TREINTA Y UNO

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@coticreek: ¡Hola, querides cotillas! Parecía imposible, ¡pero ya está aquí el ansiado baile de fin de curso! Y esta vez viene con otra buena noticia: ¡Hunter e Ivory han VUELTO! Lo sabemos, nosotres también estamos ENCANTADES. ¿Qué más sorpresas nos deparará esta noche? Poneos guapes, cotillas, ¡porque nos vamos de marcha!

♥︎ ♥︎ ♥︎

—Una más, hija. ¡Sonríe!

Obedezco y el flash de la cámara me ciega durante unos segundos. Tengo que parpadear varias veces para enfocar a mis padres, que están parados frente a mí. Mi padre tiene los ojos llenos de lágrimas y mi madre no deja de sonreír.

—Estáis guapísimos.

—Muchas gracias —dice Nil, y se alza sobre sí mismo como los pavos.

—Presumido —digo entre toses falsas.

Él me da un codazo.

—A ti lo que te pasa es que estás celosa porque tu madre no te ha dicho que serás el hombrecito más elegante del baile. Lo siento, pero tienes que admitir que me queda el traje mejor que a ti.

Pongo los ojos en blanco.

—Seguro que sí.

Nil se echa a reír y yo no tardo en contagiarme.

Mis padres nos hacen media docena de fotos más antes de dejarnos salir por la puerta. Pero ni con esas me he librado de ellos. Tengo que repetir varias veces que seré responsable y que Hunter me acompañará de vuelta a casa antes de que me permitan meterme en el coche de Nil.

—Arranca antes de que se lo piensen mejor.

Nil me hace caso, aunque antes enciende de manera intermitente los faros a modo de despedida.

—Me encantan tus padres.

—¿En serio?

—Sí. Los míos ni siquiera saben que voy al baile. Me he tenido que cambiar en el descansillo.

Me reiría, de no ser porque es una mierda tener padres tan estrictos.

—¿Dónde les has dicho que vas?

—A un recital de música clásica con mi hermano. Espero que no se vaya de la lengua. Le he pagado cincuenta pavos.

—Guau. Eso sí que es dedicación. ¿Y todo lo has hecho para venir al baile conmigo? Me siento halagada.

—Ya, ya. Mira lo que te estás perdiendo por estar con Hunter. Todavía estás a tiempo de cambiar de parecer. Vente al lado oscuro de los solteros. Tenemos pizza y limonada.

—¿Sabes qué? Me lo pensaré.

Nil suelta una carcajada y yo no hago más que confirmar que ir con él al baile es la mejor idea que se me ha ocurrido en mucho tiempo. O lo pienso, hasta que se niega a dejarme poner mi lista de reproducción y no me queda más remedio que escuchar su desfasada música electrónica hasta que llegamos el instituto. De nada sirven mis súplicas o que finja ahorcarme con el cinturón de seguridad; Nil se mantiene inflexible e incluso se pone a cantar a voz en grito. ¡Cantar! ¿Cómo puedes cantar una canción que solo tiene notas y sonidos de máquinas? Me quiero tirar del coche en marcha.

Casi rompo a llorar de alivio cuando aparcamos en el parking del instituto veo a Willow y Violet. La parejita nos está esperando en la entrada del instituto, aunque no nos ven llegar. Están demasiado concentradas comiéndose la boca para prestar atención a nada más.

—Ah, qué bonito es el amor —bromea Nil—. ¿Qué se siente al estar de luna de miel?

Willow bufa.

Nunca digas nuncaWhere stories live. Discover now