Capitulo 18. Fuego

112 6 0
                                    


Hospital privado.

En una de las habitaciones del último pasillo, estaba Kyungsoo recostado en la cama mientras observaba el florero. Una pequeña nota se divisaba en la esquina y el vago recuerdo de la noche pasada lo atormenta.



Nunca llegó a imaginar el nivel de discusión que podía tener con un alpha, pero sobre paso sus límites. Jongin  en ningún momento cedió y él tampoco, sin embargo, si pensó que las palabras del alpha eran solo un fraude, lamentablemente no, porque terminó recibiendo un castigo que le dejo temblando hasta el alma.



La tenacidad de ese hombre era indiscutible y cuando lo probó, supo que estaba arrinconado bajo su mirada afilada, Jongin  le había mostrado una de sus peores facetas, pero para su condena, acabo convirtiéndose en un deseo, en una sed que necesitaba saciar a cualquier precio.



Su mirada violeta se alza cuando observa la puerta y se fija en la figura de él entrando en completo silencio, su mal humor ya es palpable por sus feromonas, una clara advertencia que le envía señales de rechazo, pero como la mayoría de alphas no entienden de eso, terminan desapareciendo la milésima parte de paciencia que poseía en casos de emergencia.



—¡Lárgate! —expresa Kyungsoo serio y su risa hipócrita, hace que termine respirando profundamente para no querer matarlo.



—¿No me extrañaste? —se acerca a la cama y se sienta en frente. Sus ojos negros con aquel brillo, lo dejan dudoso.



—¡No tengo la maldita paciencia para soportarte hoy! —lo jala de la corbata con el brazo lesionado y el alpha desvía su mirada hacia la herida vendada—. Me has retenido durante dos putas noches ¿Crees que te voy a recibir de manera cordial? —expresa con una voz gruesa y aprieta las sabanas.



—Fui bastante claro, Kyungsoo —acaricia su dorso y baja su mirada hacia sus labios. —Una sola herida en tu cuerpo, y te castigaría —las ganas de besarlo en ese mismo instante, se estaban convirtiendo en su mayor pecado.



El recuerdo de ver a su mariposa dispararle sin ningún tipo de remordimiento al alpha, lo dejaron sin palabras. Su mirada sin ninguna demostración compareciente le dieron entender varias cosas, y una de ellas, es que, él no tenía miedo de morir.



¿Qué clase de alma estaba albergando ese cuerpo de omega?



—Es mi maldito problema. Yo veré que hago con mi cuerpo, y si me quiero follar a un alpha, lo hago y ya —deja de sostener su corbata y siente como las feromonas del alpha se vuelven pesadas al inhalarlas.



—El único que te podrá follar ese culo, es Jongin  Lebedev —sujeta su mejilla y le da un casto beso en su mejilla.



El omega se aleja y entre abre su boca, lame sus labios y deja escapar una pequeña risa burlona. Él creía que le pertenecía por el simple hecho de ser destinados, y no, ni siquiera eso le impedía hacer ciertas cosas, y sin más dilación, le propina un puño en su rostro.



—¡Mi culo no es un papel para que pongas tu maldita firma! —amenaza tajante y en cuestión de segundos, siente la mano del alpha apretando su cuello. Una extraña sensación lo empieza a invadir y trata de mantenerse excluido de su propia naturaleza.



—No tengo la necesidad de hacerlo, porque muy en el fondo sabes a quién le pertenecen tus gemidos —lo mira directo a los ojos y puede sentir los latidos desenfrenados de su corazón. El ambiente había cambiado completamente a uno nocivo, tensionado y lleno de feromonas que podrían incluso matar a cualquiera que entrara en ese momento.





—¿Seguro? Porque puedo hacer que los escuches, mientras sirves de espectador y observes con tus propios ojos como otro maldito pene me puede satisfacer mejor que el tuyo —sonríe con arrogancia y siente como el agarre en su cuello incrementa de presión. Su pesada respiración era un claro aviso de que había pasado su límite, pero él también había cruzado el suyo.



—Kyungsoo… —expresa enojado.



—Si crees que voy a estar a tus pies, obedeciéndote, mejor coloca una bala en tu cabeza, y disparate —dice con determinación y sujeta con firmeza la muñeca del alpha.




—He sido demasiado bueno contigo, pero hay cosas que no permito.



—¡No te metas en mis mierdas, así como yo no meto en tus asuntos con la mafia! —le grita a pesar de que casi ni podía respirar, pero la rabia que sentía en ese momento, lo estaba cegando.



—Recuerda que tus “mierdas” con las demás pandillas también están relacionadas con la mafia, y adivina en qué nivel estoy —susurra cerca de su oído y eso lo pone en total desventaja cuando siente algo puntiagudo en su cuello, justo en la yugular, Kyungsoo lo estaba amenazando con una navaja.



—¡Vete a la mierda hijo de puta! Que tú no me tienes con el mejor maldito humor, así que, si quieres que te llegue sangre allá abajo, aléjate ahora mismo —su mirada no titubea y el alpha decide hacer lo mejor por el momento, ya que sus feromonas estaban demasiado alteradas.



El omega al sentir como su cuello es liberado, empieza a jadear y acaricia su piel, guarda su navaja y se recuesta de nuevo, observa al alpha que le da la espalda y se sienta en el sillón de en frente, toca el lado de su mejilla donde lo había golpeado y luego suspira.



—Si quieres un omega sumiso, la puerta está abierta y lo sabes —lo reta con la mirada y el alpha lo observa serio —¡Jamás voy a depender de ti, Lebedev!



Él se queda callado ante sus palabras y desvía su mirada. Las últimas noches con Kyungsoo han sido de esta manera, era como tener una fiera presa entre barrotes, pero no accedería ante tan sublime belleza salvaje, aunque sus ojos se conviertan en flamas, podría contra ello.



—No me voy a quedar otra noche, de no ser así, estrellaré tu cabeza contra esa puta máquina —la señala con su dedo índice y enarca una de sus cejas—. Espero que me estés escuchando, Jongin  —el omega exhala el aire y toma un cojín, levanta su brazo y se lo lanza justo en su cara, el alpha reacciona de manera rápida y lo atrapa, sus ojos negros lo miran fijamente y se queda ahí, inmersos en ese abismo, en ese punto donde le aparecían grandes avisos de advertencia, pero como siempre, aquello, le llamaba la atención, lo que no tiene respuesta se convierte en un interés, en un tipo de atracción oscura que terminará vendando sus ojos y dejándose llevar por su simple tacto.



—Te escucho, omega —responde de manera calmada y de nuevo olfatea al sentir como las feromonas de Jongin  habían disminuido de intensidad, era de los pocos alphas que podían controlarse a pesar de la situación en la que estaban. Él lo sabía, era consciente de que ese magnetismo lo estaba jalando a las profundidades de su ser; los segundos trascurren y observa al doctor Valentín ingresar, lleva consigo un folder que de inmediato se lo entrega al alpha, sus miradas confidentes lo dejan pensativo, pero lo pasa por alto cuando se acerca.



—Buenos días, Kyungsoo —le sonríe y saca un oxímetro de pulso y lo coloca en su dedo índice—. Ya ordené traer tu desayuno, pero antes necesito mirar cómo va lo otro —el omega no supo en qué momento obtuvo una torcedura de pie, sin embargo, no fue nada grave, pero para el alpha fue como si se lo hubiera quebrado, era peor que su abuela, se escandalizaba con un mínimo corte y lo exageraba—. Tendrás un nuevo control dentro de cinco días para mirar cómo va la sutura en tu brazo —comenta y quita el dispositivo de su dedo. Por su parte, Jongin  interviene y pide que sea en dos días.



—¡Tú no eres un doctor! ¡Así que, cállate! —expresa con fastidio Kyungsoo y continúa prestándole atención al doctor, quien tenía una mirada incómoda por la atmosfera.



—¿Quién dijo que no lo era? —responde altanero y detalla su mirada llena de odio.



—No lo dudo, porque con lo anciano que eres, ya debes estar a punto de jubilarte —sonríe hipócrita y le muestra de nuevo su dedo de en medio.



