Capítulo 20. Oscuridad

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Al llegar a uno de sus exclusivos recintos donde se hospedaba, deja al beta en su cama, lo analiza por varios segundos y cierra sus ojos por varios segundos al no ser capaz de sacar de su cabeza los pequeños jadeos que provenían de esa boca a la cual ya le tenía ganas. La necesidad de su piel al querer contacto con la suya, estaba creciendo y sus impulsos se encontraban cada vez más frenéticos al no poder controlar los pensamientos pocos sanos que tenía.



Se quita el blazer y deja su celular sobre la mesa de cristal, desapunta su camisa junto con el chaleco antibalas y pone las dos armas a un lado, las navajas caen al suelo y al recoger una, la coloca al frente de su rostro, su mirada se desvía hacia los ojos del beta que justo lo estaban observando con nerviosismo, y un deseo retorcido empezaba a emerger, de nuevo coloca su vista en la punta afilada y sonríe.



Nunca había estado con un beta hombre, no eran de su interés, pero ese chico que evitaba cualquier contacto visual con él, le produjo curiosidad, era como ver un juguete nuevo, quería ver que hacia una vez que lo utilizara…



Al acercarse, se sienta a un lado y detalla como cruza sus brazos al frente de su abdomen y ejerce presión en ella. La droga provenía de los chinos, Jongin  dio el aval de la entrada al país, pero no pensó que su propio omega bloquearía el ingreso de dicha droga a la capital. Su auge entre los jóvenes y en la casta de los betas, fue una bomba, el interés por consumirla y experimentar un celo, podría llegar a ser peligroso, sus hormonas estaban a un nivel regular, pero la droga afectaba aquello y provocaba un desequilibrio en su cuerpo.



No comenzaría de la mejor manera, pero tampoco iba a desaprovecharlo.



—¿Sabes quién soy? —pregunta en un tono bajo y Sehun  eleva su mirada, sin embargo, una punzada en su vientre bajo hace que se retuerce y suelte un jadeo.



—Junmyeon … —sus palabras se debilitan a medida en que los segundos transcurren y el alpha sabe lo que está a punto de cometer. Se acerca a su oído y antes de susurrarle, se relame sus labios.



—Vamos a olvidar todo por un momento… —muerde su lóbulo y saca su lengua, delinea sutilmente cada trazo dejando un camino lleno de saliva y pequeñas mordidas que empezaban a excitarlo por la reacción que provocaba en él. —Y solo concéntrate en mí.



Desliza las yemas de sus dedos sobre el dorso del beta y toca las vendas que cubrían parte de su brazo, ladea su rostro y levanta sus cejas al darse cuenta de cierto detalle. Sujeta ambas muñecas y las lleva sobre su cabeza, Sehun  queda totalmente desprotegido ante la mirada de un cazador que estaba a punto de jugar.


—Duele… —lloriquea y sus pupilas empiezan a dilatarse. La palma de su mano toca su desnudo abdomen y siente como su piel hierve, como si tuviera fiebre, pero era por la droga que estaba haciendo efecto en su sistema. Se acerca a los labios del beta y se fija que respira sofocado por la boca, lo mira de nuevo a sus ojos y puede percibir que tiene miedo y lo peor, es que le gustaba.



—¡Suéltame! —exclama con el corazón acelerado, y al tratar de moverse, aprieta un lado de su cadera y escucha un chillido placentero —¡Déjame solo! —pide con la quijada temblando —sus bocas quedan a milímetros de rozarse y siente su cálido aliento.



Sus ojos azules que cambian a un tono oscuro sorprenden al beta, quería escapar lejos de ese psicópata, pero una parte de sí que desconocía completamente se quedaba inmóvil, a esperas de que ese hombre cometería sus peores pecados con su cuerpo. No hubo ni una sola manera de huir cuando sus inesperadas miradas lo hacían sentir arrinconado y ahora, había caído ante tales tentaciones de las cuales no era consciente.



—¿Dejarte solo en este estado? —lame el labio inferior del beta con su lengua y luego sonríe, quita la mano que tenía sobre su abdomen y va bajando hasta el gran bulto que se le hacía sobre la sudadera—, ¿Seguro? —hace presión sobre su miembro y Sehun  ladea su rostro para morder su propio brazo y no dejar salir algún sonido obsceno. Junmyeon se queda estático cuando observa su cuello estirado y aprieta con más fuerza el agarre en sus muñecas, su mirada de nuevo viaja hasta su miembro erecto y varias cosas se cruzan en su mente, era la primera vez que lo haría y la ansiedad por probarlo lo estaba carcomiendo a un nivel inexplicable.



