Capítulo diecinueve.

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Dejen su presente <3

Ginger.

Años atrás

Mis ojos parecían estar tirando rayos lásers, nos encontrábamos en un bar, las chicas me habían convencido de salir con ellas, Lyssa invito a Eros y era algo incómodo ver cómo las chicas se comían con la mirada a mi novio.

—¿Sucede algo, Gin? —Kinsey me preguntó, con cierta confusión en su rostro.

—Eh, no. —Deje de ver a Eros, quien estaba tomando un trago de su cerveza.

Lyssa se sentó a lado de mi.

—¿Vendrá tu novio?

Eso pareció llamar la atención de Eros ya que nos vio de inmediato.

—¿Tienes novio? —Se hizo el desentendido.

—Ajá. —Le reste importancia, noté como el esbozaba una media sonrisa.

—¿Alguien tiene la suficiente paciencia para soportarte, rubia?

Rodeé los ojos.

—Sí, supongo que si. ¿Y a tu, tienes alguien que tenga la paciencia suficiente para soportarte?

—No, pero no necesito a nadie que me soporte.

—Claro. —Le dije.

—Eros no busca compromiso. —Lyssa me sonrió.

Ajá, claro.

—¿No te van las relaciones? —Interrogué, él alzó una de sus cejas y sonrió.

—No, no me van, o eso creo yo, pero puede ser que alguien llegue y me dome.

—Clarooo —Alargué la o y bebí un trago de mi margarita, él me sonrió.—Veamos si alguien es lo suficiente valiente como para querer estar contigo.

Él me reto con la mirada, haciéndome reír. Un chico choco conmigo causando que su bebida cayera en mi vestido, gruñí de inmediato y me levanté limpiandome con servilletas.

Eros miró mal al chico y al parecer se contuvo para decirle algo.

—Ahora vengo, iré a limpiarme. —Avisé mientras caminaba hasta el servicio, abrí el grifo y moje un poco mi mano mientras la pasaba por el vestido.

Al salir me encontré con Eros recargado en la pared y me di cuenta que atraía la mirada de todas las chicas.

Fruncí las cejas y me acerque a él.

—¿Que haces aquí?

Se acercó a mi y puso una de sus manos en mi cintura, atrayendome más a él.

—No es nada agradable ver cómo los chicos te ven —Susurró, besándome la comisura de los labios.

—Bueno tampoco me gusta ver cómo todo mundo te observa. —Susurré inhalando su olor.

Eros beso mis labios con suavidad, mientras me apretaba contra él.

—Debemos de regresar con los demás.

—Si, deberíamos. —Se alejo de mi y beso mi frente.

—Mantente lejos de las chicas. —Le pedí.

—Mantente lejos de los chicos.

—Prometido. —Alcé mi mano y él me sonrió.

Al regresar a la mesa, las chicas se encontraban riendo.

Finge que me odias Donde viven las historias. Descúbrelo ahora