Valentín se queda observando al omega quien no paraba de lanzar chispas de enojo hacia el alpha, sus ojos violeta demarcaban su fuerte naturaleza, aquella, que no ocultaba bajo ninguna situación y eso le enorgullecía, era un chico que no tenía miedo a expresar sus ideales, aunque estos no fueran bien recibidos, no se quedaba para encajar. Cuando se enteró de lo acontecido, de inmediato se preparó con su equipo médico, las puertas blancas se abrieron y quedó sorprendido al verlo, su ropa manchada, el corte ligero sobre su ceja y su brazo cubierto de sangre le provocaron un escalofrío. Rápidamente se lo llevó para hacer la primera revisión y descartar, pero le dio curiosidad su mirada llena de preocupación, no era por la herida, sino que había algo más que pasaba por su mente.



Al cabo de terminar con el proceso, lo remitió a una de las habitaciones privadas, pero cuando fue a chequearlo por segunda vez, escucho la fuerte conversación de ellos dos, el omega estaba histérico y lo único que pensaba era en la seguridad del piso por las feromonas del alpha, si se salían de control, podrían matar a cualquiera por su condición especial, así que no tuvo de otra que despejar el área. Jongin  no estaba de buen humor y eso lo dejo conmocionado, por lo general, él era calmado y trataba de mantenerse en su límite, pero en esa noche, no hubo manera de retenerlo, después de varios minutos, la voz del omega se dejó de escuchar, algo había pasado, el silencio sepulcral del lugar lo dejó helado y la pregunta que más rondaba en su cabeza ¿Qué había hecho el alpha para callar sus gritos? Ambos tenían genes dominantes, y en una disputa, nada podría salir bien, y más al saber cómo era la personalidad tan explosiva del omega cuando se trataba de un alpha, entonces ¿Qué hizo Jongin ?



—Te lo advierto, imbécil, si te pasas de listo conmigo, vas a perder en este juego, porque cuando no hay reglas, es fácil hacer trampa —alza su mentón y lo mira por debajo.



Jongin  una vez más no responde, pero no le quita la mirada al omega, sus palabras eran ciertas, pero un poco de entrenamiento no podría ser malo ¿O sí? Mientras su mariposa volara sobre la palma de su mano, todo podría ir bien…



—Kyungsoo —interfiere el doctor apenado—. Por ahí vi a tu abuela en los pasillos, en unos minutos podrás estar con ella. Te gustará su sorpresa —se ríe cabizbajo y el omega suspira cuando el sonido de su celular, era su amigo, así que enseguida lo toma.



—Lucas ¿Cómo vas? —responde tranquilo, y de reojo observa como el alpha se levanta de mal genio. Jongin  disgustado le ordena a Valentín salir por un momento y cuando lo hace, sujeta con fuerza la muñeca de Kyungsoo y coloca la llamada en Altavoz.



—¿Estás ahí, Kyungsoo? ¿Me escuchas? —pregunta Lucas y el omega se relame los labios, respira profundo y empieza a abrir y a cerrar su mano izquierda ante la clara ira que estaba sintiendo.



—Te escucho, ¿Qué sucede? —pregunta en un tono tosco mientras se encontraba en conflicto con la mirada del alpha; Lucas le comenta que los de Volga quieren hacer una reunión, así que necesitaba su presencia en el lugar, ya que, al matar a ese imbécil, prendió las alarmas de las otras pandillas. Kyungsoo presentía el miedo a través de sus palabras y cuando le iba a responder al beta, Jongin  silencia la llamada, se acerca a su cuello y lo muerde ligeramente, saca su lengua y deja un camino lleno de saliva hasta llegar al lóbulo de su oreja.



—Le vas a decir que no ¿Entendiste, Kyungsoo? —susurra el alpha demandante y siente como su mano se cuela dentro de su buzo y acaricia su cintura, hace un ligero apretón y de nuevo se encuentra de frente con su maldito rostro atractivo.



¿Por qué Jongin  tenía que ser tan perfecto?



—No me hagas repetirlo, no quiero castigarte de nuevo y ver tus lágrimas mientras me suplicas —sonríe a milímetros de sus labios y su mano termina subiendo sobre su abdomen hasta llegar a su pecho, su dedo pulgar hace un leve roce en su pezón y después lo acompaña con su índice y lo pellizca con fuerza.



—¿Kyungsoo? —la voz del beta lo desconcentra—. No sé si es mi señal, pero no te escucho ¿Qué me decías? —Jongin  deja de silenciar la llamada y muerde su labio inferior, sus dedos se pasean hacia su otro pezón y desvía su mirada al no ser capaz de sostenerla. Aún no tenía perdida la batalla, le quedaba hasta las doce de la noche para demostrarle quien tenía las mejores cartas.



—Lo siento, Lucas. No puedo ahora mismo —cuelga la llamada un poco alterado por las feromonas del alpha y coloca el celular a un lado. Jongin  deja de tocarlo y sostiene su mentón.



—Que obediente es mi mariposa —murmura burlón y en cuestión de segundos el omega agarra su cabellera con fuerza y hace que sus frentes se peguen. Sus ojos violeta que transmitían hostilidad, lo desafiaban.



—Tienes tres putos segundos para que desaparezcas de mi vista —amenaza cortante y siente su pesada respiración.



—¿Los cuentas cuando me sueltes o cuando te bese? Porque, para serte sincero, estoy a punto de follarte en esta maldita cama —expresa el alpha y Kyungsoo entre abre su boca y deja salir un jadeo al sentirse afectado de nuevo por sus feromonas, había algo en ellas que lo hacía sentir caliente, necesitado de su tacto, de sus besos, pero sobre todo, de su pene—. Kyungsoo…



—Tres —condena. El alpha solo sonríe y se aleja. —Dos —observa su gran espalda retirarse y se recuesta de nuevo en la cama cuando escucha el sonido de la puerta cerrarse. —Uno —desliza ambas palmas de su mano sobre su rostro y cierra sus ojos por varios segundos, respira profundamente y el calor de su piel empieza a aumentar, así que se levanta y se quita el buzo, su tonificado abdomen queda expuesto con las diferentes marcas rojizas e inconsciente roza uno de sus pezones y aprieta sus labios cuando recuerda el cínico rostro de Jongin .



Acaricia su cabellera rizada y desvía su mirada hacia el celular, chasquea su lengua y lo agarra con molestia, rodea la cama y va hacia el sofá, abre la maleta que le había traído Sehun y saca un paquete de cigarros, toma uno junto con una mechera y desliza la puerta de cristal para salir al balcón. El clima estaba perfecto, justo lo que necesitaba para enfriarse, porque no quería que su abuela lo viera de mal humor. Enciende el cigarro y mete su mano dentro del bolsillo de su pantalón, da la primera calada y la exhala con lentitud, los segundos pasan, y siente la vibración de su celular, su primer pensamiento es que fuera otra vez Lucas y eso, lo ponía colérico, pero cuando observa el nombre del omega, enseguida contesta.



—Hola, Ricitos ¿Cómo va tu herida? —sonríe y da media vuelta, se inclina contra el barandal y continúa fumando.



—Aún puedo matar. A propósito ¿Qué te pasó? Te escucho cansado.



—Si te soy sincero, no me puedo ni levantar —enarca una de sus cejas y acaricia su cuello —Soohyuk  llamó a un médico al ver que no me despertaba, pero solo es cansancio, necesito dormir más.



—¿Qué te hicieron? —se ríe. —El amor no creo.



—Una vez que lo pruebas, no puedes salir de ello. Es un vicio que probablemente también experimentes, pero te recomiendo quedarte en tu zona segura.



—Con Jongin  supervisando cada movimiento mío, no lo creo —comenta y cuando baja su mirada hacia el otro piso donde había otro balcón, se encuentra con el semblante desaprobatorio del alpha, enseguida ladea su rostro, deja expuesto el humo frente a sus ojos y después le sonríe con descaro. Era otra regla que había quebrantado del alpha, anteriormente le habían prohibido hacerlo, pero ahí estaba, con el dorso desnudo y fumando relajado mientras podía percibir su enojo.



—Kyungsoo, te compré un pequeño regalo, es un recordatorio de París —se podría imaginar las mejillas del omega sonrojado y le encantaba. —Bien, solo te llamaba para saber cómo habías amanecido. Ahora mi alpha me bañara, tengo pereza hasta de mover un solo dedo, es decir, ni siquiera sostengo mi teléfono, Wongyu lo hace por mí.