—¡Lárgate! —expresa alterado y para Junmyeon no fue bien recibido. —¿No me escuchas? ¡Eres un maldito alpha de mierda! —intenta quitárselo de encima, pero es en vano, aún quería batallar antes de que la droga lo dopara por el calor que estaba siendo insoportable y a la vez doloroso.



El alpha se coloca de mal humor, porque le recordó a Kyungsoo , era una copia exacta del omega y le irritaba por completo, no soportaba a los omegas de ese estilo, prefería callados y sumisos, pero viendo a ese beta con su mirada puesta sin dejar de mirarlo, lo volvió a calentar.



—Hijo de pu… —Junmyeon tapa su boca con hostilidad y de nuevo se acerca a su rostro, su pecho se contrae y cierra sus ojos con fuerza para verse obligado a respirar por la nariz. El desespero y la agonía que estaba sufriendo era horrible, la presión de su cabeza estaba alcanzando la cúspide y sin poder liberar sus manos, termino preso ante un hombre que lo haría llegar a su punto de quiebre.



—Ya hace rato te hubiera matado para mi diversión —susurra con una expresión seria y eso paraliza al beta, su boca es liberada y observa como el alpha toma una navaja con un grabado de serpiente y la acerca a su mejilla, el filo helado de la punta le corta la respiración y empieza a deslizarla sobre su piel hasta llegar a su cuello. Junmyeon observa sus muñecas apresadas y busca los extremos de cada venda de su brazo, descubre solo una mínima parte y detalla varias cicatrices, Sehun  se tensiona y empieza rasguñar su mano, una rara sensación se mezcla entre su ser y se queda analizándolo, baja su mirada y conecta con la de él, su navaja presiona la vena principal y lo coloca en una tensa situación.



—Dilo de nuevo —lo reta amenazante el alpha —Termina lo que me ibas a decir.



Sehun  pasa saliva y su pecho empieza a subir y a bajar de manera irregular, el calor lo estaba cegando de a poco al querer provocar un orgasmo que desgarrara hasta su garganta. El mareo se convirtió en su escape donde su mente solo albergaba los ojos azulados del alpha, uno del cual no vio venir, hasta que el placer retumbo sobre sus pies.



—Hijo de puta… —responde con el alma temblando y en ese mismo instante, Junmyeon sonríe de una manera escalofriante, levanta la navaja, le apunta y baja su brazo con fuerza para traspasar los extremos de las vendas hasta que la punta se entierra en el colchón y termina devorando su boca mientras se restriega contra su miembro.



Sehun  entre abre sus labios y corresponde a su beso, su lengua se adentra en su cavidad y busca la suya con desespero, con deseo de posesividad mientras intentaba resistirse, pero era muy tarde, la droga empezó su verdadero efecto, el último intento fue querer liberar sus muñecas, pero la navaja estaba lo suficientemente incrustada y su fuerza fue nula al pensar que podía ante ese alpha.



Junmyeon muerde su labio hasta sacarle sangre y escucha como el beta se queja al tanto que continuaba jadeando a medida en que el roce entre sus miembros se vuelve un suplicio condenatorio. Saborea aquel líquido rojizo y de nuevo lo besa, el sabor metálico junto a la excitación que estaba sintiendo, lo volvían un lunático por probar más, las ganas de profanarlo hasta que no quedara nada de él, se volvían un deseo.



Deja de besarlo por unos segundos y acaricia su labio húmedo con su pulgar, alza su mirada y puede ver algunas lágrimas deslizándose por sus mejillas, las limpia y se queda observando aquellos ojos que no dejaban de suplicarle que lo ayudara. Su fuerte respiración se corta por un momento cuando su mano toca de nuevo su abdomen y juega con uno de sus pezones, no era muy diferente la sensación con respecto a la de una mujer, pero él cambiaba su perspectiva en tan solo un instante, y era por sus reacciones.



—Se siente raro… —susurra y de nuevo se acerca a su rostro, pellizca el otro pezón y observa como abre su boca y suelta un gemido que fue callado cuando de nuevo lo besa. Se estaba volviendo adicto a tener su lengua dentro de él, y quería probar otros lugares, pero por el momento solo lo aliviaría.



