VEINTIOCHO

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Hunter y yo no hemos hablado sobre el beso que le di.

En fin, sé que tenemos que hacerlo. Hablar, por supuesto. Pero es complicado. Para empezar, hoy Hunter tiene la última de las recuperaciones. ¿Cómo le voy a decir algo? Lo distraería. Se ha esforzado tanto durante estos últimos días... Además, esta tarde es la exposición de Willow. Mi amiga se merece que mantenga el ánimo arriba. Suficiente triste estoy por la pérdida de la señora Prior como para encima añadirle un rechazo amoroso a la ecuación.

Llegará el momento en el que Hunter y yo nos sentemos y aclaremos de una vez por todas nuestra relación. Pero hoy no es ese día.

La exposición del club de arte tiene lugar en una galería del centro de Boston. Allí aparcar es una pesadilla, así que mis amigos y yo hemos decidido que iremos en transporte público. Es de libre acceso para todo aquel que quiera entrar y disfrutar de las obras, pero los estudiantes del Creek tenemos pase preferente. Por eso —y solo por eso— me desvío cinco segunditos de mi camino y llamo al timbre de los Brooks. Intento no recordar qué ocurrió la última vez que hice lo mismo y contengo la respiración hasta que Hunter me abre la puerta.

Sin camiseta.

Casi me da un patatús.

—¿Qué narices...? —empiezo, roja como un semáforo—. ¿Por qué estás así?

Hunter tose para ocultar una sonrisilla divertida.

—Estamos como a treinta grados.

—¿Y no puedes ponerte, no sé, un ventilador o algo?

—¿Para mí solo? Gastaría electricidad a lo tonto. Por cierto, ¿por qué has venido? Admite que tenías la esperanza de disfrutar de mis abdominales.

—Ni lo sueñes —digo, demasiado rápido y agudo como para engañar a nadie. Maldición—. ¿Quieres venir conmigo a la exposición de Willow?

Hunter alza una ceja.

—¿Quieres que vayamos juntos?

—Sí, ¿no? ¿Por qué te extraña?

—Porque después de lo del lunes pensé que...

Oh, no. Terreno peligroso.

Niego con la cabeza y alzo las manos.

—Uy, mira qué hora es. ¿Vienes o no? No quiero llegar tarde.

Mi mejor amigo me escruta el rostro. Sé que le he dejado a medias. Sé que le frustra esta situación. Sé que quiere volver a rechazarme.

Hoy no. Solo... después de la muerte de la señora Prior, necesito poner en orden mis prioridades. Quiero tener un día en paz.

—Ahora tengo que llevar a Mia de cita con su novio, pero luego me paso.

—¿En serio?

—Sí. Yo también quiero ver los retratos de Wi...

—¡No es eso! ¿Vas a llevar a Mia y a su novio el delincuente? —pregunto, con una sonrisilla. ¡Es una buenísima noticia!

Hunter encoge uno de los hombros con aires desinteresados.

—Mia ha insistido mucho. —Hace una pausa, como si estuviera masticando las palabras—. Me dijo que hablaste con ella, aunque se niega a soltar prenda. Creo que nunca te he dado las gracias por eso.

—No hace falta que las des.

—No, Iv, en serio. Gracias por lograr que Mia y yo tengamos una segunda oportunidad. Sé que, de ser por mí, la habría perdido.

Nunca digas nuncaWhere stories live. Discover now