QUINCE

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La bronca de mis padres es monumental, pero como sé que tienen razón, no me queda más remedio que aguantar el chaparrón. Por suerte, no hay castigo y me dejan tranquila hasta la hora de la cena. La tarde se me ha pasado volando y necesito ponerme con los deberes cuanto antes si no quiero trasnochar.

Sí, ya. Estoy admitida en la universidad, solo queda un mes para los exámenes finales y, en fin, ya me han quitado la posibilidad de ser valedictorian, así que en teoría no tendría por qué esforzarme tanto, pero no puedo evitarlo. Soy incapaz de no tener la tarea hecha.

Enciendo la luz de mi cuarto y dejo la mochila sobre la cama. Estiro el cuello hasta que cruje y, Dios, qué placer quitarse las zapatillas. Mientras camino hacia el escritorio saco el móvil del bolsillo trasero de los pantalones y reviso las notificaciones. En el bus de vuelta a casa he ido contestando a mis amigos, pero no a Hunter. Sé que sabe lo que ha pasado. Y no porque se lo hayan contado Nil y los demás, sino porque, para variar, @coticreek ha hecho de las suyas.


@coticreek: ¡nuevas y salseantes noticias, querides cotillas! ¿Habéis sido testigos de la MONUMENTAL pelea que han tenido Brody e Ivory en el pasillo? Nosotres no, pero nos la han contado y es muy fuerte. Al parecer, Brody le ha hecho algo a Ivory que le ha sentado mal. ¿Qué creéis que será? La relación entre estos dos no puede estar más tensa. ¡Nos mordemos las uñas, ávidos de información!


Por lo menos esta vez no soy la mala de la historia.

Cambio de planes. Me siento en el banquito que hay bajo la ventana y llamo a Hunter.

No tarda ni dos timbres en contestar.

—¿Iv? ¿Estás bien? ¿Qué ha pasado?

—Esas son muchas preguntas, Brooks —trato de bromear. Sé que no le engaño porque permanece en silencio. Suspiro—. ¿Estás en casa?

No hace falta que le explique nada más. Hunter me cuelga y, segundos después, se ilumina su habitación. Cuando descorre las cortinas de su cuarto, me siento igual que cuando éramos pequeños y nos pasábamos la noche hablando mediante vasitos de cartón conectados con un hilo.

—Ey —saluda, la voz ronca y preocupada—. Un día chungo, ¿verdad?

—Y que lo digas.

Lo que me gusta de Hunter es que jamás presiona. Nunca me pregunta si necesito hablar, porque conoce mis tiempos a la perfección y sabe cuándo estoy lista para contarle algo y cuándo necesito que me apoye en silencio.

—Brody le ha pedido a su padre que me nombre valedictorian.

Mi mejor amigo chasca la lengua. Sé que su frustración es tan grande y sincera como la que siento yo. También sé que no necesito añadir nada, como que mañana iré al despacho del director Pearson y lo rechazaré.

Es un alivio. Que nuestra relación no haya cambiado en estos últimos meses, especialmente después de lo que ocurrió el otro día. Quizás por eso he tardado tanto en llamarle, a pesar de haber visto antes su llamada.

—Joder.

—Ya.

—Mierda, Iv. Lo siento. Es... ¿quieres que pegue a Brody? Puedo volver a partirle una ceja, si quieres.

Apoyo el codo en el alfeizar de la ventana y la barbilla sobre la mano mientras sonrío de manera inevitable.

—No puedes arreglarlo todo con violencia.

—No, todo no. Pero igual te sientes mejor después de verle el ojo morado.

—Gracias, pero preferiría que no. ¿Qué clase de futura abogada sería si te pido que pegues a todos los que me hacen daño?

Nunca digas nuncaWhere stories live. Discover now