensaje donde me decía que se encontraba afuera de mi apartamento así que tome mi bolsa y salí, aproveche que las chicas no se encontraban en casa.

Camine hasta el auto, Eros estaba apoyando en la puerta del copiloto, sonrió al verme, me acerque y lo saludé con un beso.

—Hola, mujer preciosa.

Eros me abrazo y puso sus brazos sobre mi estómago, sonreí porque ahí estaba nuestro bebé y él no tenía ni la mínima idea.

Él no sabía que ahí estaba creciendo una parte de ambos.

—Hola, guapo.

—Vamos. —Besó mi frente mientras abría la puerta del copiloto y yo subía al auto.

Puse mis manos en mis piernas, sentía que me estaban sudando de los nervios.

—Em, Eros.

—Hice una reservación en tu restaurante favorito.

—Tenemos mucho que celebrar.

—Sí, tenemos que celebrar —Susurré, sentía el corazón en el estómago, estaba nerviosa.

—Claro, que tenemos que hacerlo, hoy cumplimos un año y cuatro meses juntos, Gin.

Con todo esto de el embarazo lo había olvidado, Eros beso mi frente y yo cerré los ojos, mientras sentía las palabras atoradas en mi garganta. No sabía cómo decirlo.

—Brindemos.

—No quiero beber alcohol —Susurré, yo viendolo.

—¿Por? —Alzó una ceja.

«Por qué estoy embarazada» Esas palabras estaban atascadas.

—No me he sentido bien —Le dije.

Finge que me odias Donde viven las historias. Descúbrelo ahora