Junmyeon rápidamente le quita el pantalón junto con el bóxer y lo lanza hacia alguna parte de la habitación, toma la punta del buzo y se lo va quitando lentamente hasta dejarlo sobre sus muñecas. Sus ojos quedan perplejos al ver gran cuerpo del beta, sus músculos bien trabajados y sus abdominales que se asemejaban casi a los suyos, le hizo saborearse. Amaba los cuerpos delicados, la perfecta silueta curvilínea, y grandes senos, pero el que tenía en frente, lo deja con la mente en blanco y la puerta abierta a una nueva obsesión.



Las palmas de sus manos acarician sus muslos y siente como su piel hierve, se pasea por su abdomen bajo y desliza su dedo índice por toda la extensión del pene del beta hasta llegar al glande, hace círculos y observa el preseminal que no dejaba de salir, sus jadeos se intensifican cuando rodea su miembro con su mano y empieza a masturbarlo de manera tortuosa.



Se relame los labios y separa más sus piernas, se inclina un poco y sin dejar de ver el rostro de Sehun , abre su boca e introduce su pene hasta que llega a lo profundo de su garganta, el sabor salado lo envuelve y deja que su propio instinto de alpha se deje llevar por sus feromonas que fueron liberadas en el recinto. Chupa la punta y sonríe cuando el beta arquea su espalda y deja soltar un largo gemido cuando su lengua se resbala por su miembro y humedece sus testículos hasta llegar a su ano.



—¡Espera! —chilla con su rostro completamente rojo y respira pesadamente. Estaba sumergido entre el placer que lo embargaba, y la realidad que se disociaba entre segundos— ¿Qué haces? —pregunta nervioso y se tapa la boca cuando el alpha muerde alrededor de su entrada.



—No creo que hayas tenido un pene aquí —un dedo empieza a ejercer una leve presión y él cierra sus piernas al instante —¡Sepáralas! —ordena.



—¿Qué vas a hacer…? —susurra en un jadeo. El alpha sonríe y reposa su mentón sobre sus rodillas, la droga lo había dejado un poco torpe.



—¿Crees que voy a hacer el pasivo? —pregunta burlón e introduce un dedo dentro de su culo apretado. Si no lo dilataba, sería imposible entrar y necesitaba que el beta quemara las feromonas implantadas.



—¡Ni pienses meter eso en mí! —lloriquea y saca su dedo, separa a la fuerza sus piernas y escucha como gime.



—Lo siento, pero tú no me ordenas nada —ambos se miran y Sehun  pierde todas las riendas de la situación. Junmyeon se aleja rápidamente y abre un cajón, toma una botellita de lubricante y se percata de que no tenía condones y, a decir verdad, era muy tarde para pedirlos, sin embargo, no corría algún riesgo, nunca follaba con alguna beta sin preservativo y era cuidadoso con sus chequeos rigurosos.



Derrama el líquido sobre la palma de su mano y deja que se escurra sobre sus dos dedos, de nuevo acerca uno y lo introduce, empieza a moverlo lentamente y lo saca despacio, repite el mismo procedimiento y sujeta el pene del beta, comienza a masturbarlo y le excita ver sus expresiones junto con alaridos que trataba de callar.



—¡No! —chilla y suelta un jadeo cuando mete dos dedos, la presión que hacían sus paredes era exquisita, pero si no se relajaba, la podría pasar mal, y lamentablemente no es como si fuera a retroceder.



Sehun  aprieta sus manos y se contrae cuando el alpha coloca su boca sobre la punta de su pene y continúa dilatándolo, el placer se aglomera en su parte baja y le tiemblan las piernas por la carga de calor que lo dejaba débil y necesitado de un mayor orgasmo que lo quebrara. Jamás se imaginó estar en una situación tan vergonzosa como esta, estar con un alpha de esta manera, era una cosa impensable, pero ciertos pensamientos mezclados con las emociones que estaba viviendo justo ahora, le hacían cambiar de parecer, de alguna u otra forma, le gustaba sentir las ásperas manos del alpha ofreciéndole deleite, su boca junto a su lengua eran un paraíso prohibido que le abrió las puertas a un mundo totalmente desconocido.



—¡Detente! —pide con el clamor de su alma, al sentir que estaba pronto por correrse. El alpha seguía chupando de una manera que lo hacía retorcer, la intensidad con la que lo lamía y sus dedos que entraban y salían de manera rápida, lo dejaban aturdido.