—Muchas gracias por el pequeño detalle, Hosh, ya quiero que regreses, hasta Hunni te extraña —escucha el sonido de la puerta y se fija en un omega de cabellera azabache ingresando. Al colgar la llamada, bota la colilla de cigarro y observa al chico dejando su desayuno sobre la mesa, sus delicadas manos toman un bolígrafo y anota algo en su libreta. Podía sentir como el pobre estaba nervioso con su presencia y sus ganas por molestarlo aumentaban a la medida en que podía ver el ligero temblor en él. Sin más demora, rodea la cama y se sienta en completo silencio. Un omega dominante podía tener casi el mismo efecto que un alpha sobre cualquier omega recesivo, y en ese aspecto, le ha gustado. El chico se tensiona y al levantar su mirada, la desvía a los segundos, deja caer el bolígrafo por accidente y se agacha con rapidez para tomarlo, pero justo, se le desliza la libreta de sus manos y no puede negar su sonrisa.



—Tranquilo, que no devoro conejitos como tú… —comenta Kyungsoo en un tono coqueto y le guiña el ojo. El omega pasa saliva y su rostro se torna de un fuerte rojizo.



—Y-yo le traje el desayuno —tartamudea y aprieta el bolígrafo con fuerza—. El doctor Valentín me pidió el favor…



—Muchas gracias —se baja de la cama y se acerca al omega, coloca un mechón de su cabello detrás de su oreja y lo mira directo a los ojos.



El enfermero deja de respirar por varios segundos cuando tiene al omega con el torso desnudo, sus manos no dejaban de acariciar las puntas de su cabello y su mirada cautivadora, lo apresaba de una manera indescifrable.



—Oye conejito, no es por ser malo, pero escribiste con la libreta al revés —expresa en un tono burlón, pero sin la intención de ofender. El omega agacha su mirada por lo avergonzado y aprieta sus labios.



—E-es por el ajetreo del trabajo —da dos pasos hacia atrás y guarda su bolígrafo. —¿Ya te bañaste? —pregunta con inocencia.



—Aún no ¿Por qué? ¿Me vas a bañar tú? —pregunta con una amplia sonrisa y el enfermero termina peor de rojo—. Solo ignórame, ya me bañé, no te preocupes, y gracias por el desayuno. El chico asiente lentamente y sale de la habitación, Kyungsoo toma el plato y empieza a comer, toma un poco de su bebida caliente y no deja de sonreír.



Los omegas eran tan lindos, que era inevitable no molestarlos…



A veces se preguntaba, si hubiera nacido como alpha ¿Sería como ellos? O podría ser un punto diferenciador, tal vez, solo tal vez, porque la naturaleza no es algo que puedas doblegar en su completa totalidad, sin embargo, puede ser detenida por varios segundos, justo como lo hizo Jongin  cuando había llegado su celo, de ser otro alpha, lo hubiera tomado sin su consentimiento.



En el transcurso de 15 minutos, termina de comer y se coloca de nuevo su buzo, su calor había disminuido, y ahora su temperatura corporal estaba normal, pero su mente y corazón volvieron a alterarse cuando siente las feromonas del alpha. Jongin  ingresa con una expresión seria, su mano sujetaba su blazer, así que ahora estaba con chaleco formal que lo hacía ver más seductor, y a decir verdad, jamás pensó que un hombre en traje le atraería, pero él, justo ese hombre que lo devoraba con la mirada, lo llevaba a cometer pecados.



—No vuelvas a fumar —dice autoritario.



—Solo un pobre infeliz creería que te haría caso —Kyungsoo le da la espalda y toma su maleta, guarda su celular en uno de los bolsillos de su pantalón, y al momento en que da media vuelta, tropieza con el fuerte pecho del alpha—, ¿Acaso eres de esos estúpidos que te dicen que te cambian el cigarro por un beso? —bufa y al instante siente como los dedos de Jongin  acarician sus labios.



—Si, sería como esos estúpidos, pero te los cambiaría por una follada —confiesa y se acerca a su oído. —Dejaría que usaras mi boca a tu merced.



—Si tu culo no está en la oferta, seguiré fumando hasta que me muera —habla el omega colocando la palma de su mano sobre el pecho de Jongin  y lo aleja. El alpha suspira y observa como su mariposa le muestra su dedo de en medio y camina con su notable enojo hacia la puerta.



—Recuerda que almorzaremos más tarde —dice Jongin  caminando detrás de él.



—Recuerda que te voy a dejar plantado —le responde Kyungsoo y al girar la manija observa a su abuela en silla de ruedas y su bola de pelos con un globito de helio que estaba sujetado de su collar. El felino se acerca y roza su nariz con su mejilla, Kyungsoo lo estruja y le da muchos besos, acaricia detrás de su oreja y le da curiosidad el globo, así que lo toma de la cuerda y al mirar el dibujo que había, suspira.



—¡Bom ha! —le había pintado un pene con corazones.



—¿Yo qué? Te compré una silla de ruedas para que la utilizaras y mírate, andas con las piernas temblando, que vergüenza —alza sus manos dramática y escucha la risa del alpha que fue silenciada con su mirada.



—¡Te voy a mandar a tu continente de regreso! —advierte serio.



—Pues América del sur me espera, pero no tanto como tu alpha cuando sepa que te vas a escapar esta noche.



Jongin  al momento de escucharla, mira con severidad al omega, Kyungsoo rasca su mejilla inconscientemente y deja al gato en el suelo, sujeta su correa y le sonríe incómodo.



—¿Qué cosas dices abuela? De seguro te falta ver más novelas tóxicas —camina hacia ella y la saluda con un beso en su frente, saca su navaja y explota el globo. Bazhen juega con los pedazos en el suelo y agarra uno con su boca.



—Jongin  —murmura Bom ha. —Sé que Kyungsoo lo pensó, pero su boca es una tumba, pero estás bien guapo, que hombre más humilde he conocido.



—Con esa mierda me atraganto yo —expresa el omega y observa la sonrisa de satisfacción del alpha.



—¿Con qué te atragantas? —pregunta curiosa y Jongin  se sentía bastante feliz.



—Adiós, Imbécil —se despide Kyungsoo, pero el cerebro del alpha escucha otra cosa.



“Adiós, cariño”



—Nos vemos en un rato —dice sonriente y se fija en su precioso omega empujando la silla de ruedas y junto a él, el gato que sin la necesidad de que sostengan su correa, camina a la par de Kyungsoo.



—Tiene bastante energía ¿No es así? —la voz de Valentín acapara su atención.



—Y yo bastante paciencia.



El doctor cruza sus brazos y detalla la mirada del alpha que no se ha quitado del pasillo. Hubiera sido bonito que surgiera su relación de otra manera, pero siendo realista, Kyungsoo no le hubiera dado ni siquiera una sola oportunidad, este era su destino, un inevitable camino lleno de piedras.


—Jongin , será mejor que te vayas, recibí la llamada de tu madre y me dijo que te estaba esperando, han sido varios meses que no la has visto —el alpha lo sabía, pero no era el mejor momento para que ella viniera. Enseguida saca su celular y revisa las notificaciones, por su parte, el doctor le recuerda a Jongin  tomar su medicamento.



El alpha se dirige hacia el ascensor del pasillo contrario y se encamina hasta el parqueadero privado, varios de sus hombres lo observan y se preparan para seguir sus órdenes. Ingresa a su auto deportivo y emprende la marcha, se fija en un mensaje en la pantalla táctil, Insung da el aviso de que su omega iría a su hogar junto con su abuela así que solo esperaba que se quedara quieto, aunque lo dudaba, pero en sus ojos, sabía que no deseaba probar sus castigos.



Esa noche estaba completamente cegado por doblegarlo, Kyungsoo lo provocaba cuando más se hallaba en su límite, pero el pensamiento de que otras manos dejaran marcas en el cuerpo que más atesoraba, lo irritaba, lo llenaban de cólera y eso, no lo entendía su mariposa.



Una sola herida, y lo haría pagar con el clamor de su piel…



El recorrido fue corto, y al llegar al edificio donde se encontraba la central de sus negocios, sujeta el volante con fuerza y busca un pequeño frasco, lo destapa y sujeta una botella de agua, coloca la pildora sobre su lengua y toma un poco del líquido, aunque le disgustara, era por su salud, si no, decaería.



Al salir, se coloca su blazer y se dirige a la entrada, varios hombres lo escoltan hasta la recepción y se quedan en sus puestos hasta que el alpha termine con su reunión. De nuevo en el ascensor, se observa así mismo en el reflejo del espejo y el vago recuerdo de los escasos fragmentos del accidente, reviven… transpiran, porque sabía que, en algún momento, lo perdería. Al llegar al piso correspondiente, los guardaespaldas lo saludan de manera cordial y lo guían a la oficina donde ella estaba. No había tenido la oportunidad de verla, era peligroso, si su ex esposo la encontraba, la mataría, así que los constantes viajes para persuadirlo se han incrementado, pero solo hasta ahora.



Uno de los alphas abre la puerta y deja a la vista a su madre, una omega de cabellos cobrizos y mirada azulada, de tez blanca con algunas pecas que adornaban su armonioso rostro, y su vestido de color blanco que la hacían ver elegante con el sonar de sus tacones.



—Pensé que nunca te acercarías a Kyungsoo —toma la última copa de vino y se levanta, sonríe con dulzura a su hijo y extiende sus brazos, Jongin  la abraza con fuerza y deposita un beso sobre su cabellera—. No temas, no has hecho nada malo —toma sus manos y observa los dorsos que estaban tatuados. El peso de haber accedido a convertirse en el jefe de la mafia cuando no lo quería, le dolía, pero fue la única manera de poder escapar.



—Caí en su juego… —confiesa lastimado el alpha.



—Lo siento hijo, pero ahora, tenemos que hacer lo posible por mantenerlo con vida, no puedes dejar a tu omega solo de ahora en adelante, sabes el peligro al que se expone —si hubiera sabido lo del investigador antes, no estaría pasando penas, pero ahora las piezas del ajedrez han cambiado y estaba como el enemigo de su omega, disfrazado, con una máscara y un nombre de asesino.



—Por otra parte, me enteré de que Soohyuk  mató al que iba a ser socio oficial de Irisa, y sabes muy bien, que eso nos afecta en las relaciones que tenemos a través de ella, pero me alegro de que lo haya hecho, no soporto a esa clase de porquerías —reprocha con rabia al recordar el porqué, Soohyuk  era quien más cuidaba a Hoshi y al momento de enterarse, solo dispuso un mensaje de afirmación, de que la cabeza de Calev, rodaría en una caja negra.



—Lo sé, he estado en juntas directivas. Nosotros tuvimos un acuerdo inicial con Irisa, pero veo que se romperá el vínculo con ella —comenta preocupado, pero si hubiera estado en los pies de Soohyuk , hubiera hecho lo mismo.



Dominika lleva a su hijo hasta el sofá y se recuesta en su hombro, coloca la palma de su mano sobre su dorso y lo acaricia lentamente, en momentos como este, su mente se remonta en aquella época donde cargaba a su bebe en brazos mientras lloraba delante de un cuerpo inerte.



Al posicionarse como la Vorya de la mafia, supo que se había sentenciado junto a un alma en penumbra, pero con el dolor de su corazón, tomo a su hijo con la mayor valentía, un niño que a los 7 años empuñaba un arma y mataba a omegas para cumplir los estándares de un malnacido. Cualquier individuo que crezca dentro de una mafia, siempre llevara el peso de sus primeras muertes y Jongin  no era la excepción, su progenitor se encargó de que su forma de pensar fuera como la de él, pero no lo permitió por completo, peleó como cualquier madre para proteger a su hijo.



Su frágil bebé no comprendía ni siquiera sus propias acciones, se había destruido desde pequeño, y le había dolido que aquel brillo que tenía su cachorro, fuera apagado de la peor manera, pero logró salvar una parte, esa parte de la cual estaba orgullosa. Como madre y omega, le enseño el respeto que debe tener ante su pareja, aunque estos fueran subyugados por sus pensamientos enfermos, Jongin  pudo mantener su mente fuerte ante su poder.



—¿Lo podré conocer? —pregunta temerosa, Dominika solo tenía el recuerdo de Kyungsoo cuando era un niño, conoció a Sonhee en una situación bastante tensa y cuando descubrió su secreto, supo que tenía que proteger a su familia.



—Muy pronto —sonríe.



—Hace muchos años abandoné mi puesto como Vorya, pero sé que tu omega lo hará mejor, y espero estar en la ceremonia para apreciar la entrega de sus anillos.




—Es un sueño tus palabras, pero me encantaría tener a mi omega y poder colocar mi marca.



—Jongin , confía un poco más en ti—besa su frente y de nuevo lo abraza. —Pero para eso, tenemos que matarlo —sus zafiros contemplan su mirada desolada y es inevitable no estar aterrada. Ella lo sabía todo, vivió en carne propia lo que era ser humillada, violada y amedrentada, pero lo valía, porque podía vivir al lado de su hijo y tratar de calmarlo cuando en las noches sus gritos colmaban la habitación.



—Si su felicidad es mi muerte, sabes que lo haré —susurra con una bella sonrisa y siente su corazón encogerse.


El alpha se levanta y se dirige al armario de cristalería, Dominika echa su cabeza hacia atrás, y acaricia su collar en forma de corazón, lo toma, y al momento de abrirlo, se queda fijamente mirando la hermosa fotografía que tenía, era ella y a su lado, su mejor amigo, un lindo omega de ojos violeta y cabellera lacia quien tenía en sus brazos a un Jongin  de tan solo un año.



Los omegas de ojos violeta, no tenían parentescos con otros, solo eran elegidos por el destino para cumplir su papel. Dominika no iba a permitir que Kyungsoo tuviera el mismo destino que preciado amigo.

















Calle Vozt. Hogar de Bom ha.



El grito de Kyungsoo espanta a la omega, quien sale con un cuchillo en mano, al ver que su nieto estaba irritando al ver que la sangre aún permanecía en el buzo a pesar de que se había lavado, Bom ha pregunta si la sangre era de él o de un alpha a lo que el omega responde que no era suya.



—Mejor aún, lo recortaremos y lo utilizaremos como trapos para la cocina —agarra el buzo y observa la boca del omega entre abierta por lo sorprendido.



—Para eso hay toallas en el supermercado. De verdad que no entiendo tus costumbres raras.



—No son raras —se defiende Bom ha y lo mira mal.



—Tienes latas de galleta que, por cierto, no contienen galletas, si no agujas e hilos, además, conservas los potes de helado para guardar comida. Sehun pensó que en serio tenía helado, y no, era sopa, también tienes una bolsa plástica, donde metes más bolsas ¿Quieres que siga con la lista?



—Nop —responde ofendida—. Solo porque estas herido no te lanzo de la ventana, pero ésta —lo señala con su índice—. Me las pagas, y también porque echaste mi silla de ruedas al basurero. Y por cierto ¿Cómo vas con Jongin ?



—Supongo que bien, pero no quiero ilusionarme —se sincera y continua su camino hacia su habitación.



—¡Amargado!



—No soy un amargado, estoy protegiendo mi estabilidad emocional, porque ese imbécil me está empezando a gustar y no quiero —habla de manera rápida y se da cuenta de lo que dijo inconscientemente.



Se encierra en su cuarto y al tocar su pecho, siente como los latidos de su corazón estaban acelerados con solo tenerlo en su mente, de verdad hubiera preferido que Jongin  fuera como la gran mayoría de los alphas, así sería fácilmente odiado, pero justo tenía que ser al revés. No podía negar que ahora albergaba sentimientos por él, pero tenía miedo, algo en su interior le gritaba que se alejara de ese alpha, pero no quería, Jongin  era su sentencia, y estaba dispuesto a pagar el precio que fuera.



Mientras las emociones sean más intensas, el vínculo de igual manera lo sería, y le aterraba, porque no sabía que expectativas tener frente a él, jamás lo había tenido en cuenta, pero ahora que el destino le da un golpe en seco, se ha quedado paralizado, solo viendo sus movimientos mientras trata de pensar en el siguiente.



