XIV

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Midnight vio como Izuku y Shinsou se retiraban a hablar, mientras que ella se quedó sola en el aula. Claro que su pareja le dio un beso en la frente antes de irse, pero su extraña ausencia comenzaba a desesperarla. Esa sensación de estar vacía inundaba su cuerpo una vez más. Se calmó así misma.

"No, eso ya pasó."

Con un suspiro, arregló el escritorio de profesores correspondiente a la clase y acomodó el aula mientras esperaba a Izuku. La hora de salida había sido hace unos minutos, no obstante, Midnight sabe que Izuku vendrá exactamente al mismo lugar donde la dejó.

Estaba molesta por ser interrumpida mientras jugaba con Izuku. No se puede quejar del todo, ya que eso claramente no está permitido y mucho menos en la U.A.

"Sólo quiero que regrese."

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Izuku ha notado a Nemuri más inquieta de lo normal. Le insiste en salir más, en entrenar, en salir a correr, etc. Él le ha explicado que harán cada una de esas cosas, pero que se tomara todo con más calma, debido a que por el horario de las pasantías no estaría mucho tiempo en casa.

"¡Lo quiero hacer ahora!" Exclamó, muy molesta, la heroína.

"Te estás comportando muy inmadura."

"¿Acaso tú tampoco lo eres?"

"Depende." Y cerró su libro. Se levantó y se acercó a Nemuri. Ella evitó que llegara manteniendo sus brazos extendidos. A Izuku no le importó, la tomó de la cintura y le dio un beso. Nemuri se estaba resistiendo, pero terminó cayendo ante el placer, aferrándose a Izuku en un abrazo.

"Verás que volveremos a la acción, solo espera a que terminen las pasantías como te dije, ¿okay?" Él no la soltó de su agarre y besó la frente de la mujer.

"Está bien..." Replicó Nemuri, cerrando los ojos en su abrazo.

Esa tarde, Izuku tuvo que irse a hacer sus prácticas. Nemuri se quedó sola en su casa. Quería esa luz que calmaba su corazón. Quería ese hombre dominante y autoritario que le decía mediante actos que ella no era nadie de la forma que a ella le gustaba. Quería que ese hombre abriera la puerta y la tomara con muchos besos como siempre. En su lugar, ella estaba ahí, sola y sentada en una silla viendo la puerta, contando los minutos. Su collar de cuero le recordaba dulcemente que él volvería, pero era incierto cuando.

La casa estaba limpia y ordenada para su regreso. La cama con sábanas limpias para consumar su amor. El jardín muy bien regado para pasarla los dos. El santuario de Nemuri estaba incompleto. Faltaba una presencia.

Ella estaba desesperada. Otra vez todo se volvía gris. La soledad aplastante que odiaba estaba regresando. Su refugio fue el sofá, donde el aroma de Izuku prevalecía por ser su lugar favorito donde echarse.

Terminó dormida, siendo este su medio para ignorar el mundo.

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Midnight's Deep SubmissionWhere stories live. Discover now