—No —responde cortante y cuando menos pensó, los músculos de su cuerpo se tensionan y termina eyaculando dentro de la calidez de la boca del alpha. Respira totalmente fatigado y siente como se le van las luces por varios segundos, el fuerte mareo lo golpea y su corazón empieza a latir de manera acelerada.



—Eso fue rápido —limpia los restos de semen con su pulgar y los deja sobre su lengua, lo saborea y por último lo traga. No lo iba a negar, pero no sabía para nada mal. Desapunta su pantalón y baja el cierre, se lo quita junto con el bóxer y esparce lubricante sobre todo su pene.



—¡Ca-cállate! —susurra tratando de controlar los espasmos de su cuerpo, pero era inevitable, las manos del alpha lo hacían delirar, su toque era algo que no podía aclarar a primera instancia, era confuso y distorsionado.



—Eres un ingenuo —dice Junmyeon mirándolo a los ojos y mete el tercer dedo que lo deja exaltado, no dolía, pero la sensación era extraña, los dedos de aquel alpha entraban con gentileza, pero no sabía si lo que poseía él, también lo sería.



—¿Por qué? —cierra sus ojos por un momento y cuando los abre, su rostro se encuentra a centímetros del suyo, su mirada oscura de cierta manera lo perturba, pero ¿Desde cuándo se sentía a gusto?



—Porque el que manda soy yo y tú cierras la boca —toma su pene y lo posiciona en la entrada, la punta va entrando y dando lugar dentro de su culo y cuando menos lo espero, lo penetra de una sola estocada que hace que el beta desgarre su garganta por el prominente grito que exhalo y que se fue convirtiendo en lloriqueos mezclados con jadeos.



—A pesar de que te dilate, sigues estando malditamente estrecho —dice entre dientes y aprieta el cuello del beta, observa cómo se muerde su labio inferior y no puede resistirse a probarlo de nuevo. Sus caderas golpean con fuerza su punto y lo hacía enloquecer, su interior se sentía de maravilla, húmedo y tibio, una perfecta combinación que haría tentar hasta al mismísimo diablo.



Sehun  sentía que en cada embestida del alpha, lo iba a romper, lo iba desgarrar, sus ojos se encontraban completamente llenos de lágrimas y su boca siendo ultrajada por aquella lengua que lo devoraba. El dolor que sentía cuando llegaba en lo más profundo, lo volvía débil, estar sometido por las manos de Junmyeon , era un gusto, pero uno malo, del cual su parte racional, le decía que se le alejara, era un hombre peligroso, pero ¿Por qué le atraía?



El inicio de un deseo, es cuando te lo prohíben.



Junmyeon deja sus labios completamente hinchados y los acaricia con su dedo, mete uno y el beta lascivamente lo lame, sus penetradas se vuelven lentas y se fija como ladea su rostro para contener sus gemidos. Alza su mirada y observa la navaja que aún apresaba sus muñecas, la sujeta y por fin deja sus brazos libres, escucha un respiro por parte del beta y se aleja rápidamente, lo voltea, y deja que su pecho quede sobre la cama, mientras que su culo queda elevado y a la vista su rico y abierto agujero.



Agarra ambos glúteos y le propina varias palmadas donde su mano deja su marca rojiza, sus lloriqueos no son suficientes y quiere más, quiere saber cuál es su límite, provocar para ver hasta donde llegaba, verlo suplicar con su boquita jadeando y su mirada perdida. La droga no iba a durar lo que un ciclo de celo era realmente, eran solo horas, pero era tan intenso, como si te encontraras en el punto con más apogeo.



—Junmyeon … —implora en sus últimas, sus ojos conectan con los del alpha y aprieta las sabanas —Mételo, por favor.



El alpha sonríe con arrogancia, y toma su pene, lo restriega en la mitad de su culo y se mueve lentamente, se inclina sobre la espalda del beta y muerde su oreja, lame todo el contorno y deja escasos besos en su cuello, era una demostración que no hacía con nadie, ni siquiera con las mujeres con que se acostaba, pero con él, era diferente, por alguna razón, le nacía hacerlo y el poder encontrar la respuesta a ello, le produjo mal humor.



—Duele… —dice llorando y sus lágrimas se deslizan por la nariz.