Estaba seguro de que iba a caer en ese abismo…



Al terminar de colocarse un buzo negro, se dirige al baño y arregla un poco su cabellera, toma un rizo, lo estira y después lo suelta. La idea de querer un nuevo cambio y raparse de los lados, lo estaba tentando, pero quería hacerlo junto con Sehun, así que después de almorzar con el alpha, iría a su casa y lo platicaría, además, aprovecharía para quedarse con él hasta el siguiente día. Al abrir la puerta, su gato lo espera y de inmediato lo carga en sus brazos, acaricia sus orejas y escucha su ronroneo, su abuela aparece con un delantal puesto y le hace la entrega del felino, se despide de mejilla, y avisa de que no dormirá en la casa.



Cuando sale de su hogar, se fija en la presencia de Insung, el alpha le regala una sonrisa y deja que ingrese a la camioneta, Kyungsoo vigila el movimiento de sus manos y detalla una pequeña mancha de sangre seca en su dorso.



—Deberías tener más cuidado —dice el alpha mientras conduce y lo mira por unos cuantos segundos a través del espejo retrovisor y se relame los labios.



—¿Por qué lo dices?



—Porque soy tu guardaespaldas y si algo te pasa, también es mi responsabilidad —suelta un suspiro y se da cuenta de la luz roja, detiene el auto, y observa una llamada entrante de su celular.



—Primero, no eres mi guardaespaldas, no los necesito, y eso tú lo tienes claro, así que no me incluyas en tu lista de responsabilidades, segundo, solo eres el que conduce, pero no te preocupes, después hablaré de esto con Jongin .



Insung aprieta el volante con fuerza y reprime sus ganas de golpearlo, Kyungsoo tenía un carácter de mierda que le gustaba, porque era atrayente, sin embargo, tenía que llevar las cosas con calma, no podía arruinar la misión, faltaba poco para su llegada y cuando estuviera, observaría como sus ojos violeta se apagarían ante sus pies.



El camino fue silencioso e irritable para el alpha, pero para Kyungsoo, de lo más tranquilo, porque después de todo, era él, no le interesaba si sus palabras fueran hirientes u ofensivas, cada quien manejaba el grado de importancia que una persona le transmitía. Insung parquea en las instalaciones privadas del subterráneo del elegante restaurante y observa como el omega se baja de la camioneta y cierra la puerta con fuerza, el personal del lugar los saluda y Kyungsoo responde de manera cordial. Se dirigen hacia el ascensor y lo mira de re ojo, si su obsesión por ese pequeño omega era enfermiza, el de ese hombre, desbordaba en demencia, algo de lo que Jongin  no tenía idea, y era supremamente retorcido.



—Al final del pasillo, se encuentra él esperándolo —indica Insung en un tono neutral y el omega asiente. Kyungsoo guarda sus manos dentro de los bolsillos de su pantalón, y continua con su recorrido, pero cuando ve un cuadro en la pared, no puede apartar sus ojos de aquella mariposa pintada en óleo, se queda por un momento analizando la magnífica pieza y de nuevo el recuerdo de su mirada lo inunda. En sus turbulentos pensamientos, de nuevo la corazonada lo alerta, pero había sido demasiado tarde para atenderla.



Voltea su mirada y sigue con su destino hacia la puerta dorada con acabados, los nervios se apoderan de su ser cuando toca la manija de la puerta y al momento de abrirla, observa al alpha tomando una copa de vino. Un traje de color azul oscuro le hace picar las manos por querer quitárselo y sentir de nuevo su calor, pero como siempre, trataría de quedarse con las ganas, o tal vez no…



—36 segundos de retraso —dice observando su reloj. —¿Cuál es tu excusa?



—Que te la voy a meter si sigues diciendo estupideces —se ríe y el alpha se levanta, besa su mejilla y se queda con la necesidad de que lo besara en otra parte. Jongin  espera a que se ponga delante de la silla y la corre en el momento en que se acomoda.



—¿Has tenido dolor en tu brazo? —arregla su corbata y solicita de inmediato el servicio.



—Confórmate con saber que puedo darte otro maldito puñetazo —expresa con una sonrisa radiante y no puede negar que esa agresividad cada vez se volvía en uno de los atractivos que más le llamaban la atención del omega.



Dos betas ingresan a la habitación y le muestran la carta principal, Kyungsoo lee la descripción de algunos platos, pero sus antojos estaban al otro extremo y eso fue rápidamente percibido por el alpha, puesto que su omega hacía gestos raros.



—¿No tienes de casualidad hamburguesas? —pregunta apenado y Jongin  no lo puede creer.



—Disculpe, pero…



—Mi omega quiere hamburguesas —habla serio y el beta mira a su compañero con ojos temerosos. —¿Cuántas quieres, Kyungsoo?



—Una… —dice tímido. —Mejor que sean dos trifásicas, pero sin verduras y una adición de papitas fritas acompañada de salsas y un refresco, gracias —pide animado y su alpha lo observa embobado. El personal se retira y de nuevo el ambiente bajo la suave música lo vuelve único.



—¿Quieres un poco de vino? —pregunta Jongin  sirviéndose otra copa de vino y observa como el omega le sonríe travieso y se levanta de su asiento para caminar y colocarse sobre su regazo, Kyungsoo rodea su cuello con sus brazos y coloca su culo justo sobre su miembro erecto. El omega pregunta sobre lo que iba a ordenar a lo que responde que el personal ya sabía lo que pedía siempre que iba.



—¿Y el postre? —pregunta coqueto Kyungsoo y se acerca a su boca, sus labios lo estaban provocando.



—El postre lo quiero de espaldas y contra el ventanal —confiesa en un susurro y su omega muerde su labio inferior. Sus ojos se oscurecen y puede sentir su pesada respiración, estaba a pocos centímetros de probar la gloria.



—En ese caso, dejaré mi culo abierto para que te lo folles ¿Te apetece? —sonríe perverso y empieza restregarse en un tortuoso y delicioso movimiento circular que hace que su miembro quiera salir y enterrarse en ese apretado agujero húmedo.



—Kyungsoo… —roza sus labios con los de él y lo mira directo a sus ojos.



—Señor Lebedev ¿No desea follarme?



—Desear es poco, sabes que estoy loco por ti —rodea su cintura y hace presión contra su miembro que da como resultado un exquisito gemido por parte de su mariposa.



—Jongin … —susurra —No sabes cómo me encanta dejarte caliente, y esta no es la excepción —se aleja con una sonrisa triunfadora y se levanta de su regazo, vuelve a su asiento y toma un trago de vino.



Sabía perfectamente que era un juego, pero nadie con sus cinco sentidos se negaría a probar solo unos cuantos segundos de ese embriagante omega dominante que le hacía palpitar cada parte de su ser.



—¿No quieres ir al baño? —pregunta amable.



—¿Me vas a ayudar?



—Ay, pobre alma —se burla y toma otro trago. —Tienes dos manos, ve y date cariñitos en mi nombre —el alpha cruza una de sus piernas y se recuesta en la silla, acaricia su mentón y observa su sonrisa malvada, sus ojos se quedan fijos en sus labios y es incapaz de separar su mirada de ellos. Era increíble como ese omega monopolizaba todo de sí, sin ningún tipo de esfuerzo, lograba tener un poder inigualable sobre él, y lo peor, es que ni él lo sabía.



—Para tu información, tu nombre está lo suficientemente desgastado como para utilizarlo, prefiero al real —admite y detalla su expresión de asombro. Su omega apoya su mejilla sobre la palma de su mano y le sirve un poco de vino. Kyungsoo no sabía si estar halagado o asustado, lo único que sabía es que estaba dentro un juego bastante tentador.



Después de una conversación agradable, el personal de nuevo ingresa y deja los platos sobre la mesa junto con las bebidas, el beta mira de reojo al omega por el inusual color de sus ojos y se tensa con la mirada del alpha, el personal se retira y Kyungsoo se da cuenta de que salieron con bastante miedo por culpa de él, y no iba a mentir, Jongin  con solo una mirada podía hacer que se arrodillaran ante él.



Escucha su risa burlona y observa como agarra la hamburguesa con sus dos manos y da la primera mordida, parte de su boca queda manchada y le hace gracia que se empieza a llenar las mejillas de comida como una pequeña ardilla glotona, en cambio, él toma refinadamente sus cubiertos y empieza a cortar la tierna carne de res que estaba preparada a tres cuartos.



—Come despacio, que a tu comida no le van a crecer piernas mágicamente —sugiere y se fija en su ceño fruncido. Deja sostener la hamburguesa y se limpia con su pulgar y lo lame con la intención de provocarlo.



