Capítulo 22. Promesa

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7 años atrás

—¡Levántate, maldita sea! —dice enfurecido Eduard y le propina una patada en el estómago a su sobrino. Se agacha, agarra sus rizos con fuerza y al observar sus lágrimas, la rabia puede más con él y termina golpeando su rostro de nuevo, la sangre salpica el suelo y escucha sus lamentables lloriqueos.



El omega sumergido en sus pensamientos, abraza su abdomen y llora en silencio al no tener la suficiente fuerza para levantarse, había perdido la noción del tiempo, los meses en que ha estado encerrado en ese sótano donde la única luz que recibía, era por una pequeña ventana que lo sumergían en la completa desesperación. Encadenado y durmiendo en una vieja colcha, a la espera de que su tío le diera las sobras de la comida para poder mantenerse con vida, lo terminaron devastando.



—¡Kyungsoo , no tengo la puta paciencia! —empuña su mano para golpearlo, pero se detiene cuando su delgado cuerpo empieza a levantarse, su palma se soporta en la pared para dar el primer paso y sonríe cuando detalla su mirada violeta llena de odio. Era un omega precioso, sin duda alguna…



—Vamos a ir a un evento, hay alguien que te quiere ver —se relame los labios seductoramente ante el menor y toca su cuello con sus dedos carrasposos, Kyungsoo  se aleja y hace una expresión de desagrado al sentir su frío contacto—. Quién lo diría… que esos ojos violeta fueran la maldición de los Lebedev —susurra en su oído y no recibe una respuesta por parte de él.



Hacía meses que no escuchaba la voz de Kyungsoo , por más golpes y castigos que le haya impuesto, no funcionaban, el omega no podía decir ni una sola palabra, es como si se hubiera quedado mudo, pero eso no importaba, el plan se estaba llevando a cabo, tal y como lo pidió ese hombre, mientras estuviera vivo, no habría problemas, pero había sido una lástima que su hermana Sonhee, prefirió abandonar su misión cuando se supo cuál era la finalidad de su trabajo, era eliminar a Jongin .



Eduard agarra con fuerza su brazo, pero el menor empieza a resistirse, intenta golpearlo y cuando se iba a voltear, empuja al omega rudamente contra la pared, observa como corre con su pie herido hasta esconderse detrás de un viejo mueble, y levanta una ceja cuando camina hacia su dirección, se fija como sus pequeñas manos tapan su boca desesperado mientras lloraba asustado y no puede evitar sonreír ante su expresión.



—Nunca podrás golpear a un alpha —se agacha hasta quedar al frente de su rostro y se ríe descaradamente—. Recuerda que eres un omega, y los omegas, son débiles y solo servirán para abrir las piernas y dar crías, para nada más —ladea su rostro con cinismo y con su dedo pulgar, seca alguna de sus lágrimas, continúa desplazando su mano hasta que acaricia su cabellera, la agarra con fuerza, se levanta y lo arrastra de sus rizos por el piso hasta llegar a las escaleras.



Los gritos de Kyungsoo  se vuelven irritantes y cuando lo suelta en el primer piso delante de sus dos hijos, sus miradas se fijan en el omega como una carnada fresca, lista para jugar de nuevo con ellos.



—Ustedes se van a quedar aquí, me iré con Kyungsoo  a la ciudad —comenta el alpha y ellos asienten con una risa macabra cuando ven como el menor trata de levantarse a pesar de que tenía el tobillo hinchado por la vez que lo golpearon con un bate.



—Si quieres lo podemos ayudar a bañarse —murmura su hijo mayor con un brillo en sus ojos. Se dirige hacia el omega y Kyungsoo  camina hacia atrás cojeando—. No se lo voy a meter o tal vez si…



El omega estaba aterrorizado ante sus palabras, nunca pudo ver lo enfermos que estaban sus primos, y aún peor, su tío. Si su abuela Bom ha  viera en lo que se ha convertido su hijo, estaría decepcionada, ella siempre lo quiso por igual junto a su madre, Sonhee, pero esa unión de hermanos se fue de picada cuando dictó que renunciaba a su cargo.





—Sé muy bien tus intenciones, pero ese hombre quiere a Kyungsoo  virgen y justo esta noche, se lo iré a presentar —expresa Eduard metiendo una de sus manos dentro del bolsillo de su jean y voltea su rostro hacia la derecha cuando escucha los quejidos del omega mientras se tapaba sus orejas con miedo.



—Tienes exactamente 10 minutos para bañarte, Kyungsoo , ahí está tu nueva ropa, si no lo haces dentro del tiempo, iré por ti —comenta el alpha de mal humor y al mirar su reloj, se sienta en el sofá, cruza una de sus piernas y se sirve un trago de vodka, sus dos hijos se acomodan de nuevo y continúan con sus videojuegos. Kyungsoo  actuaba por solo instinto, tratando de sobrevivir a como dé lugar, manteniendo, aunque sea, una mínima parte de sí, cuerda, absuelta del remolino de pensamientos que lo atacaban todas las noches desde que había llegado, solo aferrándose a los pequeños recuerdos de sus padres y a la voz de su madre que lo arrullaba en sus sueños.



Aterrado y con el nudo en su garganta, se encierra en el baño, el dolor en sus piernas es evidente, y no puede negar que sintió alegría al ver una ducha, hacía días que no le permitían asearse, y ahora que la veía, el deseo de estar en ella, era inmensa. Pero a medida en que se iba quitando la ropa, el reflejo de su rostro en el espejo, lo quiebra, grandes ojeras acumuladas, los moretones en ambas mejillas y la sangre seca de su nariz y parte de sus labios, le asusta, ese chico, en definitiva, no era él…



Sus ojos bajan por su cuello y con sus frágiles dedos, acaricia su cuello hasta llegar a sus clavículas, un escalofrío lo sorprende cuando ve como sus costillas sobresalían, su delgado cuerpo estaba consumiéndose y era lógico al saber que no comía adecuadamente, le tiraban las sobras como si fuera un animal ¿Qué podría esperar? Solo aguardar hasta que un día muriera o hacerlo con sus propias manos.