De nuevo se reincorpora, la punta de su pene se restriega en su ano y lo introduce lentamente mientras sus ojos observan como el grosor va desapareando dentro de ese culo que lo apretaba con fervor. Agarra el miembro del beta y empieza masturbarlo a la misma velocidad con la que chocaba contra su piel, el sonido lascivo que escuchaba camuflaba distintas emociones, pero una, se remarcaba por el resto de las demás.



—¿Te gusta? —pregunta y sostiene con firmeza sus caderas cuando se entierra con fuerza y lo embiste tan rápido que el beta tiene que colocar sus manos en el respaldar de la cama para poder mantenerse aun con sus rodillas sin desplomarse. Sehun  asiente y gime cuando sus ojos se voltean al instante en que él toca cierta parte que lo lleva a retorcerse de placer, aquel punto lo deja alucinando con la saliva escurriéndose de un lado de la comisura de sus labios y con sus piernas iniciando un ligero temblor que le provocaba trastabillar del miedo por dejar que su orgasmo reinara desde sus entrañas.



Junmyeon toma su cuello y sin sacarlo, lo atrae a su pecho, su espalda sudada encajaba perfectamente como sus labios con los suyos y no pierde la oportunidad de robarle hasta el último suspiro, su boca se sentía seca, lo necesitaba tanto como la sangre que se esparcía en Podval, un extraño sentimiento lo embarga y no es capaz de detener sus dientes, cuando estos se entierran en su piel, sabía que no podía marcar a un beta, pero la sensación de picazón no dejaba de atormentarlo.



El beta siente su mundo fuera de órbita, solo dejándose llevar por el placer que le otorgaba el alpha y cuando sintió su piel tener contacto con la de él, le dio un brinco en su corazón, una nueva necesidad había sido creada, pero el dolor empezó a esparcirse cuando sintió las gotas de sangre deslizándose por su cuello. El grito desesperado junto con la mano del alpha que lo masturbaba, lo llevo a un nivel fuera de lo normal.



—¡Duele! —chilla y trata de soltarse del agarre del alpha— ¡Más lento! —pide y Junmyeon simplemente sonríe, solo se iba a devorar una parte.



—Ruégame.



—¡Detente! —aclama con penuria el beta.



—Si te quiero destrozar, lo haré —sus palabras se perdían en la bruma de placer que estaba sintiendo, su corazón estaba volcado por diferentes emociones que el alpha le hacía experimentar con tan solo tener su calor.



—¡Por favor! —ruega con sus lágrimas derramándose.



—Quiero ensuciarte hasta el punto de hacerte mío… —susurra a centímetros de sus labios mientras observa sus ojos suplicantes. Faltaba poco para venirse, sin embargo, no se lo permitiría, sujeta el miembro del beta y coloca su dedo pulgar sobre el glande, con la otra mano aprieta su cuello y continúa embistiéndolo, era su límite, su pene estaba listo para derramar su semen en su interior.



—Alpha…



Junmyeon al escuchar como lo llamaba, lo altera por completo, y en un desliz de su mano, Sehun  puede correrse con la desesperación abrumándolo, pero lo que nunca pensó, fue sentir un dolor que le desgarro su garganta, cuando algo adentro empezó a crecer de una manera agonizante que lo hizo entrar en un estado de pánico.



El alpha abre sus ojos ante la preocupación de escuchar sus gritos y sus manos golpeando su brazo con fuerza, no se había dado cuenta de que su nudo había iniciado, y es que, siempre era precavido con ello, jamás había anudado a una beta, y en un parpadeo, no supo cuando inicio, y lo único que pudo hacer, fue dejar al beta en la cama y abrazarlo para calmarlo.



Su pene se hincha en el máximo punto y hace que Sehun  pierda por completo el conocimiento. Los segundos transcurren y espera que baje, si lo quitaba de esa manera seria peor, sin embargo, en el momento en que lo saca, observa rastros de su semen junto con la sangre saliendo de su agujero.



Acaricia su cabellera castaña y suspira, observa el rostro del beta y lentamente posa la palma de su mano sobre su caliente mejilla, la acaricia con devoción y no sabe por qué, pero le produce un amargo recuerdo.



De inmediato toma su celular y llama a Valentín para pedirle indicaciones, lo había desgarrado y era su responsabilidad cuidarlo por el momento. La droga solo tenía el efecto de unas cuantas horas, pero no sabía en qué momento despertaría llorando para que le calmara el dolor.


Una estrella no puede brillar sin oscuridad .





Al día siguiente.