—Disculpe, su majestad —expresa con su usual sarcasmo. —Pero esto está delicioso, no puedo parar.



—No más que el mío.



—A ver, bájate los pantalones —desliza su lengua por sus dientes superiores y come otra papita.



—Yo hablaba de mi carne en el plato, pero si quieres lo otro, no tengo problemas —toma el tenedor con un trozo y lo lleva a su boca.



—Ni que fueras el único —bufa y acaba la primera, toma un poco de su refresco y eructa sin pensarlo.



El alpha al escucharlo, detiene a mitad de camino su bocado y alza su vista, su omega se ríe apenado y lo disimula cogiendo la otra hamburguesa y llevarlo a su boca mientras trata de contener su risa.



—¿Qué me miras?



—Que te ves bonito comiendo como una ardilla —sonríe y su mariposa en lo que niega con la cabeza, termina atorándose con algún trozo de comida y rápidamente le da un vaso de agua.



—A propósito, quiero saber algo —arregla algunos de sus rizos y continua —¿Qué tienen tus feromonas? Sé que no son normales, mi cuerpo jamás ha reaccionado ante alguna, pero la tuya parece una droga.



—Es mejor quedarte con la duda —al terminar, Kyungsoo se decide por probar un postre de tres leches y dos copas de helado de diferente sabor, pero al ver que el alpha no pidió nada, le pregunta el porqué, a lo que responde con una sencilla y corta frase de doble sentido.



“Mi postre me lo comeré más tarde”



—Quedé lleno —expresa acariciando su abdomen—. Ahora si me voy donde Sehun —se levanta y toma su celular, mientras van caminando hacia las camionetas, Jongin  le pregunta al omega si quiere llevarle algo al beta, a lo que Kyungsoo asiente sonriente y el alpha pide de inmediato un postre. Los minutos trascurren y el omega observa a Insung quien le entrega de manera cordial una cajita decorada, Jongin  analiza sus expresiones y queda dudoso de algo que vio.



—Dormiré en la casa de Sehun, me quedaré viendo películas con él —dice el omega y al momento de llegar al parqueadero, se suben a la camioneta e Insung enseguida enciende el motor y se pone en marcha. Al menos por ese lado no se preocupaba por que su omega saliera, ya que lo que menos quería es que se fuera de nuevo a ese lugar a pelearse con un algún maldito.



—Entonces nos vemos mañana ¿Sí? —la verdad no hallaba otra manera, pero cada vez su necesidad por estar con Kyungsoo, se intensificaba.



—¿Qué quieres hacer? Recuerda que en unos días tengo que ir al instituto, y debo hacer tareas.



—Yo te las puedo hacer —se acerca a su rostro y toca su fría mejilla, la acaricia con su dorso y siente su cálida respiración.



—Te regalo química y física —se relame sus labios y sonríe cuando tiene su boca a centímetros de la suya. Le encantaba tanto.



El trayecto fue inesperadamente corto, y para Jongin , es como si le hubieran arrebatado su felicidad, pero entendía que el omega tenía su propia vida, no podía ser egoísta en robar todo su tiempo, así que estaba bien. La camioneta se detiene y de inmediato sale él primero, le extiende la mano a su mariposa para que baje y lo hace en un pequeño salto, besa su frente en modo de despedida y lo observa caminar.



Kyungsoo al llegar a la puerta, voltea a mirar hacia atrás y el alpha baja la ventana, le sonríe como un imbécil y al momento de mostrarle su dedo, escucha el sonido de la puerta y observa el rostro de Galya, de inmediato entra y la abraza.



—Sehun está arriba, ve y en un rato te traigo unas galletas con chocolate y malvaviscos —agarra ambos cachetes y se ríe junto a ella. El omega asiente y corre por las escaleras, pareciera que hace días no veía a su mejor amigo y lo extrañaba.



—¡Adivina quién llego! —grita a mitad del pasillo y Sehun se asoma.



—¡Ay no! —responde el beta agobiado y cierra la puerta a los segundos.



—¿Te visito y así es como me tratas? —golpea sin descanso hasta que su amigo le abre, y estira sus brazos para abrazarlo, pero Sehun se hace un lado y evita su contacto.



—De seguro no tenías nada que hacer y tu último recurso fui yo —cruza sus brazos y observa el tierno puchero del omega.



—Una opción, era montarme sobre un pene, pero aquí estoy con una cajita de postres, malagradecido —se lo entrega. El beta sonríe y lo abraza con fuerza.



Sehun deja la cajita sobre la mesa y se acuesta de lado con el omega. Lo había extrañado bastante, tanto así, que no quiso herir sus propias muñecas solo con el fin de no ver su rostro afligido.



—¿No te duele? —pregunta Sehun y toca la cortadura que tenía sobre su ceja, al ser tapada por sus rizos, no se veía, pero igual le dejaría cicatriz.



—La anterior vez fue en mi abdomen, esto en serio no es nada —explica riéndose y el beta asiente ante sus palabras. Verlo feliz después de encontrarse con el alpha, le ha alegrado, pero sabía que se alejaría, ya no sería como antes, y le daba miedo, que lo único que lo mantenía vivo, se fuera.



—Traté de llamarte después de que te fuiste al hospital, pero no me respondiste, solo hasta en la mañana supe de ti, pero Bom ha se quedó conmigo, ya que mi madre tuvo turno de trabajo en la noche —Sehun se recuesta y toma la caja, la abre y saca un postre, luego observa las marcas en el cuello del omega y las que tenía en sus muñecas, si no lo conociera, diría que sufre de maltrato físico, pero sabía muy bien quien era el dueño, algunos se cuestionarían, pero después de todo, es Kyungsoo, su amigo no dejaría que un alpha le pusiera la mano encima solo porque sí.



—¿Qué tal está? —se sienta a su lado y le roba una cucharada.



—Esta delicioso ¿Pero sabes que estaría mejor? —¡Que me ayudes con el puto taller de biología! Además, creo que nos pudieron con el grupo más vago y la verdad no quiero que terminemos haciendo solos el trabajo —se acerca al rostro del beta y se queda embobado con sus ojos.



—Podemos hablar con la nueva directora, por cierto ¿Qué le paso al anterior que ocupaba ese cargo?



—Se fue con Diosito —aprieta sus labios para no reírse.


Galya entra a la habitación con una bandeja llena de comida y les entrega a los chicos sus meriendas, Kyungsoo por poco se quema, si no hubiera sido por el beta, estaría llorando como un bebé al frente de la omega. Sehun sabía lo torpe que era, por eso nunca dejaba algún vaso de vidrio cerca de él, porque terminaba derramándolo.



Inician su tarde con una película animada, y apuestan por cuál ver, el beta gana la contienda y el omega no le tocó más remedio que verla, pero estaba bravo porque había perdido. Sehun al verlo niega con la cabeza y se sorprende de lo mimado que estaba, así que se resigna y hacen de nuevo la apuesta, pierde a propósito y escucha los gritos de su amigo entusiasmado.



Con el paso de las horas, el cielo de Moscú se oscurece y el frío se hace palpable, se levanta y abre un poco la ventana, la suave brisa lo relaja y desvía su mirada hacia Kyungsoo quien estaba jugando con su celular, y le tira una palomita.



—¡No me tires nada al cabello que se me enreda! —dice estresado y revuelve sus rizos. Sehun se acerca y busca la palomita que estaba entrelazada con uno de sus churcos, la toma y la tira al canasto, cuando camina hacia su escritorio, observa la llamada entrante de Lucas, el desespero porque la zona no entre en conflicto con las demás, dependía netamente de Kyungsoo, pero cuando supo que su amigo no podía ir, se preguntó el porqué, a él no lo detenía una simple herida.



—¿Quién es? —pregunta el omega estirando sus brazos y al notar su silencio, se levanta rápidamente. Kyungsoo pensando que era algo sin importancia, deja de serlo cuando toma su celular y observa un mensaje de Lucas que lo deja con el corazón latiendo a mil. Camina desesperado por toda la habitación y corre un poco las cortinas, observa una camioneta parqueada, y se muerde la lengua, si Jongin  lo descubría, no sabría si sobreviviría a la mañana siguiente.



