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—¡Lo siento, llego tarde!—exclamó Grusha llegado a la entrada donde estaban los demás—Swablu no quería salir así que lo tuve que guardar en su pokeball.

En la entrada estaban Félix, Andrea, Mariah, t/n y ahora Grusha.
Mariah llevaba a su dedenne en el hombro, Félix tenía un fidough a sus pies y Andrea tenía un hoppip volando a su lado.

—Descuida Grusha, no pasa nada—le restó importancia Andrea—, yo también llegué dos minutos tarde.

—No es lo mismo llegar dos minutos tarde a diez minutos—se rascó la nuca y sonrió—. Pero bueno, no tengo mucho tiempo. A las tres tengo que ir con mis padres para mis clases de snowboard.

—¿Haces snow?—preguntó t/n curiosa.

—Hace dos años mi padre decidió apuntarse a clases de snowboard y me preguntó si en mis ratos libres quería. Yo le dije que sí y los sábados damos clase de cuatro a seis en Sierra Napada—explicó él.

—¡Increíble! Yo no encuentro ningún deporte que me apasione—dijo Mariah.

—Yo de pequeña daba ballet—comentó la castaña—, pero al crecer lo dejé.

—Curioso, yo doy fútbol en una academia y algunos sábados tenemos partido, pero hoy no—dijo Félix—. De todas maneras solo soy reserva usualmente.

—¿Y tu t/n?—preguntó Andrea—¿Haces o hacías algún deporte?

—¿Comer vale?—comentó la mencionada. Los demás soltaron una risa. T/n los miró confusa—¿Qué pasa?

—Nada, comer también vale—rió el más alto.

—Bueno, ¿a donde vamos?—preguntó la rubia mirando a todos— Ahora qué t/n ha dicho lo de la comida me recuerda a que no he desayunado.

Grusha se ajustó la bufanda que llevaba.
T/n supo que era la que compró el otro día porque recordaba ver bufandas iguales en la tienda a la que fue con Mariah.

—¿Os parece si vamos al restaurante de al lado de la heladería? No sé cómo se llama pero la tortilla de patatas de ahí está buenísima—propuso Félix.

—Me parece bien—aceptó el del moño azul—¿Vosotras queréis?

Las tres chicas aceptaron. T/n lo hizo más que nada para no incomodar.

Fueron caminando por la plaza hablando (t/n escuchando más que nada) hasta encontrar el restaurante. Se sentaron en una mesa y esperaron al camarero.
Estaban t/n y Mariah en un lado de la mesa, Félix y Andrea en el otro y Grusha en el extremo.

El camarero llegó al poco tiempo y les dió tres menús.

—Deberíamos probar la tortilla—decía uno.

—Yo prefiero patatas bravas—decía otra.

—¿Y si pedimos hamburguesas?—preguntaba otra.

Al final pidieron dos pizzas grandes.

Mientras comían hablaban de sus vidas.

—¿Y tú Félix, en qué curso estás?—curioseó Mariah mientras comía una rebanada de pizza.

—Estóy en penúltimo curso—admitió—, no como vosotros. ¿Estáis todos en último curso?

Los demás asintieron.

—Pareces más mayor—dijo t/n.

—Es solo por mi altura.

—¿Hace cuánto que os conocéis?—preguntó Mariah mirando a Félix y a Andrea.

La castaña dejó la porción de pizza en su plato.

—Nos conocimos el año pasado al principio de curso—habló ella

—Si, yo me perdí en la academia porque llegué nuevo desde Hoenn—le interrumpió él.

—Ay calla, déjame hablar. Como decía, el se había perdido y me pidió ayuda para encontrar el laboratorio de biología. A partir de entonces comenzamos a hablar y una cosa llevó a la otra y pues, aquí estamos—terminó de contar.

—Ojalá duren—dijo t/n mirando su trozo de pizza sin mucho apetito.

—¡Gracias!—respondieron la pareja a la vez. Después de eso soltaron una risa.

—Llevamos casi un año juntos—dijo Andrea.

—Un año, se dice pronto—rió el de pelo azul.

Mariah mordió la pizza y al retirar el trozo el queso se estiró y quedó colgando.

T/n ahogó una risa e hizo sin querer un ruido raro. Grusha escuchó ese ruido y soltó una risa floja. La del gorro verde lo miró directamente a los ojos por una vez. Según ella eran unos ojos muy bonitos, azules con la parte de abajo amarilla.

Ella apartó la vista.

Volvió a mirar a su amiga Mariah que aún batallaba con el queso.

—De verdad que no puede ser—dijo la rubia cuando por fin se zafó del queso de la pizza. Se recolocó el lazo negro y tomó un todo de jamón y se lo dio a su dedenne—, que queso más peleón.

—Pues no te lo vas a creer pero una vez Félix y yo estábamos comiendo y...—Andrea estaba hablando pero fue interrumpida.

La interrupción fue de houndour, que se había subido a la mesa y se estaba comiendo la pizza de t/n.
Ella rápidamente se levantó, lo tomó el brazos y lo bajó de la mesa.

—¡Perdón! ¡Lo lamento mucho!—se disculpó la del gorro verde mandando a sentar a su pokemon—¡No volverá a pasar lo juro!—miró ligeramente enfadada a houndour.

—No te preocupes t/n—dijo el de cabello azul restándole importancia—, nos pasa a todos.

T/n agachó la cabeza y susurró de nuevo unas palabras de disculpa.

Terminaron de comer, pagaron y fueron a la plaza a sentarse en un banco a charlar. De un momento a otro Mariah soltó un grito.

—¿Qué pasa, por qué gritas?—preguntó asustada t/n.

—Era un grito de emoción—dijo la rubia.

—¿Emoción por qué?—tambien preguntó Félix.

—¡Por qué hay un puesto de crepes!—exclamó señalando a un puesto ambulante.

En el puesto una mujer estaba sirviendo unos crepes con chocolate a unos niños pequeños que iban con sus padres.

—¿Os apetecen unas crepas?—preguntó Andrea con curiosidad— Porque a mi si.

A Félix se le hizo la boca agua de solo pensar en los crepes.

—Por favor decid que si.

Mariah asintió y Grusha sonrió y también asintió.

—¿Y tu t/n?—pregutnó el de la bufanda.

—Hm vale—respondió

Félix dió un salto de felicidad.

—¿De que los queréis?—preguntó él— A esto invito yo.

Cada uno pidió un crepe. T/n lo pidió de fresa, nunca lo había probado y se le antojaba.

Los cinco comieron entre animada conversación. Los pokémon jugueteaban entre ellos.

Tras un rato Grusha tuvo que irse así que los demás fueron recogiéndose.
T/n se despidió de ellos y regresó a la academia. En su cuarto se desplomó en la cama y sonrió mirando al techo.

—No ha sido un mal día.





Suelo actualizar los viernes pero hoy es domingo.

Lamento la tardanza, he tenido cinco cumpleaños en dos días y he ido de fiesta en fiesta y no tuve tiempo de actualizar.

||Compañeros|| Grusha x tu [pokémon escarlata y púrpura]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora