VIII

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Un feliz día de primavera con un vestido blanco, descalza, leyendo un libro y viendo a Izuku regar el jardín es lo que necesita Nemuri Kayama para sentirse tranquila y amada.

Los músculos de Izuku al estar sin camisa eran pulidos por los rayos del sol, sumado a un negro pantalón, creaba una gran vista para la mujer de cabello negro, quien mordía levemente sus rojos labios.

El pequeño árbol de naranjas que Nemuri plantó hace un par de años se había convertido en un gran y fuerte de árbol que producía deliciosas naranjas que luego eran cosechadas por ella. Con la llegada de Izuku a su vida, el pie del naranjo se convirtió en uno de los lugares más románticos para Nemuri.

"¿Qué tal si lo escalamos?" Izuku habló en voz alta, cerrando la llave de la manguera. Nemuri cerró su libro y lo pensó un segundo.

"Sí, no lo hemos hecho nunca, ahora que me doy cuenta." Nemuri se acercó al árbol y reposó su mano en el tronco. Izuku se subió a una de las ramas más resistentes y cargó a Nemuri, quien se puso de puntitas para alcanzarlo.

Izuku escaló unas cuantas ramas seguido de Nemuri y lograron ascender hasta un hueco en el que faltaban hojas.

La residencia de Nemuri Kayama se encuentra en un barrio a los pies de una montaña, cuya estructura no es propensa a derrumbarse, lo que fue aprovechada para hacer residencias de lujo que ofrecen hermosas vistas a la ciudad, vistas que Nemuri, siendo cargada por Izuku, apreciaba ahora junto a él.

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Hay una pequeña analogía entre el árbol y el pasado solitario de Nemuri con el presente y su relación amorosa con Izuku.

Midnight's Deep SubmissionWhere stories live. Discover now