VEINTISÉIS

684 56 5
                                    




Parece que se ha convertido en tradición eso de pasar los fines de semana hecha una auténtica mierda.

Hunter actúa como siempre, como si nada hubiera pasado entre nosotros. Me sigue mandando mensajes a altas horas de la madrugada, intenta que mis padres me levanten el castigo para ayudarme con el examen, pega papelitos con dibujitos en su ventana para que yo los vea... Debería estar contenta. Es decir, ¿no era esto lo que quería? ¿Que mi amistad con él se mantuviera intacta? Debería estar aliviada. Hemos conseguido normalizar la situación en tiempo récord. Y, sin embargo, me siento tan mal que fingir lo contrario está siendo todo un reto.

Ocho letras: daño o deterioro grande. Destrozo.

Me pregunto si un corazón roto en trocitos tan pequeños se puede volver a reconstruir.

—Tiene que haber algún error —insiste Willow.

—¿Qué error? —pregunto, de manera amarga.

—Pues que se haya dado un golpe en la cabeza o que le hayan abducido los aliens —dice Nil, con el ceño fruncido y grandes aspavientos.

—O que, tal y como yo suponía, Hunter no siente nada por mí.

—Imposible —sentencia Hazel.

Suspiro. No sé cuánto tiempo llevamos de videollamada, pero está empezando a dolerme la cabeza. No les he contado lo que me dijo Hunter ayer para que me intenten convencer de que tiene que haber algún motivo oculto en el comportamiento de mi mejor amigo, sino para informarles de que se acabó e intentar no hacer un drama.

Nil es el primero en desconectarse. Pone una mueca de horror y nos dice que se tiene que marchar con sus padres a una fiesta. Le sigue Hazel. Mi amiga se marcha porque ha quedado con Paris. Al final, nos quedamos solo Willow y yo.

—¿Sabes? Conmigo no tienes que hacerte la fuerte —me dice.

No puedo evitarlo. Se me llenan los ojos de lágrimas.

—Lo sé. Es solo que prefiero... No sé. Pasar página. Hunter ya ha tomado su decisión.

—¿De verdad lo piensas? Ivory, ¿cuántas veces nos has dicho que Hunter no sabe gestionar bien las emociones? ¿Crees que fue sincero?

—Sí.

Willow bufa.

—¿Y no se te ha pasado por la cabeza que, quizás, lo dijo para evitar que tú lo rechazaras?

Esta vez la que emite un sonido a medio camino entre la risa incrédula y el chasquido de lengua soy yo.

—Por supuesto que no, Willow. Tendrías que haberlo visto. Estaba serio y muy... diferente, no sé. Seguro. ¿Por qué iba a mentir?

—Porque te fuiste. Porque insinuaste que estabas con Miguel. Porque le colgaste el teléfono. Porque seguro que cuando te presentaste frente a él estabas incómoda. Porque Hunter siempre hace lo que sea para evitar que lo pases mal, aunque eso implique tener que reprimir lo que realmente siente.

Niego con la cabeza. No lo soporto más. No puedo seguir escuchando a Willow sin que mi corazón vuelva a albergar esperanzas. No, cuando no es justo. Ni siquiera le he dicho a Hunter que lo quiero. Nunca me he atrevido a dar el paso. Es inútil sentir la pérdida por algo que jamás ha sido mío.

—Ivory... —Willow baja la voz. Parece triste y preocupada—. Solo quiero que seas feliz. Quiero que disfrutes del tipo de amor que te hace aletear el estómago. Ese que te hace soñar despierta y que te saca sonrisas que ni siquiera sabías que existían. Porque es maravilloso sentirse así. Ese es el amor que te mereces.

Nunca digas nuncaWhere stories live. Discover now