El entrar a la ducha, deja que el agua caiga sobre sus rizos, su mirada divaga sobre sus brazos rasguñados y no puede evitar la tristeza y el enojo que estaba sintiendo en ese momento, la impotencia por no poder hacer nada, le daba coraje, un resentimiento consigo mismo por permitir que lo dañaran de esa forma, sin justificación alguna, y ni una explicación, solo tratando de respirar para que en la oscuridad su mente pudiera descansar. Junta sus dos manos para dar forma a un recipiente y acerca su boca para tomar agua, estaba completamente desgastado, ni siquiera podía levantarse bien sin sentir que se iba para el piso, los mareos empeoraban y el sueño aumentaba, sin energías, terminaba desmayado en alguna esquina del sótano, solo, en completo silencio, hasta que el invierno diera paso a la primavera…



Sus piernas se debilitan y se ve obligado a sentarse en el piso por unos minutos hasta poder recuperar algo de firmeza, el agua sigue fluyendo y empieza a parpadear varias veces cuando ve borroso y siente como se le van las luces, su mente se alarma y trata de aferrarse a un pequeño soporte que había en la pared, pero termina perdiendo fuerza en el agarre y en un mal movimiento, se golpea contra un borde filoso, la sangre cae en gotas y se mezcla con el agua. La puerta se abre estruendosamente y una mujer entra con una toalla totalmente extendida para que Eduard no viera el cuerpo del menor desnudo, la omega alarmada y sin importar que mojara su vestuario, entra y cierra la llave, mira de reojo al alpha quien estaba recostado en la pared y le sonríe nerviosa al pedirle que se retire mientras atendía al omega, y así lo hace, Eduard los deja solos.



Sus manos tiemblan cuando envuelve la cabeza del menor con la toalla y puede ver la sangre esparciéndose, aunque sugiriera que lo llevaran a un hospital, no lo harían, así que con el corazón palpitándole en la boca, sostiene al menor y aprieta sus labios cuando lo levanta por completo, pensó que no podría, pero la ganas de llorar se hicieron presentes cuando sintió su peso tan liviano.



—Perdóname, cariño… —deja al omega recostado en el sofá y se arrodilla ante él —. No hay forma de sacarte de aquí —abre su maleta y saca un pequeño recipiente, lo abre, y en el primer compartimiento, observa su maquillaje, lo coloca a un lado y saca el segundo, ésta había sido la única forma de traerle comida al omega sin que ellos sospecharan.



Kyungsoo  por inercia lleva su mano hacia su cabeza, pero ella lo detiene, sujeta su muñeca con delicadeza y la baja, le coloca el recipiente con comida encima de la toalla que puso sobre sus piernas y los ojos de Kyungsoo  se llenan de lágrimas al ver tortillas con pollo.



—Come mientras yo curo tus heridas —se levanta y le da un beso en su mejilla. De nuevo toma su maleta y saca los implementos para limpiar la herida. Ya era como la quinta vez que iba a la casa, y veía al menor en deplorables condiciones, siendo enfermera, su trabajo era solo profesional cuando Kyungsoo  decaía gravemente, sin embargo, con el pasar de las visitas, sentía que no podía más cuando descubrió por qué lo tenían ahí.



—Kyungsoo , sé que ha sido duro mantenerse aquí, pero —lo mira directo a los ojos, mientras sostiene una gasa—No confíes en ningún alpha, porque terminaran acercándose a ti con otras intenciones, así que tienes que aprender a como jugar, no dejes que te conviertan en un trofeo para que ellos logren sus objetivos ¿Entiendes? —Kyungsoo  al escuchar sus palabras, se limpia sus lágrimas, y con el dolor en su alma, continúa comiendo, aunque el nudo en su garganta se hiciera más doloroso, si debía aprender a las malas, no iba a dar un paso hacia atrás.



Los minutos transcurren y al finalizar, la enfermera aplica base y polvos para ocultar los moretones en su pálido rostro, observa el recipiente vacío y le entrega dos vitaminas, Kyungsoo  de inmediato las toma y se queda mirando el piso, las agujetas de sus zapatillas están sin amarrar e intenta hacer el nudo, pero fracasa, la mujer se da cuenta de ello y se agacha, lo hace rápidamente, se levanta, agarra sus hombros y empieza a temblar.



—Espero verte pronto —acaricia sus rizos con dulzura y puede ver en sus ojos violeta, incertidumbre—. Escúchame, apenas des un paso afuera, prométeme que no derramaras ni una sola lágrima ¿Okey?



El omega trata de preguntar, pero simplemente su voz no sale, su mirada inquieta busca algo con lo cual poder comunicarse, sin embargo, ella solo le sonríe y lo abraza fuertemente ¿Por qué se sentía como si fuera una despedida para siempre?



—¡Prométemelo! —alza su meñique al frente del rostro del omega y lentamente él entrelaza su pequeño dedo con el de ella; era una promesa, con pacto de muerte. El golpe de la puerta asusta a Kyungsoo  y observa a cuatro alphas ingresar, uno de ellos sujeta su brazo con rudeza y lo obliga a salir del baño, de nuevo la presencia de su tío lo pone incómodo y agacha la mirada, su corazón se acelera cuando él agarra su cuello con fuerza y lo atrae hasta quedar a pocos centímetros de su rostro.



—Ella fue bastante astuta al pensar que podía comprar a uno de esos alphas y sacarte de aquí —expresa con descaro Eduard y siente como su mano se posa sobre su espalda y va descendiendo.



Al querer soltarse de su agarre, queda congelado, como si el tiempo se hubiera detenido por varios segundos, deja de respirar y su quijada empieza a temblar cuando escucha el grito de la enfermera seguido de dos disparos que le dejaron un vacío indescriptible, un dolor profundo que le hizo erizar hasta el último vello de su piel. La habían matado y era por su culpa.



—¡Llora! —grita Eduard como un lunático y aunque sus palabras fueran cuchillas incrustándose en su alma, Kyungsoo  solo aprieta sus labios y reprime sus emociones, no deja que ni una lágrima se deslice por sus mejillas, no permite que esos alphas vean lo destrozado que se sentía, ni la impotencia al no poder hacer nada, así que alza su mentón con valor ante su presencia y observa como la sonrisa de su tío desaparece, lo gratificante que era verlo, solo produjo que naciera un deseo, uno, que haría poner precio a sus vidas.



—“Algún día, los voy a matar… a todos” —afirma Kyungsoo  sin emitir ni un solo sonido, únicamente mueve sus labios y Eduard sin comprender lo que decía, lo suelta del cuello.



El nudo en su garganta y las ganas de vomitar se hicieron más fuertes, pero tenía que mantenerse de cualquier modo, a pesar de que ansiaba estar solo, su determinación y voluntad, fueron sus únicas aliadas para no haberse suicidado. Eduard de nuevo lo agarra de su cabellera hasta salir de la gran casa, un hombre abre la puerta de una camioneta y lo lanza hacia los sillones de la parte trasera.



—cúbranle los ojos y átenlo—ordena Eduard acomodándose en el asiento del copiloto y dos alphas se sientan a cada lado de Kyungsoo , uno de ellos saca un celular y el omega mira de re ojo la fecha. Haciendo cuentas, había pasado más de un año, sus padres ya han cumplido su primer aniversario de fallecidos, su cumpleaños número catorce ya pasó, y su gatico blanco de seguro habría muerto en algún andén en espera de encontrar otro hogar.



—Vamos a ver a cuantos alphas satisfaces, Kyungsoo …



El omega observa directamente los ojos de su tío por medio del espejo retrovisor, y antes de que sellen sus labios, le dedica una sonrisa siniestra, promesa, de que lo cobraría, cada lágrima derramada, humillación y dolor, sería pagado con lo más preciado que tuvieran, solo, hasta que la muerte sea su único pensamiento.



Un hombre cubre su vista por completo mientras que el otro ata sus muñecas y pies, pero creyendo que solo harían eso, el alpha se aprovecha y acaricia su muslo sutilmente, el tacto de su mano, es asqueroso, trata de mover su pierna, pero él sigue tocando hasta que llega sobre su miembro, el pánico se apodera de su mente cuando una segunda mano se coloca sobre su pecho y empieza a respirar con irregularidad, hasta que su instinto toma el control y golpea con fuerza la quijada del hombre con su cabeza.



—¡Maldito omega de mierda! —grita enfurecido el alpha y tapa la nariz del omega para que no pudiera respirar—. ¡Serás la puta de todos esos hombres!



Kyungsoo  con sus manos detrás de su espalda, busca algo con lo que defenderse y cuando encuentra el mango de una navaja en el bolsillo del alpha, no tarda ni un segundo en enterrarlo en la pierna de él, el grito atroz hace que la camioneta se detenga y escuche de nuevo su voz.



—¡¿Qué mierdas?! —exclama Eduard al ver la sangre del guardaespaldas manchar el sillón, sin embargo, al observar a Kyungsoo  con su rostro completamente rojo y su pecho agitado, de inmediato extiende su brazo y le quita la cinta, su sobrino empieza a hiperventilar y le da curiosidad saber que había sucedido para que ahora prácticamente se estuviera ahogando con su propia saliva.



Eduard ordena a que se lleven al hombre a un hospital y continúan con su recorrido, el omega queda al lado de la ventana y se mantiene en alerta contra el otro alpha, cualquier intento, pelearía hasta que su aliento se convirtiera en el último.



Eduard saca un arma y le quita el seguro, la deja en la guantera y toma su celular cuando escucha la notificación, observa un mensaje de él, y tensa la mandíbula al leerlo. Era una advertencia, quería ver a Kyungsoo  lo más pronto posible, su sobrino era la llave que necesitaba para que ese hombre tomara el poder del triángulo negro.



Si su hermana Sonhee hubiera aceptado su misión, todo sería más fácil, ella tenía un cargo importante dentro del gobierno ruso, el cual permitió la entrada al ser asignada como una agente infiltrada, gracias a su carrera militar e inteligencia, pudo escalar en lo alto, convirtiéndola en la capitana de una de las misiones más peligrosas; matar a Smert, sin embargo, en una de las cláusulas, tenía que entregar a Kyungsoo , lo cual no acepto, a pesar del dinero y poder que le darían.



El omega se percata de que la camioneta se detiene y su sentido de escucha se agudiza, un alpha libera sus tobillos y lo jala del brazo para que saliera, el frío de la noche lo golpea con fuerza, y tiene un mal presentimiento. Desde que llegó al hogar de su tío, no ha podido entender la razón del porqué lo ha mantenido encerrado, la inesperada muerte de sus padres o por qué ese hombre ordenó que lo inyectaran para que se adelantara su primer celo y que, desgraciadamente, era el culpable de todo.



Era un rompecabezas, donde tenía que recolectar pieza por pieza, para comprender en donde estaba y quien era su enemigo, pero hasta ahora, no tenía nada concreto, si tanto lo querían, hace rato lo hubieran llevado con ese maldito hombre, pero ¿Por qué hasta ahora? ¿Qué era, o quien se lo impedía?



Al ingresar, Eduard coloca la palma de su mano sobre la espalda de Kyungsoo  y siente como se coloca rígido, lo guía adentro del lujoso lugar, y el personal del hotel los saluda, le permiten una tarjeta plateada, y dos hombres caminan detrás de ellos, luego continúan con su recorrido a través de los pasillos alfombrados, hasta que llegan a su destino.



Eduard observa el número de la puerta y desliza la tarjeta por toda la ranura, la pequeña pantalla cambia de color y se abre de inmediato, da un primer paso, y al respirar en el interior de la habitación, se ve obligado a llevar una mano hasta su pecho por las pesadas feromonas del alpha que lo estaban asfixiando.



—¿Lo has cuidado bien? —el tono de su voz le provoca escalofríos a Eduard, pero trata de camuflarlo al colocar su mano sobre el hombro de su sobrino y le sonríe.



—Por supuesto. Tal cual como lo has sugerido.



—Acércate —ordena el hombre refiriéndose al omega. Eduard le da un pequeño empujón y observa como Kyungsoo  camina lentamente con sus manos temblando.



El hombre sentado en el sofá, se acomoda su corbata, y toca su barba corta, cruza una de sus piernas y toma un trago de su vino, sus ojos negros no se despegan del pequeño cuerpo que se acercaba con miedo y se relame los labios cuando lo tiene al frente.



—¿Aún no puede hablar? —dirige su mirada hacia Eduard y él niega con la cabeza —. ¿Le hiciste algo?



—No señor, en absoluto. Solo que está en su etapa de rebeldía —explica con tranquilidad, pero el hombre al ver la expresión en los labios del omega, le hacen saber que no, pero por el momento lo dejaría pasar.



—Procura hacerlo mejor —le lanza un maletín lleno de fajos de dinero y él lo atrapa maravillado —. Lo tendrás por otro tiempo, hasta que vea la posibilidad de salir del país, porque hasta el momento, me ha sido difícil y todo por culpa de él… —de Smert, el único alpha que podía estar a su nivel.



De nuevo se fija en el omega y extiende su mano hasta que agarra sus delicadas mejillas, lo jala hasta que su rostro queda a milímetros del suyo, y coloca su boca al frente de la tela que cubría sus ojos, la baja con sus dientes y se queda hipnotizado cuando aprecia por fin aquellas dos gemas violetas.



—Tan hermosos, como la última vez que los vi en otra alma —susurra alucinado —. Espero que seas muy obediente, Kyungsoo , porque sería lamentable tener que matarte como lo hice con él.



El omega quien se apoyaba solo de su rodilla derecha sobre el sofá, le escupe con rabia en la cara, y como efecto, el alpha arremete con una fuerte cachetada que le hizo llenar sus ojos de lágrimas, el hombre lo agarra con más fuerza y deja que sus feromonas se esparzan.



—¡Bastante osadía tienes! —grita completamente enfurecido—. Espero que recuerdes mis malditas palabras; jamás podrás liberarte, esos ojos violeta que posees, siempre estarán destinados a nuestra sangre —a los alphas de la familia Lebedev— ¡No podrás escapar, Kyungsoo ! ¡Vivirás y morirás por un alpha, te guste o no! —se levanta rabioso y toma la botella, la coloca encima de la cabeza del omega y deja que el líquido se vierta sobre sus rizos.



Desde una de las esquinas, Eduard estaba más que satisfecho.



—¡Eres una completa burla! Te voy a educar y sabrás respetarme, porque tu insolencia no la voy a permitir de nuevo ¡Porque te juro, que te lo haré suplicar de rodillas!



El omega se rasguña con fuerza sus propias manos hasta que las gotas de sangre se derraman sobre el suelo, el sentimiento de enojo y la impotencia estaban llegando a su límite, las ganas de gritarle en su cara y de golpearlo, lo estaban enloqueciendo, pero su voz aún se mantenía cautiva, sus feromonas lo estaban apresando, pero a pesar de todo lo que estaba sintiendo, no deja que sus emociones lo controlen.



—Llévatelo —ordena el alpha y Eduard toman el brazo del omega y se lo llevan a rastras de la habitación—. Dale mi sorpresa…



El pecho del omega empieza a subir y a bajar con pesadez ante la mirada de los guardaespaldas que solo sonreían dichosos. La adrenalina que estaba sintiendo no era normal en su cuerpo, el temblor lo desequilibra y de nuevo era víctima de los constantes mareos que arribaban con dejarlo en el piso. Al llegar a la otra habitación, no puede observar absolutamente nada gracias a la oscuridad, pero cuando la luz se enciende, cae de rodillas al observar a su abuelo, el amado esposo de Bom ha , amarrado en una silla y con su rostro totalmente magullado.



—Soo… —dice Arsen con su voz débil. A Kyungsoo  se le parte el corazón cuando lo llama de la misma forma que su abuela.



—Tú y mi madre se dejaron convencer con tan poco —murmura Eduard sosteniendo un arma y observándolo de manera arrogante. No podía creer hasta donde había llegado él, por la sed de poder que ese malnacido le estaba ofreciendo—. Y mi hermana no se queda atrás, solo por no entregar a su hijo, la mataron —lo mira directo a los ojos y de nuevo se tiene que rasguñar las manos con fuerza para poder seguir respirando.



—Hijo… solo espero que nunca consigas lo que tanto has querido, te vas a arrepentir por todo ¡Vas a quedar arruinado, Eduard! —expresa Arsen con melancolía, y solo puede mantener el rostro de su amada Bom ha  ante el dolor que sentía.



—Tengo lo más importante, a Kyungsoo , y espero que la asquerosa de mi madre, la asesinen. Fue una desgracia que pudiera escapar, dime ¿Valió él sacrificio? —pregunta con desdén Eduard y el omega queda sumergido entre sus pensamientos.



—Daría hasta mi propia alma por ella, Bom ha  es mi vida…



Ante sus insignificantes palabras, Eduard camina en dirección hacia el omega que estaba arrodillado con la mirada en el suelo, y lo toma de sus rizos para levantarlo y llevarlo al frente de Arsen, lo desata de las manos y mientras le apunta en su cabeza, le entrega un arma en su mano izquierda.



—Mátalo —le ordena Eduard a Kyungsoo  quien observa el arma que le entrega su tío y siente como se le derrumba lo último que lo mantenía cuerdo, los latidos de su corazón retumban con dolor y niega lentamente con su cabeza al no querer matar a su propio abuelo, su mente estaba a pocos instantes de colapsar, se sentía tan irreal ese momento que cuando de nuevo escucha su voz, sus ojos conectan con los de él y pueden ver un brillo hermoso.



—Soo, hazlo —pide Arsen con una sonrisa y su cuerpo no reacciona, se queda estático y su tío al ver lo conmocionado que estaba, levanta su brazo y acomoda su dedo justo en el gatillo—. Te amo, cariño.



Kyungsoo  prefiere que sus manos acaben con su vida, antes de que las de Eduard pudieran hacerlo, y sin cerrar sus ojos ni derramar una sola lágrima, dispara en la frente de su amado abuelo.








Presente.



Jongin  con dulzura masajea la cabeza del omega cuando empieza a moverse, su rostro descansa entre el medio de sus pectorales y puede escuchar su suave respiración. Su pequeño cuerpo estaba durmiendo sobre el suyo, y no podía ocultar su sonrisa al sentir que encajaba tan bien en sus brazos, la calidez de su mano acariciando su desnuda espalda le trasmite un sentimiento de paz, y lo mejor, era sentir que los latidos de sus corazones estaban conectados, justo, como los de sus almas.



—Duerme un poco más —susurra Jongin  cuando observa sus pequeños dedos tallando sus ojos, su tierno bostezo hace que lo abrace con fuerza y deposite varios besos sobre su cabellera.



—No quiero, idiota —reniega de mal humor y lo cobija de nuevo. Ya podría decirse que estaba acostumbrado.



—¿No podrías decirme algo así como amor, cariño o alpha? —menciona risueño y su omega levanta su rostro y queda a la par con el suyo, el violeta irradia por completo su existencia y no puede evitar que su corazón no empiece una crisis, cuando lo tiene tan cerca de sus labios.



—No ¿Algún problema?



Y para qué iba a mentir, Jongin  esperaba esa respuesta por parte de su mariposa, pero lo lograría, haría que esa pequeña boca lo llamara de forma cariñosa, tal vez no descansaría hasta escucharlo y sentir sus brazos alrededor de su cuello mientras lo repitiera una y otra vez hasta que deje de ser solo una ilusión.



—En un futuro no muy lejano, lo harás —declara orgulloso ante la déspota mirada de Kyungsoo , quien simplemente lo seduce con su sonrisa, se sienta en silencio sobre sus abdominales y coloca las palmas de sus manos sobre cada uno de sus grandes bíceps, desliza las yemas de sus dedos por toda su piel, hasta que aprisiona sus muñecas y las junta con gran fuerza arriba de su cabeza.



—En tus sueños, Jongin  —susurra en un tono frío, pero el dulce brillo de sus ojos, le mostraba lo equivocado de sus palabras. El corazón no miente cuando el alma es quien lo siente.



—Tú eres mi sueño.



El omega explota en una carcajada contagiosa de la cual no puede librarse y termina riéndose junto a su mariposa, quien se desploma en su pecho y continúa burlándose de él. Ojalá siempre pudiera estar de esta forma, escuchando su risa, viendo sus ojos alegres o sentir lo cálido de su piel vibrar con la suya.



—No te burles —le reclama al omega quien detiene su risa y acaricia lentamente su mejilla, su contacto lo confunde, porque Kyungsoo  no suele hacer este tipo de acciones, pero cuando sus ojos se quedan perdidos por un segundo en los suyos, lo deja consternado al instante en que siente como sus suaves labios depositan un beso sobre su frente.



—No me burlo… solo que no sé cómo responder cuando me dices algo lindo.



La sinceridad con la que transmitía sus palabras, era algo nuevo, el omega desde un inicio se mostró austero ante su presencia, y en cierta parte lo entendía, él no tenía un interés en encontrar a su pareja destinada, pero, aun así, le permitió acercarse sin ningún tipo de ganancia, y solo manteniéndose a su lado ha podido conocer un poco de cómo percibe su mundo, y para ser realista, no creía tener una posibilidad de estar en su corazón y de nuevo la decisión de irse de su vida y que él continuara con la suya, se mantenía presente, tal vez el poco tiempo que convivió con él, desde la perspectiva del omega, sea algo sin gran importancia, pero para él, conocerlo y sentir su pequeño corazón latiendo con el suyo, será lo más hermoso.



—¿Kyungsoo …? —su alma pregunta perpleja en el momento en que el omega lo abraza por el cuello y esconde su rostro, sus manos acarician de nuevo su delgada espalda y siente como empieza a respirar profundamente, como si tratara de contener una tormenta que avecinaba con destrozarlo todo. Su ligero temblor que le daba una advertencia, se volvió real cuando siente el vacío de su pecho al escuchar cómo se quiebra en un llanto que lo deja atónito.



—A veces me odio tanto…



El dolor al escuchar las palabras del omega le provocan duros recuerdos. Es irremediable no sentir culpa, pero en algunas ocasiones, la verdad resulta ser más destructiva que la mentira, porque es mejor engañar a la mente antes que al corazón. Tal vez pensó que podía ganarle al destino, pero los hilos no podían ser reventados, sin importar cuanto luche, siempre estará condenado a reencontrarse con Kyungsoo , y aunque pasen los años, y los crueles inviernos congelen sus memorias, volverán las llamas de un alma capaz de incinerar todo. Las lágrimas del omega humedecen por completo su piel y solo se queda en silencio mientras trata de reconfortarlo, lo acaricia y le da cortos besos en su cabellera hasta que pasan varios minutos y su llanto disminuye considerablemente.



—Aunque sea bueno o malo, nunca más lo reprimas —le susurra Jongin  mientras agarra con firmeza su cintura y se recuesta en el cabecero. Su omega despega su rostro, pero no lo muestra, sus manos lo cubren a pesar de que temblaban, el alpha agacha su mirada y respira con profundidad, extiende su brazo hasta abrir un cajón y saca un paquete de pañuelos, toma uno y con su otra mano acaricia la muñeca del omega, descubre una parte de su rostro y seca cada lágrima que empezaba a caer de esos bellos ojos.



—Lo siento… solo que, estoy tan mal —murmura Kyungsoo  con su quijada temblando, pero cuando lo mira directo a los ojos, lo destroza—. No me siento bien conmigo mismo. Tengo tantas mierdas en la cabeza que he llegado a un punto donde… simplemente me he perdido —Jongin  le entrega un pañuelo, y el temblor en su cuerpo desaparece, pero en su mano izquierda, aún perdura.



—Kyungsoo  —roza con la yema de su pulgar su frío dorso y le sonríe con gentileza—. Lo que menos deseo ser para ti, es un estorbo, así que está a tu disposición el querer que me marche de tu vida, así que no tengas miedo en decírmelo, si tú me lo pides, sabes que lo haré.



El omega no responde nada y se levanta en silencio de su regazo, camina con solo su buzo puesto y se encierra en el baño. El vacío de su presencia duele y sabe que será cruel cuando no lo tenga, como una persona que solo tiene semanas de vida, así se aferrará.



Ayer había sido un día ajetreado,¡Kyungsoo  estaba completamente fuera de sí, la manera en como mato al alpha en el hospital, lo impactó, la frialdad de esos ojos violeta era impresionante, sin embargo, en la noche, cuando Hoshi lo llamó, hizo que de inmediato abandonara la reunión y fuera directamente hacia la casa del Lucas, realmente no se imaginó que Kyungsoo  estuviera tomando licor en precarias condiciones.



El alpha se levanta de mala gana, y sale de la habitación, baja por las escaleras y camina por la sala, la voz de Larissa lo sorprende, y encuentra a la omega preparando un poco de caldo, la mujer al verlo se espanta y se quita los audífonos, le preguntó si se había peleado con Kyungsoo  a lo que niega con la cabeza.



—No… —sin embargo, su pecho se sentía pesado—. Prepara también un poco de helado con waffles, gracias —se da media vuelta y camina hacia la piscina.



Larissa se queda pensativa y se fija en su semblante, no estaba bien, sus ojos transmitían tristeza, y aunque el alpha hubiera dicho la verdad, su corazón estaba sufriendo. La llamada entrante de Valentín la distrae, y de inmediato la toma, se acerca a la olla donde estaba cocinando un caldo de pollo y prueba una cucharada, le faltaba un poco de sal.



—¿Cómo está Sehun ? —en la madrugada se había enterado de que el beta había tenido otra recaída, y tuvieron que llevarlo de emergencias al hospital, le aplicaron calmantes y le hicieron análisis para saber si la droga había hecho algún otro efecto.



—Ya está de regreso en su casa, pero pidió que no le dijéramos nada a Kyungsoo , no quiere que él se preocupe más, así que no le digas nada por favor. Por ahora solo no quiero que Junmyeon  se acerque, tú lo conoces muy bien, así que habla con él, trata de aconsejarlo.



Para la omega, Junmyeon  es como si fuera su hijo también, y le dolía verlo de esa manera, su pasado no podía justificarlo, pero tampoco podía minorizarlo. Pensó que se había establecido con Amelia, pero al parecer, es otra mujer que cayó en sus redes, la beta sueña con que él le pedirá matrimonio y le dará el contrato, a lo cual está obligado por las reglas de la mafia, Jongin , Soohyuk  y el como jefe de seguridad por derecho tienen que otorgarles el contrato a sus parejas, pero a cómo van las cosas, no lo creía.



—Y, por otra parte, recuérdale a Jongin  tomar su medicamento, hoy es la reunión del triángulo negro, la primera después de tantos años de su ausencia, así que el consejo de mayores tendrá un ojo sobre él, no podemos dejar que sus feromonas arruinen esto, porque estoy seguro que lo van a provocar y cuando se trata de Kyungsoo , es muy delicado.



Al colgar la llamada, deja el celular a un lado, y apaga la olla, toca su frente frustrada y no le queda más que continuar y seguir como si nada malo fuera a pasar, tratando de tener fe en que nada grave pasara después de esta noche, pero viendo el rostro desolador del alpha, sabía que no sería así. Al cabo de casi una hora, saca el último waffle que preparó y lo guarda en el horno, arregla la mesa, y observa al omega caminar cabizbajo, sin ánimos, serio y con la mirada perdida, ni siquiera le sonríe cuando se sienta y la saluda, solo se queda fijamente observando el servilletero.



—¿Tienes dolor de cabeza? —pregunta y el omega niega—. Bien, pero tienes que comer, no lo has hecho últimamente, además ¿Qué dirá tu gato cuando te vea? —coloca sus manos en su cadera y luego le entrega su caldo. Kyungsoo  sonríe afligido y empieza a soplar la cuchara, espera unos segundos y la lleva a su boca, su sazón era muy parecida a la de su abuela, y le hace sentir mejor, un poco aliviado de su propia mente que le advertía de un posible derrumbe.



—¿Jongin  se fue? —levanta su vista y de inmediato voltea a su derecha cuando olfatea su olor, el alpha ingresa vestido en un traje negro, acompañado de una corbata roja que le llama la atención por los detalles dorados que tenía, se veía atractivo, además de que el gabán lo hacía ver más robusto y como consecuencia, se sonroja, y baja la mirada cuando Jongin  lo mira a los ojos.



Era increíble pensar que ese hombre podría hacerlo sentir mejor, o como si la pesadez de sus hombros desapareciera a totalidad cuando lo mira de forma seductora.



—No me iría sin despedirme de mi omega —se sienta a su lado y acaricia uno de sus rizos, su sonrisa tentadora lo atrapa y se percata que lo tiene de frente a su rostro. Sus cejas grandes eran el arco que moldeaban la perfección que podía ver a través de sus ojos negros, una nariz griega que era una envidia que le tenía en secreto y sus labios delgados, que eran un elixir cuando estaba con los suyos.



—Tú como siempre, tan oportuno —de nuevo concentra su mirada en su plato, pero su vista se desvía cuando Jongin  coloca su mano sobre la mesa y puede observar sus venas remarcadas, de nuevo su obsesión había reaparecido.



—Alguien como yo no puede pasar por desapercibido —murmura Jongin  presumido y toca los detalles de oro que tenía en su corbata, por su parte, Kyungsoo  continúa tomando su caldo, pero la mirada de él, no se le despegaba ni un segundo.



—Larissa ¿Le puedes dar un poco de caldo al hambreado? Gracias.



—Yo tengo hambre de otra cosa —se relame los labios y siente como su cara se calienta por la vergüenza de que la omega los está escuchando.



La mujer queriendo ser solo una simple espectadora, llora internamente cuando toma la decisión de irse de la cocina para darles su espacio.



—¿Te sientes mejor, mariposa? Presiento que tuvieras fiebre —toca su mejilla con ternura y lo ignora, no iba a caer ante sus tonterías—. ¿Qué tal si te la meto para que me respondas? —su pregunta hace que casi se atore y le da un fuerte golpe en su brazo.



—¿Y si mejor yo te la meto para que te calles?



—Adelante —responde a centímetros de su boca y coloca su palma abierta sobre el rostro del alpha para que se alejara. Jongin  era capaz de hacer que olvidara sus amarguras, su manera de hablar le hacía sentir mejor y le sacaba una sonrisa con sus respuestas tan espontaneas.



—Bien, pero no dije en que hueco, así que abre ese culo, que ganas no me faltan para follarte.



Jongin  enseguida se levanta con pánico y se aparta del omega, se hace el bobo y del horno saca los waflles, los coloca en un plato y abre la nevera. El alpha haría lo que sea por subirle los ánimos a su omega, y viéndolo ahora, se sentía orgulloso de poder cambiar un poco su estado.



—¿Qué helado prefieres? A mí me encanta el de vainilla —cambia el tema nervioso y Kyungsoo  lo mira mal, como raro que no lo hiciera. —¿Fresa?



—Miedoso, te juro que no duele, te lo digo por experiencia.



—Yo te vi quejándote mientras renegabas —le da la espalda y siente como el omega lo golpea con una cuchara en su cabeza, luego se voltea y se agacha al instante cuando Kyungsoo  lo amenazaba con tirarle el plato, pero lo coloca en la mesa y apoya su mentón con la palma de su mano.



—Quiero dos bolas de chispitas de colores, y salsa de caramelo… por favor.



El alpha enseguida asiente feliz y saca un pote de helado, las coloca encima de los waffles y por último le escribe un mensaje en el plato, lo coloca al frente del omega y le da un beso en su frente.



—Te ves muy bonito sonriendo.



—Cállate…



—Además, tus ojos violeta brillan más cuando me ven —no puede ocultar la alegría de observar a Kyungsoo  avergonzado ante su confesión, sus mejillas se vuelven rojizas y no emite ni una sola palabra. Era casi imposible pensar que este omega fuera capaz de matar a un hombre con una satisfacción tan retorcida, que ahora que lo tiene, se vea tan tierno y dulce.



—No es mentira —habla de nuevo y su omega levanta su mirada—, Un atractivo alpha junto con un helado te pueden subir el ánimo, así que, como agradecimiento me debes un beso —ladea su rostro y señala su mejilla con su dedo.



Kyungsoo  se queda por varios segundos con la mente blanco, el llegar a imaginar que un alpha podría ser capaz de sacarle una sonrisa en medio de su pesadumbre, era imposible, pero Jongin  con solo mirarlo a los ojos, podría hacer que su mundo se sintiera acogedor, aunque no estuvieran haciendo nada, la tranquilidad que le brindaba, era lo suficiente para apaciguar un corazón que latía en llamas, sin embargo ¿Podrá seguir a su lado?.



—Hablas demasiado, Señor Lebedev —extiende su mano hacia el rostro del alpha y en vez de dárselo en la mejilla, deja que sus labios rocen lentamente con los de él. Las mariposas hacen estragos en su vientre y no puede evitar sonreír en ese momento cuando es víctima de su propia risa nerviosa.