En otra habitación, un alpha despierta a las doce en punto del medio día, al notar la hora en su celular, arruga el entrecejo y toca su frente frustrado, hacía años que no despertaba tan tarde, ni siquiera cuando disfrutaba de sus vacaciones, pero anoche no tuvo mayor tiempo, después de lavar al beta y aplicarle un ungüento, tuvo que ayudarlo, era la segunda ola de calor donde alteraban sus feromonas y lo hacían entrar en calor.



La llamada de su celular lo desconcentra y espera hasta el último tono, era Valentín, el doctor en muestra de su preocupación se quedó en una de las suites, en caso de que la situación se le saliera de las manos, el pobre alpha parecía una madre desesperada, tenía un equipo en la planta por si el beta presentaba complicaciones, sin embargo, y por fortuna, no fue así.



—¿Puedo subir? —pregunta Valentín sin ni siquiera saludar y es que era de esa manera que se comportaba en ciertos casos.



—Sí, pero solo tú —por alguna razón que no encuentra lógica, no quiere que nadie vea a Sehun .



Al colgar, se levanta y se pone un pantalón de tela junto con una bata de color negra, sale de su habitación y voltea su rostro hacia la puerta de color caoba donde se encontraba el beta reposando. Camina hacia las escaleras y al llegar a la sala, toma un pequeño dispositivo y coloca su huella táctil para permitirle su ingreso.



Se sienta con algo de pesadez en el sofá y observa la figura del alpha entrando, deja su maletín a un lado y se acomoda al frente, cruza una de sus piernas y le entrega un celular, le parecía raro, pero al encenderlo, observa de quien era el dueño, era de Sehun , ya que en su fondo se podía apreciar una foto de él sosteniendo a un gato junto con Kyungsoo , sin embargo, cuando observa las notificaciones, respira profundamente cuando ve las 326 llamadas que le había hecho el omega.



—Adivina quién tuvo que lidiar con Kyungsoo  —comenta con sarcasmo Valentín, y Junmyeon echa su cabeza hacia atrás, era lo más obvio, ese omega irritante no le caía para nada bien, sus personalidades chirriaban en el momento en que se veían.



—Pobre Jongin  —niega con la cabeza y el doctor deja escapar una sonrisa, aunque sabía el genio que se cargaba, el alpha sabia como manejarlo a su acomodo.



—Sera mejor que no te dejes ver la cara delante de Kyungsoo . En serio te quiere matar y no es broma —abre su maletín y saca una inyección junto con un tarro de alcohol y una bolsita de algodón.



—No soporto a Kyungsoo  —se sincera y el doctor se ríe en su cara. Junmyeon bufa y ladea su rostro mezquino.



—Te molesta porque no eres capaz de “Adiestrarlo” —lo expresa de una manera grotesca, pero era para que el alpha entendiera a lo que se refería.



—No sé cómo mierdas Jongin  tiene a un omega de ese estilo, no es fácil de manejarlo y ahora, sucede esto —se levanta y busca una botella de licor, sirve en una copa y le ofrece al doctor, pero el alpha niega y prefiere un poco de agua.



—Te metiste con su mejor amigo, no esperes que esté contento, además fue en una situación precaria —cuando se enteró de la situación, solo pudo pensar en dos cosas, una navaja y Kyungsoo  asesinando a Junmyeon .



—Yo solo hice lo que Hoshi me ordenó —se defiende, pero Valentín sabía por dónde iban sus intenciones con el beta.



—Sí, pero no vi que te negaras.



Junmyeon no le responde ni una sola palabra, porque si no hubiera querido, habría pedido que algún otro alpha lo ayudara, pero su instinto dominante no quería que nadie lo tocara, solo él.



—Aplícale esto —le señala Valentín lo que había en la mesa y cruza sus brazos. Apostaba todo su maldito dinero a que Sehun  le tenía miedo a las inyecciones y le haría un berrinche.



Ambos se dirigen hacia la oficina y Junmyeon se coloca en frente del escritorio, enciende su laptop y espera unos segundos hasta que los demás integrantes se conecten, Valentín le había dado aviso sobre la sesión extraordinaria con su equipo. Había querido tres días libres y ni siquiera los podía tener, tanto trabajo que hizo anoche y no le respetaban su momento de tranquilidad. Como jefe de seguridad de la mafia, tenía a Pogrom, un equipo especializado para hacer trabajos peligrosos y de alta sensibilidad, de vez en cuando apoyaba el círculo de seguridad que poseía Jongin , pero siempre estaban por varios países cuando necesitaban recolectar información o matar a alguien.



