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—¡T/n! ¡Tengo noticias!

La chica acababa de salir del trabajo y solo tenía ganas de llegar a su casa, cenar y dormir pero su Grusha la había llamado por teléfono. Ese día él había tenido la competición de snowboard.

—¿Que pasa amor?

—He hablado con Lázaro y con el resto del equipo de la competición de snow y el jefe, el mandamás me quiere fichar para competir de forma profesional—había dicho todo eso rápido y juntando las palabras. A su novia le costó descifrar que había dicho, más porque ella estaba cansada pero algo había entendido.

—¿Y has aceptado?—preguntó ella tras unos segundos de procesar.

—¡Obviamente! Aunque tenga que dejar mi trabajo, tengo la oportunidad de dedicarme a lo que me apasiona, estoy muy emocionado. Lázaro me ha dicho que sabía que yo tenia talento pero no sé esperaba que me quisieran fichar tan pronto.

—¡T/n!—dijo una voz conocida que parecía estar al lado de Grusha.

—¿Grusha, con quién estás?—preguntó t/n curiosa mientras caminaba por la calle hacia su casa.

—Ah, con Lázaro, en un bar. Estamos festejando mi victoria y mi nuevo trabajo.

—¡Saludos t/n!—habló Lázaro—No te preocupes, yo te cuido bien al canijo de Grusha. Estamos tomando un poco pero te lo cuido bien.

—Gruhsa, ¿Estas tomando alcohol?—curioseó la chica. A ella no le gustaba el alcohol pero no podía evitar que su pareja tomase.

—Solo por hoy amor, no te preocupes no me volveré un adicto—se escuchaba de fondo el bullicio del bar y algunas risas provenientes de su compañero y maestro—, tengo se cortar la llamada. Espero que llegues bien a casa y que descanses.

Entonces se cortó la llamada.

T/n suspiró y siguió caminando.

Días más tarde, ella estaba en su casa, descansando. Había tenido unos días difíciles, unos clientes de nuevo querían hablar con su superior (su padre) porque querían comprar allí un producto que no vendían y amenazaron con denunciarlos. T/n sabía que no podían hacer nada pero de todas formas era agotador.
Estaba en el sofá, en pijama con houndour sobre su regazo cuando alguien llamó al timbre, sobresaltándola.
Su pokémon saltó al suelo y fue corriendo frente a la puerta.

T/n adormilada se levantó y fue a abrir la puerta, suponiendo que era su madre que se habría dejado las llaves o algo así.

Sin embargo, no era su madre ni su padre.

Era Grusha.

—Oh hola amor, ¿Que haces aquí?—preguntó la chica ligeramente extrañada—¿Hoy no trabajas en el restaurante?

—Acabo de renunciar para dedicarme al snow—houndour jugaba con los pies de Grusha.

—No me has avisado de que ibas a venir aquí—la chica se apartó de la puerta para que su novio pasase a dentro. Este así lo hizo. Luego t/n cerró la puerta.

—Queria verte—dijo abrazándola.

—¿Estas bien?

—Si, solo quería verte—la estrechó contra el un poco más fuerte pero sin llegar a hacer daño.

—Esta bien.

—Te amo t/n.

—Yo a ti también Grusha.

Houndour saltó sobre ellos, haciendo que perdieran el equilibrio y cayeran al suelo.

—¡Hound tranquilo!—rió el de cabello azul quitándose de encima al pokémon.

—Lo siento, lleva mucho sin combatir y parece que está inquieto o quiere jugar.

—¿No combates desde que dejamos la academia?

—No me gustan los combates...

—Acabo de acordarme de algo—se levantó del suelo y comenzó a caminar a la salón. T/n lo imitó.

—¿De qué?

—Cuando fue mi primera competencia de snow al final no fuimos a ver el combate de César.

—¿Quién era César?—preguntó extrañada. Realmente no sabía de quién hablaba.

—El líder de tipo hielo, de Sierra Napada.

—¿Que tiene que ver eso ahora?

—¿Te apetece ir?

—Está un poco lejos.

—Cierto, pero aún es muy temprano por la mañana, nos da tiempo. A demás, hoy no trabajas y mañana tampoco.

—Hm... Bueno, está bien. Solo deja me cambio de ropa.

Grusha comenzó a jugar con houndour mientras t/n iba a su cuarto a cambiarse. Poco después salió del cuarto ya vestida y con una bolsa con varias cosas.

—¿Ya estás lista?

—Si.

—Estás hermosa—la halagó con una sonrisa boba.

Las mejillas de ella se colorearon ligeramente de carmín. No se acostumbraba a que un chico le dijese piropos.

—Gracias...—houndour rodaba por el suelo frente a ella, provocando unas risas— Hound, te voy a guardar en tu pokeball, espero que no te importe.

El pokémon asintió y la chica lo guardó en la pokeball.

—¿Nos vamos?

—Claro.

Los dos salieron de la casa y llamaron a un taxi volador.
Cuando esté llegó subieron y tras largo trayecto llegaron a sierra Napada.

Al bajar del taxi se les hundieron los pies en la nieve.

—Brrr que frío—Gruhsa frotó sus manos y se ajustó la bufanda azul y roja que le regaló su novia.

Estaban yendo al gimnasio cuando escucharon un ruido.

—¿Qué ha sido eso?—preguntó t/n mirando hacia los lados.

—Parecia un quejido.

—¿Crees que pueda haber alguien herido?

—¿En la nieve? Sería peligroso—se volvió a escuchar el quejido un poco más fuerte. Grusha giró su cabeza hacia donde venía el ruido—, viene de por allí. Vamos a investigar.

Los dos caminaron algunos metros guiándose por el ruido. Finalmente llegaron a un montón de nieve. Parecía que de ahí llegaba el sonido.

—Parece que viene de aquí. A lo mejor hay algo aquí abajo—ella se agachó y comenzó a escarbar en la nieve. Debajo de toda esa nieve había un pokémon, un cetoddle que parecía estar allí tanto tiempo que la nieve lo había cubierto.

El pokémon estaba herido de gravedad, usaba sus pocas energías para pedir ayuda pero nada ni nadie excepto t/n y Grusha se habían acercado en mucho tiempo.

—Oh no, pobrecito algo lo ha atacado. ¿Está solo? Parece muy pequeño—dijo Grusha terminando de quitar la nieve de encima suyo.

—A lo mejor al estar herido lo abandonaron.

—Hay un centro pokémon cerca pero no podemos llevarlo a cuestas, pesa mucho.

—¿Tienes una pokeball libre?

—Si, ¿Por qué?

—Puedes capturarlo y llevarlo al centro a que lo curen.

—Buena idea—sacó de su bolsillo una pokeball libre y la acercó al pokémon que se quejaba—, pequeño cetoddle te voy a capturar por tu bien, te llevaremos a un centro pokémon para que te curen.

Tocó al pokémon con la bola y entró en esta. Finalmente lo capturó. El pokémon no se había resistido porque no le quedaban fuerzas para hacerlo.

—¿Donde quedaba el centro pokémon?

—Por allí—el señaló una dirección.

Cuándo llegaron al centro curaron al cetoddle y se encontraron a alguien a su lado comprando en la tienda, un hombre mayor. T/n se atrevió a preguntar algo en voz alta.

—¿Tu eres César?

||Compañeros|| Grusha x tu [pokémon escarlata y púrpura]Where stories live. Discover now