Jongin  observa sus ojos radiantes y le da un último beso, se aleja con el corazón latiéndole fuertemente y se sienta de nuevo a su lado. Su celular vibra y observa que es Bom ha , contesta la videollamada y se retoca su cabellera antes de que ella apareciera en la pantalla.



—Soo, tu gato se robó mi porción de pollo y rompió otro florero, además de que trajo un ratón muerto y rasgó mis cortinas ¡Míralo! —dice su abuela y trae a Meokmul hasta su regazo, su bolita de pelos maúlla, lame sus patas y en una de sus garras tenía un trozo de pollito.



—Mi gato es inocente, él no hizo nada —lo defendería siempre, aunque tenga la culpa.



—Tengo videos.



—Son editados por ti —come su helado y observa como su abuela se coloca sus gafas y se acerca demasiado a la pantalla, ladea su rostro extrañado ante su acción, y cuando sabe el porqué, lleva una de sus manos abajo y pellizca la entrepierna del alpha.



—Hijo, en tu plato está escrito el número 26 dentro de un corazón ¿Qué significa?



—Lo que mide mi pe…


—No es nada, aunque en realidad eso debió ser un 6, pero no le prestes atención a eso tan pequeño, más bien cuéntame ¿Cómo está la mujer más hermosa? —lleva un bocado de waffles ante la indignación del alpha que había entendido su indirecta.



—Ayer me ignoraste, ni siquiera comiste y me entero de que estabas tomando en la noche ¿Cómo crees que estoy, Kyungsoo ? —las facciones de su rostro se endurecen y el sentimiento de culpa aparece.



—Lo siento —sin darse cuenta, lleva su dedo índice y empieza a morderlo—. Sabes cuánto amo a Sehun … y si a él le pasa algo, yo no me quedo quieto. Lo que hice, fue a consciencia y no me arrepiento de matarlos —Jongin  toma su mano y no deja que continúe mordiéndose, acaricia su dorso por debajo de la mesa mientras él prosigue con su conversación, y observa atrás de Bom ha  una foto vieja, de ella junto a su esposo y su hija Sonhee cuando era una niña, sin embargo, no aparece Eduard, estaba rasgada en la parte derecha.



A pesar de que han pasado varios años, no ha dado con el paradero del tío de Kyungsoo , pero está vivo, solo que se ha complicado su búsqueda, se mueve muy bien para no cambiar de nombre o nacionalidad, y el temor es que siga bajo las órdenes de él…



—Iré a visitar a tu abuelo en el cementerio —comenta la omega con una sonrisa que camuflaba profunda tristeza. Jongin  observa el semblante de Kyungsoo  rígido y se sorprende cuando él aprieta su mano con extremada fuerza y luego la relaja. Quien mató a Arsen de un tiro en la frente, solo lo sabe Bom ha , y ella prefiere reservarse ese tema.



—“Llévale unas bonitas flores” —expresa en lenguaje de señas el omega y cuelga la videollamada de repente. Jongin  se queda en silencio y guarda su celular, lo que ha sabido, es que Kyungsoo  nunca fue a la tumba de su abuelo, ni siquiera después de que llegó al hogar de Bom ha , solo se mostró un tanto indiferente cuando lo mencionaba.



—¿Estás bien? —dice Jongin  un tanto preocupado.



—Si… completamente bien —responde Kyungsoo  y come otra cucharada de helado hasta que lo termina.



—Eres bueno para mentir —alude el alpha.



—Lo mismo puedo decir de ti.



Sus ojos violeta lo miran detenidamente, y siente como un frío le recorre su espina dorsal. Si Kyungsoo  supiera la verdad detrás del asesinato de sus padres, no le temblaría la mano para matarlo, porque no hay ningún sentimiento que se interponga para salvarlo, no hasta ahora ¿O sí…?



El omega saca su celular y le envía un mensaje a Sehun , camina hacia la sala y se da cuenta de que la primera vez que vino a su apartamento, nunca vio ese retrato encima de la mesa de vidrio, así que se acerca y lo toma en sus manos, un sentimiento extraño lo invade y se queda mirando el rostro de un chico.



—Es la primera vez que veo a alguien con el color de mis ojos… —dice Kyungsoo  en voz alta cuando siente la presencia de Jongin  atrás suyo.



—Ese chico era un omega, era el mejor amigo de mi madre y lo asesinaron… —el dolor que trasmitía en sus palabras, lo asombra.



—A comparación de otros países, Rusia tiene la menor población de omegas masculinos en el mundo —explica el omega con decepción—. No se me hace extraño que lo hayan asesinado. Estando en la capital, he observado y vivido el desprecio generalmente de los alphas cuando se topan conmigo, sus palabras despectivas, sus malos tratos, o sus miradas juzgadoras, y para ser sincero, no le deseo a ningún niño nacer como omega.



—A mi criterio, al presentarse como omega, no quiere decir que sea malo, un omega no es débil por naturaleza, sino por mentalidad, si los criaran de una manera diferente, tendrían un poder superior.



Kyungsoo  al escuchar las palabras de Jongin , sonríe, se sentía bien estar con un alpha que tenía una clase de pensamientos que le hacían replantearse, pero era extraño, para nadie era un secreto que Jongin  venía de una familia elitista, y estaba seguro de que toda esa sociedad tenía criterios discriminatorios, educados para humillar, desprestigiar y pisotear como se les diera la gana, pero no era así, o más bien Jongin  no era así con él.



—Por cierto, necesito hablar con Hoshi personalmente, él me dijo que estaba en las instalaciones de tu oficina ¿Puedo ir contigo? —pregunta Kyungsoo  y el alpha antes de responderle, se agacha y coloca una de sus rodillas en el piso como soporte y amarra los cordones de los zapatos del omega; al levantarse, Jongin  asiente a su pregunta y después ambos se despiden de Larissa quien estaba hablando por celular, la omega mueve su mano de un lado a otro y salen del apartamento. Al llegar al parqueadero, Kyungsoo  ve al personal de seguridad, sin embargo, cuando no ve cierto rostro, arruga el entrecejo y se detiene.



—¿Dónde está Insung?



—Está con Junmyeon .



Para el omega, ese nombre le produce náuseas y no es capaz de disimularlo con sus gestos. Continúa caminando y el alpha abre la puerta de una de las camionetas, se acomoda y en tan solo segundos, se ponen en marcha. Jongin  le menciona al omega que saldrá de la ciudad por temas de trabajo, Kyungsoo  con simpleza asiente, pero le carcome la duda.



