||Compañeros|| Grusha x tu [pokémon escarlata y púrpura]

28

T/n estaba sola caminando por un nuevo centro comercial que habían abierto en ciudad Meseta yendo de tienda en tienda.

No le gustaban para nada los centros comerciales pero quería comprar regalos de navidad para sus padres, para Grusha y para los padres de este y después de recorrer todas las tiendas de la ciudad había acudido al centro comercial como último recurso.

Tenía ya una bolsa con varios regalos pero le faltaban algunos aún.

El sitio estaba lleno de gente, y más aún ese domingo antes de nochebuena. Todo el mundo quería comprar los regalos de navidad que habían dejado para el último momento, como ella.

—Ay... Debí comprarlo todo hace varias semanas...—se lamentó mientras se abría paso entre una familia que ocupaba todo el pasillo—Disculpen...

Ella entró a una tienda de libros y demás a ver si encontraba algo para su padre. Se perdió en los pasillos de la gran tienda mientras veía los libros, pensando en que podría comprar cuando algo llamó su atención.

Era un libro sobre la historia del snowboard. Lo tomó entre sus manos y lo miró un poco.
Era perfecto para Grusha así que se lo llevó consigo. Ahora Grusha tendría dos regalos porque ya había comprado algo para él.

Iba por el pasillo, buscando ahora sí algo para su padre cuando vió de lejos una cara conocida.

—¿T/n?—dijo la cara conocida con una voz conocida—¿Eres tú?

La chica había tratado de evitar contacto pero ahora se veía en la obligación de contestar.

—¿Félix?

El mencionado se acercó y le estrechó la mano a ella.

—¡Que sorpresa verte por aquí!—comentó con rostro sorprendido.

—Lo mismo digo, ¿Vienes a comprar los regalos que has estado evitando comprar estás últimas semanas?

—No.

—Yo si.

—He venido a hacerme un auto regalo. Llevo un tiempo triste y mi madre me dijo que me comprase algo para alegrarme—mostó un libro de ciencia ficción que tenía en una bolsa.

—¿Sigues triste por Andrea?—preguntó directamente t/n con curiosidad.

—Si, no puedo superarla. La quiero demasiado, aunque sé que esto de quedarme estancado en el pasado no es bueno...

—Te entiendo.

—¿Y como te va todo? ¿Tienes ya trabajo?—trató el pelinegro tratando de sacar tema de conversación ya que sabía que la chica no era muy dada a hablar por si sola.

—Si, en cuanto salí de la academia mi padre me dio trabajo en su tienda.

—Dime la dirección e iré alguna vez a pasarme por allí a verte—dijo él amablemente. T/n le dijo la dirección de la tienda y el chico la apuntó en su teléfono—. Yo aún no tengo trabajo... Estos meses han pasado muy lentos y a penas he salido de mi cuarto. ¿Cómo está Mariah?

Eso le dolió a t/n en el corazón. Quería ver a Mariah, hablar con ella pero no podía.

—Está estudiando en el extranjero. He tratado de contactar con ella pero no lee mis mensajes y no le llegan mis llamadas...

—Quizá...—Félix se llevó la mano al mentón, pensando en que decir—¿Y si se le ha estropeado el teléfono o se lo han robado?

—Oh, no lo había pensado... Creí que solo no quería hablar conmigo.

—Seguro que si no te responde es por algo como eso.

—Tiene sentido.

—¿Y cómo te va con Grusha? Según el me ha contado muy bien, que estáis muy enamorados pero en fin.

—Si, nos va bien. Hablamos siempre que podemos, nos vemos cuando tenemos tiempo libre... Nos va bien.

—Me alegro, solo quiero pedirte una cosa.

—¿El qué?

Félix la miró directamente a los ojos y se quedó un momento en silencio.

—No lo dejes ir, si pasa algo lucha por él.

Esas palabras hicieron reflexionar a t/n. No se había parado a pensar en si algún momento podría tener problemas en su relación pero era normal discutir de voz en cuando. Por suerte aún no había pasado y no quería que pasase.

—Está bien, procuraré hacerlo—dijo al fin con una sonrisa.

—Grusha ha sabido elegir bien. Bueno te dejo, seguro estarás ocupada—le devolvió la sonrisa, se despidió con un gesto y se alejó de ella.

La chica pensó un momento. No esperaba ver a Félix de nuevo, pero le había dejado con una buena sensación.

Tras un rato más en la tienda encontró un libro perfecto para su padre, pagó los libros y salió de allí. Luego compró algo de ropa para su madre y la de Grusha y ya con todos los regalos se fue del centro comercial.

Se detuvo en una calle, sola y aliviada de ya no estar entre tanta gente. Miró su teléfono y vió la hora. Debía volver a casa a envolver los regalos para que el día siguiente estén listos así que a paso rápido caminó por la ciudad y finalmente tras un buen rato llegó a su casa.

No había nadie en casa a parte de ella. Su padre estaba trabajando y su madre seguramente estuviera en el supermercado comprando para la cena de Nochebuena.

Fue a su cuarto y de un armario sacó un rollo de papel de regalo con motivos navideños y empezó a envolver la regalos. A demás, con un rotulador negro permanente iba colocando los nombres de a quien iba cada regalo para no olvidarse ni equivocarse.

Cuando estuvo todo listo guardó los regalos y lo que quedaba del papel de regalo en su armario para que sus padres no los encontrasen aún.

Su madre llegó del supermercado y la llamó.

—¡T/n!—gritó desde la otra punta de la casa—¡Ayúdame a guardar la compra!

Ella fue a ayudarla y estuvieron conversando un rato. Bueno, más hablaba la madre que la hija.

Ya en la noche llegó el padre del trabajo y nada más llegar se fue a ver la televisión.

—Papá—lo llamó t/n desde la puerta del salón—, mamá dice que vengas a cenar.

—Hija mía, no tengo hambre y no me encuentro muy bien, no voy a cenar.

La chica se preocupó un poco pero pensó que quizá solo estuviera cansado.

—Bueno...—regresó a la cocina, se sentó en su silla y miró a su madre— Mamá, papá dice que no se encuentra bien y que no va a cenar.

La madre le devolvió la mirada poniendo los platos de comida en la mesa.

—Ultimamente siempre se encuentra mal. Temo que le pueda pasar algo.

—Quizá solo está cansado por el trabajo.

—O quizá está incubando una enfermedad.

—Ay no...

—Seguro solo es una gripe.

Las dos comieron en tiste silencio. Un silencio solo roto por la televisión que su padre estaba viendo en el salón.