XXXV

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Nemuri dio un pequeño bostezo, despertándose de su larga siesta que empezó en su auto y terminó en la cama de Izuku. Hablando de Izuku, él estaba a su costado, aún durmiendo apasible.

Ella lo admiró durmiendo. Su cabello verde regado por toda su almohada, junto a su brillante rostro que la hipnotizaba. Sus fornidos y gruesos brazos y manos que la tomaban en momentos tantos íntimos como románticos.

No quiso despegarse de la escena, así que procedió a enredar su brazo con el de Izuku, gozando de una calidez física por los guantes y seguridad de estar a su lado. Se sentía de esa forma; segura. Él la hacía sentir segura, aunque él yaciera dormido.

Ella estaba acostada de lado e Izuku durmiendo bocarriba. Sonrió instintivamente. Ver a ese hombre fuerte, musculoso, dominante y amoroso descansando, luego de darle tanta atención y consentir a su mujer; ella.

Cerró sus ojos. Todo era perfecto. De alguna forma, él era un milagro. Algo que casi nunca sucede. Quién sabría que a esa edad encontraría su anhelada paz luego de tanto desamor, incomodidad y tiempo. Lo bueno era que lo había encontrado. Su hombre indicado. Y ella debía ser su mujer indicada.

Siempre se lo agradecía. De una u otra forma, quizás con unas dulces galletas de almendra como desayuno o vestirse como él quisiera, y éso, que aún sin tener que agradecerle algo, ella lo haría.

Quería darle una sorpresa a su estilo. Era su aniversario de pareja, ¿cómo no hacerlo? Es vital y sano para la relación. Se aferró más a él. Sentirlo cerca. Depositar su amor con su presencia y cariños.

"¿Nemuri...?" Izuku se sobó un ojo con un dedo.

Su objetivo no era cien porciento despertarlo, tan sólo disfrutar de su presencia. Ella lo miró con ojos suplicantes.

"Dime, ¿sucede algo?"

Con exactamente esas tres palabras, él le hacía olvidar a Nemuri todo su mundo alrededor. No importaba que Inko estuviera en la misma casa, al fin y al cabo, no le importó lo mismo cuando ella misma estuvo gimiendo como prostituta anoche y en la mañana.

Haciendo círculos con su cadera sobre la cama, Nemuri repasó sus manos por todo su pecho, cargando sus propios pechos y tomándolos por arriba. Izuku puso su mano sobre uno de sus muslos.

Nemuri, sonriendo pícara, abrió botón tras botón su camisa. Unas bragas oscuras de encaje se asomaron por debajo de los botones restantes. Un bonito panorama para Izuku.

Él se alzó e intentó desabotonae el botón dorado de la falda larga de pliegues que le había dado a su mujer horas antes. Ella rechazó su acción con un pequeño manotazo, habitual en este tipo de situaciones. Izuku sonrió.

Ella terminó de abrir su camisa y se asomó a Izuku para darle un beso, cosa que él evitó cubriendo la boca de la mujer con su mano. En su lugar, la tomó de las muñecas y la puso bocarriba sobre la cama, siendo asaltada con un violento beso.

Hasta hace unos minutos, Izuku estaba durmiendo.

"Eres una pequeña puta." Izuku y Nemuri sonrieron a la par. Ella esperaba su anhelado descubrimiento de falda para deleite de Izuku, cosa que no fue así. Sí, él tenía ganas, pero se estaba reservando para más tarde. En su lugar, se limitó a masajear los grandes pechos de su mujer, liberándole a ella pequeños e insonoros gemidos.

"¿Cómo puedes ser tan tosco y luego tan adorable en... menos de diez segundos?" Aquella pequeña pausa en su diálogo fue para mitigar un inminente gemido.

"Izuku~."

Antes de dar su respuesta, ambos voltearon hacia la puerta.

"Ya son las cuatro y-" Inko se quedó sin palabras.

Sobre la cama, Nemuri estaba abrazando a Izuku, mientras él estaba en cuatro sobre ella con manos en ambos pechos aún con bragas.

Ella sólo cerró la puerta. Era la habitación de Izuku y, ya tiene dieciocho años...

Hm...

~

Oaakjeiaona3i.

Ésto lo tenía que subir en la tarde pero me quedé dormida ajksjaksja.

Midnight's Deep SubmissionWhere stories live. Discover now