—¡Jefe! —la alegre voz chillona de Taeyang le pega un susto y observa la pantalla. El coreano le muestra una cabeza mutilada junto con una parte de un cuerpo descuartizado y dos hombres atrás de él.



—¡No te pago para que hagas estupideces! —golpea la mesa con rabia y Valentín se relaja en el asiento mientras ve la pantalla, al parecer aquel hombre estaba entre la lista que Jongin  mando a hacer, para que Junmyeon se encargara de matarlo, ya que eran infiltrados.



—¡Pero quería jugar bolos! —dice triste y patea la cabeza hacia una de las esquinas de la habitación —¡Aburrido!



—Dame el reporte, Benedick —exige al otro hombre que se encontraba en pantalla y los ojos de Junmyeon se desvían hacia la foto que tenía en un retrato, era él junto a su omega difunta, Bela.



—Señor, encontramos a dos hombres, son infiltrados norteamericanos, y no descartamos la idea de que existan en el segundo o primer nivel —de inmediato Valentín abre sus ojos preocupado y observa a Junmyeon sereno.



—¿Y sobre el investigador? —pregunta y enseguida comienza a perder la paciencia cuando ninguno de los dos responde. —¡¿Qué sucedió?! —grita.



—Tuvimos la oportunidad de atraparlo, pero… —las facciones del rostro de Junmyeon se desfiguran y de nuevo el golpe de la mesa pone el ambiente tenso.



Valentín sentía un miedo atroz, si Kyungsoo  se enteraba de que Smert era en realidad su alpha, lo mataría, el omega no se desvelaba por amor, y si tenía que matar, lo haría.



—Quien contrato al investigador, es alguien tan poderoso como Jongin . Tiene su mismo nivel, porque no cualquiera puede escapar de los distintos subterráneos que manejamos sobre Podval a nivel mundial.



Junmyeon tapa su boca disgustado y el doctor comprueba más sus sospechas de quien era el alpha que andaba detrás de Kyungsoo , y si eso se hacía realidad, Jongin  tendría que prepararse para lo peor.



—Continúen con lo suyo, y otra cosa más. Taeyang, averigua quien les otorgo la tarjeta de membresía a esos tres alphas que drogaron al amigo de Kyungsoo  —cierra su laptop y observa hacia en frente, la curiosidad por saber quién era la persona que ordeno tal bajeza, le provoca algo de ansiedad.



En la habitación del segundo piso, Sehun  abre lentamente sus ojos y observa el dorso de su mano, baja su mirada y detalla que tenía unas vendas nuevas, el miedo lo despierta por completo y se sienta mientras gira su cabeza de un lado hacia otro para descartar la presencia del alpha en el lugar.



Las escenas de la anterior noche aparecen como flashbacks en su cabeza y lo dejan con el alma a punto de salirse, toca su pecho y siente los latidos de su corazón carcomiéndole, sus manos tiemblan y tapa su cara por la vergüenza de lo que hizo, se había dejado follar por un alpha y lo peor, de un psicópata, era un completo desastre, porque nadie en sus cinco sentidos estaría cerca de alguien así.



El sonido de la puerta lo alerta y se acuesta al instante, pero mala idea, la espalda le hace soltar un chillido que no fue capaz de ocultar y la peor zona afectada, eran sus caderas junto a su culo, del cual estaba siendo consciente a la medida en que pasaban los segundos, no debió pedir la tercera ronda y rogarle al alpha de que lo metiera más profundo.



—¿Cómo te sientes? —pregunta Junmyeon y se acomoda a su lado. Trata de quitar las sabanas con las que se cubría y Sehun  las aprieta con fuerza para que no lo logre, realmente no quería verlo, la pena que sentía en ese momento le hacía desear que la tierra se lo tragara y lo escupiera en el cielo.



—¿Vas a jugar de esa manera? —susurra Junmyeon cerca de su oído y siente su mano acariciar su pierna, agradecía que fuera por encima de las sabanas, pero, aun así, lo ponía nervioso y lo odiaba.



—N-no hagas eso… —responde en un tartamudeo y escucha su risa burlona. Aún no cree que folló con ese maldito, pero la vida se lo recuerda de una manera que le provocaba ahorcarse con papel higiénico como su amigo siempre le decía.