—¿Con quién iras? —murmura sin pensarlo y mentalmente se abofetea, el tono parecía más una exigencia que una pregunta casual. Sin embargo, no iba a negar sus pensamientos al querer saber si tenía alguna “ex tóxica”, como la de Soohyuk .



—Iré solo, así que no pienses otra cosa —pellizca suavemente la mejilla del omega y él se aleja, le muestra su dedo de en medio y luego cruza sus brazos.



—Jamás me pondría celoso.



—Yo no he dicho nada, y si tú lo piensas es por algo —una sonrisa se le escapa, pero muy en el fondo, moriría si alguna vez el omega se pusiera celoso y lo reclamara como suyo —Kyungsoo  no responde nada, y continúan el trayecto en completo silencio, aunque no fuera incómodo, las miradas cargadas de tensión fueron cómplices de sus labios que de nuevo se deseaban, el tacto de sus pieles disfrutando de la otra, o los jadeos en sus oídos mientras el sudor se deslizaba y creaba otra fantasía…



Al llegar, la camioneta se detiene y Jongin  rápidamente sale y le abre la puerta a su omega, Kyungsoo  alza una de sus cejas y tiene que elevar su mirada al ver semejante estructura.



—¿Cuántas oficinas tienes?



—El edificio es mío.



Cuando su omega firme el contrato, le pertenecerá y no solo este, si no, también los activos que poseía por todo el mundo.



El personal de seguridad los acompaña hasta la recepción y de ahí van los dos solos por el ascensor, Kyungsoo  mira por el reflejo al alpha y se relame los labios, su gran mano que estaba posicionada sobre su espalda baja, empezaba a quererla en otra parte…



—En la sala del fondo está Hosh —señala Jongin  interrumpiendo sus pensamientos cuando las puertas se abren y dan dos pasos hacia adelante.



Kyungsoo  por varios segundos se queda estático mientras observa la espalda ancha del alpha retirarse, por alguna razón que desconoce, se siente extraño consigo mismo, como si su mente por un instante se separara de su cuerpo y cuando regresa, toca su pecho con desespero, estaba sintiendo miedo, pero era un sentimiento que no le pertenecía, y en ese momento abre sus ojos asombrado cuando se da cuenta de que las palabras de su abuela, no eran una mentira, aunque no haya una marca de por medio, cuando un lazo es fuerte, podías sentir las emociones de tu pareja.



Y la pregunta que lo dejaba inquieto; ¿Qué era a lo que le temía Jongin , a tal grado que pudo llegar a sentirlo?



Sin indagar más, camina hacia la gran puerta, y al empujar levemente, observa a Hoshi durmiendo en un cómodo sofá con una manta color lila que tenía dibujitos de nubes, su mano izquierda vuelve a temblar y la esconde en el bolsillo, se acerca con sigilo y se sienta a su lado, acaricia su cabellera blanca y solo sonríe cuando el omega lo saluda en un tierno bostezo.



—Pensé que estarías haciendo tareas de tu universidad —pregunta Kyungsoo  mientras observaba las medias de gatito que llevaba puestas Hoshi.



—No he podido asistir, he tenido que encargarme de algunos asuntos, así que… —se calla por un momento y juega con sus manos, sentía sus ánimos por el piso.



—Hosh ¿Qué tienes…?



—Kyungsoo … perdón por el incidente del bar, yo le dije a Junmyeon , pero nunca fue con una mala intención, yo…



—Hoshi —toma una de sus manos y acaricia su dorso con cariño—. No te atormentes por eso, está bien, al menos estoy tranquilo sabiendo que Sehun  jamás verá a esos alphas de mala muerte —y no estaba mintiendo, pero era la vida de Sehun  después de todo, el abuso de las drogas lleva a peores consecuencias y aquella droga que alteraba las feromonas de un beta, era mortal. Si un celo era doloroso para un omega, para un beta que no está acostumbrado podía ser mortal, y justo aquello termino asechándolo.



—Si, lo importante es que Sehun  estará mejor…



—Hoshi, necesito que me hagas el favor de comprarle unos antidepresivos a Sehun  —Kyungsoo  saca un papel con siete cosas escritas y se lo entrega al omega—. Estamos a final de mes, así que ya se le debió acabar. Hay otras pastillas y unas vitaminas, ve a esa dirección, ya que la mujer me lo entrega sin fórmula y por favor, entrégaselo personalmente a Hunni, él sabe sus horarios, ya que siempre procuro comprarle sus cosas para que nada le falte —le sonríe a Hoshi y él comienza a leer.



—Está bien… —guarda el papel en su cartera y voltea a mirar a Kyungsoo —. Por el dinero no te preocupes, pero…



—Entre menos preguntas, será mejor —desvía su mirada y de nuevo se fija en el cuadro. En pocas horas se iría, y lo que más le dolía, era imaginar a su abuela desesperada tratando de contactarlo, pero quería estar solo… lo necesitaba.



Los segundos transcurren y la puerta se abre, Hoshi observa a su esposo con una sonrisa radiante, y mira el anillo en su dedo anular, el nudo en su garganta aumenta cuando sus ojos oliva lo aprecian con un brillo tan encantador, que se fue apagando cuando le transmite sus sentimientos a través de su lazo.



—¿Cariño…? —da un paso hacia adelante, pero el omega no lo voltea a mirar. Su marca empieza a doler y trata de mantenerse fuerte.



—Soohyuk , vete a casa, hoy dormiré solo en mi departamento, no quiero que me busques, ni me llames ¿Entendiste? —la frialdad de sus palabras deja hasta a Kyungsoo  perplejo, quien por inercia observa al alpha con sus lágrimas a punto de derramarse.



—Está bien… —susurra Soohyuk  completamente roto y se marcha en silencio. Por su parte, Hoshi sabía que su matrimonio llevaría cadenas pesadas, grilletes que lo mantendrían preso aun dentro de su libertad, sin embargo, ante el dolor se mostró feliz, su corazón podía aguantar más, pero su mente, no, llego a un punto en donde tuvo que detenerse y tomar la decisión más dolorosa, aquella, que vio muy alejada de su realidad.



Su celular suena y al observar quien era, seca sus lágrimas con su dedo índice y respira profundamente para lo que iba a pedir, aunque sea leal a su alpha, también lo era a la mafia, y si Irisa lo pedía, no podía negarse, o los planes de Jongin , se arruinarían ante el triángulo negro.



—Abogado, tenga listo mis papeles de divorcio.


Omega pandillero [ADAPTACIÓN] KAISOO Where stories live. Discover now