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Unos meses después de la graduación, Mariah seguramente ya se habría ido a Galar y no había noticias de ella.

T/n comenzó a trabajar en la tienda de su padre como cajera y Grusha comenzó como pinche en un restaurante.

Estaba por empezar septiembre.

Ese día t/n tenía libre así que estaba en casa, hecha bolita en su cama.

Sus padres estaban en la casa, cenando pero ella no tenía hambre. Llevaba trabajando varios meses pero estaba deprimida por no poder ver mi hablar con Mariah. Le había mandado mensajes y la había llamado pero no obtenía respuestas.

—T/n cariño, ven a cenar—la llamó la madre.

—No tengo hambre mamá...

—T/n vamos, debes comer.

—Mama...

—Hoy tu madre ha hecho tú pizza favorita—dijo el padre.

T/n ya lo sabía por el olor, y quería comer pero no tenía hambre. Finalmente sus ganas de comer le ganaron, así que se levantó de la cama y a paso pesado fue a la cocina.
Se sentó en una silla y tomó un trozo de pizza.

—En unos días es el cumpleaños de Grusha ¿verdad?—preguntó la madre.

T/n asintió.

—¿Y que le vas a regalar?—curioseó el padre.

—Hm... Me dijo que se le había roto su bufanda favorita...

—¿Y si le compras una?—dijo el hombre.

—Mejor, ¿Y si le haces una?—dijo la madre.

T/n se llevó a la boca la pizza. Tras tragar siguió hablando.

—He descuidado un poco mis las clases de tejer de la abuela... He estado ocupada con el trabajo...

—¿Y si mañana vas con la abuela? Seguro que ella te ayuda con el regalo—dijo la madre.

La chica lo pensó.

—Está bien.

Tras comer regresó a su cuarto en silencio y oscuridad. Encendió su teléfono y comenzó a escuchar música.
Se quedó dormida sin darse cuenta.

Al día siguiente fue a casa de su abuela que estaba a solo unas calles de distancia.

Llamó a la puerta y le recibió una anciana.

—¡Hola t/n cariño, que sorpresa verte por aquí! ¿Qué te re ofrece?

—Hola, necesito tu ayuda con una cosa.

La anciana se apartó de la puerta y la dejó pasar.

—Adelante, lo que necesites.

T/n entró. Era una casa agradable a la vista y con olor a lavanda.
La abuela se sentó en una mecedora y la chica se sentó en el sofá.

—Te cuento abuela. Quiero hacerle un regalo a mi novio, una bufanda.

—¿Tienes novio? ¿Y por qué una bufanda? Aún es verano—se extrañó

—Eh si, tengo novio y él usa bastante las bufandas, va bastante a Sierra Napada a hacer snowboard. Me dijo que se le había roto su bufanda favorita y pensé en hacerle una.

—Asi que quieres tejer. Últimamente no has venido a tus clases.

—He estado ocupada...—fue una verdad a medias.

—Bueno, en esa caja de ahí hay lana—señaló una caja que había bajo una mesa—, aunque solo me queda azul oscuro, granate y un poco de blanco. Seguro que podemos hacer algo interesante para tu novio. Por cierto, ¿Cómo se llama?

—Grusha, se llama Grusha.

—Genial. Coge las agujas y comencemos a tejer.

T/n hizo caso y entre las dos consiguieron hacer una larga y grande bufanda azul con una raya granate y con una pokeball en un extremo.

La chica la tomó entre sus manos y la observó.

—Seguro que le encanta—dijo ligeramente emocionada al ver su obra maestra. La guardó en una bolsa y abrazó a su abuela—, gracias por ayudarme.

—No hay de que. Si quieres comer algo toma lo que quieras de la nevera.

T/n fue a la nevera y tomó un poco de chocolate, no demasiado para no abusar de la hospitalidad de su abuela.

—Me vuelvo a casa. Si necesitas algo llámame—se despidió la chica.

—Está bien t/n, regresa cuando quieras—le sonrió y t/n salió por la puerta.

Caminó hacia su casa. Era domingo, su padre estaría trabajando y su madre estaría en casa.

T/n entró en casa y dejó la bolsa con la bufanda escondida por si invitaba a su novio a la casa antes de su cumpleaños.
Se tumbó en la cama.

Le llegó un mensaje de Grusha.

"Hola t/n, tengo un rato libre. ¿Querrás venir a mi casa por mi cumpleaños. Estarán solo mis padres y yo"

T/n respondió tan rápido como vió el mensaje.

"Claro, ¿El miércoles verdad? Después de trabajar me pasaré por allí"

Tras unos segundos le llegó la respuesta.

"Sip. Tengo que volver al trabajo, te quiero <3"

"Yo también te quiero"

Apagó el teléfono. Era por la tarde y quedaba todavía un rato para que regrese su padre.

Se fue a la cocina y abrió la nevera. Quedaba casi media pizza del día anterior así que la calentó en el microondas.
Cuando estuvo caliente se sentó frente a la mesa y comenzó a comer sola.

Entonces llegó su madre.

—¡T/n!

—¿Qué pasa mamá?—preguntó con la boca llena.

—¿Qué te he dicho de comer entre horas?

—Perdón, tenía hambre...

—Bueno... Hemos tenido esta conversación muchas veces. Deja la pizza en la nevera, te la comerás para cenar.

—Está bien...—tomó el plato y lo guardó en la nevera. Tras un rato llegó su padre agotado. T/n se acercó a él cuando se sentó en el sofá—Hola papá.

—Hola t/n... Hoy estoy muy cansado, no voy a cenar.

Entonces llegó la madre.

—Debes comer algo. ¿No crees?

—Mamá tiene razón, deberías comer. Aún queda pizza—dijo t/n.

El hombre negó.

—No tengo hambre, voy a ver un poco la televisión y ya me acostaré—tomó el mando de la televisión y la encendió—. Cenad vosotras.

—Hm... Vale... Mamá, ¿Ya puedo comerme la pizza?—preguntó la chica.

—Está bien—se rindió la madre—luego recoge la cocina, que no hay mucho que recoger.

T/n cenó sola y en silencio y luego recogió los platos y vasos que había para fregar.

Luego se fue a la cama, deseando que llegase el miércoles.

||Compañeros|| Grusha x tu [pokémon escarlata y púrpura]Wo Geschichten leben. Entdecke jetzt