Midnight's Deep Submission

III

La casa de Nemuri Kayama, la heroína Midnight, solía ser un lugar vacío y gris para la mujer. Su residencia era grande, lujo que se podía costear gracias a su trabajo heroico, pero su soledad atentaba contra ella gracias a su solitario hogar.

Las vacaciones no las esperaba con esa euforia jovial que era un símbolo de ella, en cambio, la misma rutina aburrida de llegar a casa y no hacer nada. Esperaba con ansias salir y no tener que estar en ese hoyo de infelicidad que tanto detestaba.

Nemuri Kayama era una fiel creyente de la leyenda del hilo rojo del destino, esperando pacientemente y buscando a ese ser que la abrazaría con amor y lealtad en cada ámbito de su vida, siendo reducido a un simple deseo para escapar de sus tormentos que la inquietaban.

Pero ahora, ya no era así.

Su hogar se había transformado en un nido de calor y cariño donde ella se podía refugiar del mundo exterior. El caballero con el que tanto soñó por fin estaba ahí, iluminando su corazón y sus alrededores.

Izuku Midoriya, el aspirante a héroe el cual es alumno de Midnight, era quien había enamorado el necesitado corazón de la heroína +18.

Inesperadamente, todo lo que Nemuri consideraba vacío o casi innecesario de hacer, se volvió una prioridad de la que debía poner su máximo esfuerzo y empeño, todo gracias a su pareja, quien poseía altas expectativas de ella.

"Nemuri, siéntate." El chico de cabello verde, sin camiseta y solo con unos pantalones oscuros, palpó su muslo mientras observaba a los ojos de su novia. Nemuri obedeció sin cuestionamientos. Se sentó y un beso humedeció una zona de su cuello. "Me preocupa que el collar resulte incómodo, no me gustaría verte inconforme con algo que no quieres." Izuku parecía tan desinteresado como interesado. Su voz era potente, recta y sincera. Nemuri juntó sus manos sobre su falda blanca y respondió sin apuros:

"No tengo ninguna incomodidad con mi collar; me gusta." Ronroneó con una sonrisa juguetona. Es agradable de ver la confianza y conexión de la linda pareja.

Nemuri ahora parece amar aún más el hecho de vivir.