—Tengo que ir ahora mismo —dice alterado Kyungsoo y se coloca su buzo, Sehun no lo piensa dos veces, y le comenta que también irá, al omega no le parecía muy buena idea, pero en la mirada del beta, sabía que no se iba a retractar de su respuesta. Lo bueno de estar aquí, es que estaban a pocas cuadras de la zona roja. Sehun no lo piensa dos veces y toma la mano de su amigo, salen de la habitación a hurtadillas y toman sus skates de repuesto que estaban a un lado de la sala, ingresan a la cocina, y por la puerta trasera, Sehun busca una llave y abre el candado. En silencio salen agachados y trepan una reja, Kyungsoo mira a lo lejos la camioneta y pasa saliva, las palabras del alpha iban muy en serio.



Corren por el patio y cuando lo atraviesan, dejan caer sus skates en el Hunnimento y rápidamente empiezan a impulsarse con sus pies izquierdos, Kyungsoo mete sus manos dentro del bolsillo de su buzo y observa el rostro serio de Sehun, a pesar de que no le gustaba llevarlo, cuando algo se le metía en la cabeza, no lo podía ignorar.



El parque desolado y sin luces que iluminen el camino, queda amparado solo por la luna, la sombra se alza a medida que se acerca y cuando escucha el murmullo de la gente, se sorprende al saber que no había música acompañando, por lo general, el ambiente estaba alocado, las personas fumaban y consumían drogas al ritmo más alto, pero ahora, era diferente. Cuando entran a la zona roja, observa un carro de policía con las luces apagadas, el vidrio del copiloto quebrado y un hombre con una bolsa negra, Sehun se da cuenta de lo que era y presentía que algo malo iba a suceder. Lo primero que ve, es a Lucas con un arma en la mano mientras discutía con dos alphas, sus ojos se quedan inmersos en los de él y en su mente, conecta cables y sabe de quién se trata, pero supone que él no lo recuerda.



—La muerte de ese coronel ha traído a más informantes, y no solo de aquí, sino a norteamericanos, y ahora, ese puto omega mata a uno de los integrantes de Volga ¿Qué crees que estás haciendo? —escucha las duras palabras por parte del hombre y coloca un pie en el skate para sujetarlo con la mano. El otro alpha se percata de la presencia de un omega y se pone en alerta, Lucas se sorprende de su inesperada llegada y se hace un lado.



—¿Y tú eres? —dice con desprecio y el omega alza su mentón con orgullo y lo observa fijamente.



—Kyungsoo Do, líder de la zona central —se presenta en un tono serio y observa sus expresiones de asombro.



—Había escuchado tus rumores, pero no sabían que eran ciertos —comenta antipático y Kyungsoo quiere partirle el cuello, el alpha era de la contextura de Jongin , no era una presa fácil, pero no uno imposible de matar.



—Tengo una manada de alphas ardidos que no aceptan el hecho de que un omega les ordene —sonríe con arrogancia y le pide a Lucas que se aleje con Sehun.



—Las muertes de Volga se cobran de igual manera. El ingreso de la droga está siendo difícil por tu culpa ¿Qué tienes que decir al respecto? —espeta el hombre tratando de intimidarlo con su porte, pero no da un paso hacia atrás.



—Esto fue aparte, ya les he dado el aviso de que no se metan con Sehun, y si lo hacen, yo lo cobro con sangre, cada quien muere como se le da la gana, yo advierto y los demás acatan ¿Me escuchaste? —suspira pesadamente y el alpha deja salir sus feromonas pensando que iban a tener alguna reacción en el omega, pero para su sorpresa, no hubo ningún cambio.



Uno de ellos se aleja dando pasos hacia atrás, y Kyungsoo sabe el significado, dentro de las pandillas es común ver peleas para tomar el cargo de cualquiera, una retaliación por parte de un miembro hacia los líderes, no es bien tomada, pero si no se acepta, da para la especulación, solo hay dos opciones, morir o rendirse. Lucas observa como ellos desaparecen del lugar y tiene miedo de lo que vaya a suceder. Sehun trata de ir detrás de ellos, pero es agarrado de su muñeca, comprendía muy bien que no podía interceder en sus peleas, sin embargo, Kyungsoo estaba hundiéndose por su culpa.



—Tendremos que esperar aquí —dice Lucas temeroso y a los minutos, escucha el sonido del motor de una camioneta. Sehun se queda observando fijamente hacia el costado y golpea desesperado el pecho de su amigo cuando mira las placas, Lucas sin entender nada, observa en sus ojos un pánico indescriptible cuando se parquea justo en frente de ellos, el beta trata de tomar su brazo para huir, pero es demasiado tarde cuando escucha su voz.



—Quédate quieto, Sehun —ordena Junmyeon en un tono serio.



En la otra cuadra, Kyungsoo camina delante del alpha hacia un callejón, uno del cual, se considera como la pocilga, un lugar que guarda almas decadentes cuando estas no alcanzan la luz, un sitio donde la penumbra y la zozobra de un ser es apagada de la peor manera, aquella, que en el bajo mundo la denominan, como la zona roja, un espacio reducido donde los rastros de sangre son visibles, como una bella obra de arte plasmada por anónimos que deja a la vista lo macabro que puede llegar a ser una persona.



—Lo primero que haré será follarte mientras te veo morir lentamente… —susurra el alpha cerca de su oído y siente el filo de la navaja rozando su cuello. El hombre toma la delantera y se coloca de frente, Kyungsoo se queda estático y saca su arma.



—Será un placer degollarte —expresa con una discreta sonrisa y al momento de dar el primer ataque, siente los rizos de su costado moverse ligeramente, no había brisa alguna para que lo ocasionara, pero cuando escucha el grito del hombre, seguido de su sangre derramándose de su hombro, hace que voltee hacia atrás y vea a Jongin  con su arma empuñada, era su bala quien se había pasado por su lado y terminó enterrándose en la piel del hombre.



—Kyungsoo… —su gruesa voz hace que empiece a temblar y al instante de reincorporar su vista hacia el frente, se encuentra con la punta de la pistola a centímetros de su rostro.



De nuevo aquella sensación de hormigueo lo embarga y acaricia su abdomen bajo, su corazón empieza a latir de manera frenética y jadea cuando el calor empieza subir de manera anormal en su sistema, sin lograr descifrar que era en concreto, solo podía culpar a las feromonas del alpha que lo hacían entrar en una especie de celo inducido que podía durar solo minutos.



—Aquí tienes la respuesta a tu interrogante —susurra Jongin  detrás de él y no es capaz de moverse. En su alterado estado, mira las manos del hombre temblando, quería disparar, pero por alguna razón que no entendía, no podía, como si algo se lo impidiera. Su mente estaba en blanco y más cuando la fría mano del alpha acaricia su mejilla y sujeta con fuerza su mentón.



—Dime ¿Qué sientes? —pregunta el alpha de mal humor y Kyungsoo ni siquiera podía responder, una sensación de asfixia jamás experimentada, lo deja fuera de combate cuando observa la mirada agonizante del hombre quien suplicaba clemencia, su rostro pálido y ojos rojos, lo confunden, sus labios agrietados y su piel que, cambiaba de color, le hacían detallar sus venas que brotaban con más vigor

—Mis feromonas pueden matar, pero en cambio a ti, te hacen entrar en calor —asevera y mete su mano por dentro del buzo y con su dedo índice, recorre su espina dorsal de abajo hacia arriba en un movimiento pausado—. Una vez que las libero, deja paralizado tu cuerpo por completo y lentamente van destruyendo todo a su paso mientras sientes cada minúscula parte de ti, desgarrándose. Es un dolor prologando que no te deja cerrar los ojos hasta que no haya nada… absolutamente nada, Kyungsoo —besa el lóbulo de su oreja y se inclina un poco, desliza su mano hasta llegar a su pantalón y acaricia directamente su miembro erecto, su pulgar queda mojado por su preseminal y besa su cuello.



Kyungsoo se siente mareado cuando envuelve su pene y empieza a masturbarlo de manera prolongada, el arma aún apunta hacia su rostro y se percata que sus piernas empiezan a perder fuerza cuando siente una intromisión de uno de sus dedos adentro de su ano, suelta un jadeo y es incapaz de detenerlo, su cuerpo estaba respondiendo de manera rápida a su tacto y él no era quien para impedirlo.



Por la boca del hombre empieza a salir sangre, Kyungsoo entre abre sus labios y no puede despegar sus ojos de esa imagen, de esa sensación que le provocaba el alpha, que le hacía delirar por su orgasmo que estaba a punto de culminar en esas manos que lo sumergían en la locura de su inmensa oscuridad.



El omega suelta un agudo gemido cuando el hombre deja caer su arma y su cuerpo se derrumba sobre el suelo, las convulsiones inician y el alpha sonríe mientras lo continúa masturbando con más rapidez, Kyungsoo contrae su abdomen y agacha su mirada, tapa su boca con la palma y observa la mano del alpha en un vaivén que lo estremece, se detiene en la punta y presiona su glande, el líquido preseminal se desliza y cae en gotas contra el piso, sus muslos se tensionan y él de nuevo continua, aprieta la base y eso lo desestabiliza, cierra sus ojos y no es capaz de retener su orgasmo, chorros de su semen terminan sobre la espalda del hombre, y cuando se da cuenta, la intimidante voz del alpha, lo sufraga.



—Déjame follarte —pide como una plegaria al sentirse demente por enterrarse en su culo.



—Hazlo…



Jongin  en tan solo unos segundos, le quita el pantalón junto con el boxer, lo sujeta de ambos glúteos y lo carga hasta chocar contra la pared. En un ágil movimiento se baja la cremallera y libera su gran pene, lo ubica contra su entrada y al momento de penetrarlo, busca su boca y termina metiendo su lengua para encontrarse con la de él.



Kyungsoo queda saciado con su sabor y no es capaz de reprimir sus gemidos cuando siente como el miembro del alpha prácticamente lo desgarra en un instante, sus labios no dejan de moverse a su ritmo y es que, lo había deseado, la sed de sentirlo era evidente en su mirada, y estaba dejándose llevar por su lujuria. El alpha aprieta su cintura y hace que se entierre con más fuerza, el calor de su agujero era inagotable, sentía que nunca podría estar completo, era un pálpito que lo dejaba agonizando por más y cuando despega sus labios, no espera para de nuevo juntarlos, su pequeña boca estaba roja e hinchada, justo como lo que podía imaginarse de su culo, dilatado y a la espera de ser llenado hasta lo más profundo.



—Me estás apretando demasiado —dice en un jadeo y continua con la misma intensidad. Follarlo era un maldito paraíso que le hacía perder la razón hasta de su propia existencia.



—Me voy a venir de nuevo… —lloriquea con sus ojitos aguados y lo sujeta con fuerza, su pene entra y sale de manera rápida, el choque de sus pieles se convierte en la mejor pieza para sus oídos y no es capaz de detenerse cuando el omega se lo pide—. Jongin … es demasiado, no puedo —chilla a más no poder y lo calla de nuevo con su boca, su culo lo aprieta al punto de doler y es la clara evidencia de que se había corrido por segunda vez.



—Quiero anudarte… —susurra cegado de placer.



—Vamos a la camioneta… —sugiere fatigado. Se recuesta sobre su hombro y con su vista nublada, observa al alpha moribundo. Después tendría que mirar como arreglar su muerte, porque matar a un mensajero de otro líder, podría sentenciarlo.



Jongin  hace una corta llamada, y pensando en que lo iba a liberar, termino penetrándolo de sorpresa, esconde su rostro en su cuello y empieza hacer chupetones desde su clavícula hasta llegar a la base de su oreja, el calambre en sus piernas era evidente, sentía como se entumecía lentamente, y cuando observa la camioneta parquearse justo en frente, siente de nuevo las punzadas en su abdomen, como si el pene del alpha estuviera creciendo en su interior.



Sus manos apresan sus muslos desnudos y da media vuelta, lo abraza y calla sus gemidos apretando sus labios, la simple acción de caminar hacía que su miembro entrara de manera lenta en su interior, y eso, simplemente lo devastaba, su cuerpo se sumergía ante su dominio. Al ingresar, Jongin  se sienta y observa a su omega al frente suyo con sus piernas a cada lado de su cadera, acaricia su abdomen lentamente y las ganas por morder sus pezones no se hacen esperar, le quita el buzo y aprecia su pecho, saca su lengua y da la primera lamida, al mismo tiempo que agarra su otro pezón y empieza a jugar con él.



—Jo-Jongin  —dice entrecortado y se queda embelesado con su mirada. Sus dientes muerden la punta y le sacan un pequeño grito mezclado con placer.



—Toma mi pene y follate tú mismo —demanda con sus ojos completamente dilatados y empieza a estimular con su boca su otro pezón. Sus grandes manos no dejan de acariciar su ferviente piel que estaba complacida por sus caricias, encendida por su dulce y a la vez tosco tacto que lo hacía desfallecer. Los vidrios empiezan a empañarse por sus constantes jadeos, el aire empieza faltarle cuando trata de cerrar su mano alrededor del grueso pene que poseía el alpha; la Humildad, como lo denominó, era todo lo contrario a su mencionado, soberbio, orgulloso y de gran poderío, algo de lo cual no podía pasar por alto, aunque quisiera, su tamaño no convalecía con lo que realmente era.



Se pega completamente al alpha y restriega su ano de arriba hacia abajo contra la extensión de su pene, una labor bastante dura, como lo que iba a entrar en su interior, Su lubricante se desliza por sus muslos internos y termina mojando los finos asientos de la camioneta, Kyungsoo sujeta el mentón del alpha y se acerca a su boca, lame provocativamente su labio inferior y siente un golpe seco en su culo, su piel arde y suspira con pesadez.



—Después de esto, tu castigo será peor —afirma con una expresión seria que hace que su corazón lata desesperado, no sabía si era el miedo, o la emoción, pero en definitivamente, estaba loco, y desquiciado tanto como él.



—Lo puedo compensar… —sus ojos violeta lo miran suplicante y siente como la yema de sus dedos acaricia su espalda, se desliza hasta su abdomen y llega a su pene, hace círculos sobre su glande lleno de preseminal y baja hasta llegar a sus testículos, los masajea y continua su trayectoria hasta su ano, introduce dos dedos y los empieza a abrir y cerrar lentamente



—Mueve ese culo, mariposa, porque todo dependerá de ti hasta que lleguemos al apartamento —expresa en un tono seductor y siente el vacío en su interior cuando retira sus dedos y los observa empapados de su lubricante, los lleva a su boca, saca su lengua y los chupa mientras lo mira fijamente.



El omega sonríe travieso y prueba sus propios fluidos mezclados con su saliva, un sabor indescriptible que lo hacía delirar ante el más minino roce, uno sucio y lleno de deseos que no estaban bajo las limitantes de la moralidad. Jongin  terminó obteniendo la llave de aquella puerta que salvaguarda a su alma, pero muy en el fondo, sonreía, había caído en su juego, y él, en el suyo. Levanta un poco su cadera y posiciona su pene a la altura de su entrada, su glande se abre paso en su entrada, y lentamente se va introduciendo, cierra sus ojos y aprieta sus labios al sentir la sensación de ahogo, no sabía hasta donde le llegaba, pero era impactante como podía desaparecerlo entre sus entrañas.



—Kyungsoo… —susurra extasiado el alpha al sentir de nuevo su calor, una bruma de placer lo entorpece cuando el omega se alza y rápidamente baja con su pene bombeando en su interior, empieza a penetrarse el mismo y se sostiene de sus hombros, por un momento recuerda la herida en su brazo, pero eso no le importo al omega.



Lo abraza por el cuello y esconde su rostro, sus gemidos quedan expuestos a la altura de su oreja, y el reducido espacio queda impregnado de sus feromonas, los jadeos acompañados de sus lloriqueos dejan en mal estado al alpha quien rodea su cintura con su brazo y la aprieta con tanta fuerza que hizo que el omega chillara de dolor, pero no era por eso, cuando dio su última penetrada, su instinto tomo el poder y se abrió paso a su nudo, su pene empezó a crecer en su interior desgarrando al omega en cuestión de segundos.



Su abdomen se hincha y termina recostado en el pecho del alpha, su cuerpo empieza temblar ligeramente y los espasmos comienzan a dar un efecto de advertencia, su vista se oscurece y en su mente, no queda nada.



—No te vas a salvar esta noche.


Omega pandillero [ADAPTACIÓN] KAISOO Where stories live. Discover now