—¿El qué? —aprieta uno de sus glúteos y por inercia, se descubre y observa los bonitos ojos azules del alpha que lo miraban divertido, nunca los había detallado tan de cerca como ahora, pero al estar a pocos centímetros de su rostro, era inevitable.



—A-aléjate, imbécil —expresa nervioso y Junmyeon desvía su mirada hacia abajo, relame sus labios y se acerca peligrosamente a su cuello, saca su lengua y esparce su saliva hacia una zona que empezaba a arder, pero que se minimizaba gracias a la acción del alpha.



—¿Qué quieres comer? —pregunta coqueto y muerde el lóbulo de su oreja.



—Na-nada —coloca sus manos sin percatarse en el pecho desnudo del alpha y las aleja rápidamente.



—No te pregunte si tenías hambre —agarra su quijada y hace que lo mire fijamente —No voy a comerte… no aún. En unos minutos traeré tu desayuno.



Sus palabras quedan grabadas y niega con la cabeza. No lo permitiría, además, tenía novia y jamás se interesó por un alpha, lo que sucedió fue producto de los efectos de la droga, nada más y lo más importante, él no se excitaba por un hombre como lo era Junmyeon .



—Dame tu brazo —ordena en un tono serio y cuando se da cuenta de para qué era, lo esquiva, podría ser un infantil, pero las agujas eran una de sus mayores fobias junto con las arañas.



—Sehun , necesito inyectarte esto, es para sellar el nivel de tus feromonas —se la muestra y enseguida cierra sus ojos como un niño pequeño.



—¿Le tienes miedo? —pregunta y al agachar su cabeza, asiente. No quería estar cerca de Junmyeon , y menos con una aguja, pero cuando siente los fríos labios del alpha impactar con los suyos, lo pone con la mente en blanco y aprieta las sabanas cuando su lengua se adentra y juega suavemente con la suya.



¿Qué estaba haciendo justo ahora?



—Ya la apliqué —susurra y eso le pone el corazón acelerado. Lo beso con la intención de que no viera la aguja y que el dolor fuera reemplazado por otra sensación que iniciaba a convertirse en una negación, pero una realidad que lo golpearía con el pasar del tiempo.



—Junmyeon …



—Aquí tienes tu celular —se lo entrega y enseguida ve la cantidad de notificaciones que tenía de su amigo, y justo estaba entrando una llamada de él, pero no le contestaría, ya sabía cómo actuaria y la verdad no quería lidiar con ello, tenía tantos pensamientos y sentimientos encontrados que solo quería un momento de paz y a solas, pero mientras tanto, no lo tendría, porque el alpha que tenía en frente alteraba cualquier parte de su ser.



—Ya vuelvo —murmura y al momento de levantarse, le sonríe mientras se quita su bata y se la coloca encima, la calidez de la prenda lo regocija y observa cómo le da la espalda y se queda mirando el tatuaje de una serpiente con la mandíbula abierta.



El beta no emite ni una sola palabra de lo acontecido, aún estaba procesando lo de anoche y que el alpha haga ese tipo de gestos, lo desorienta por completo, ellos no eran de fiar, si se comportan de una manera, era para obtener algo a cambio, y definitivamente él no tenía nada de valor, ni siquiera su cuerpo…



Deja su celular sobre la mesita de cristal y al tratar de levantarse, se desploma en el piso al no tener nada de fuerza en sus piernas, sus ojos se abren sorprendidos e intenta levantarse, pero no funciona. Tapa su boca con la mano y siente su rostro arder cuando de nuevo la puerta se abre y se fija en el torso desnudo del alpha.



—Ni siquiera te follé como me hubiera gustado —da unos cuantos pasos y se agacha peligrosamente —No me gusta que estén drogados, prefiero que sientan el dolor y el placer que les otorgo, pero me di cuenta de algo… No estás alejado de mis otros gustos.



—¡¿Qué mierdas estás diciendo?! —golpea con rudeza el brazo del alpha y él en cuestión de segundos, toma su cuerpo y lo deja caer sobre la cama, se coloca encima y no entiende por qué no es capaz de hacer nada.



—Me pediste que te la metiera cuando no estabas bajo el efecto de la droga —explica en un tono presumido y no puede evitar sonrojarse ante la verdad que ocultaba con vergüenza.



—Me drogaron, era más que obvio que tendría sus efectos secundarios, así que no te creas, yo no me excitaría con alguien como tú —responde de manera rápida y el alpha coloca una mano sobre su entrepierna y la va deslizando hasta llegar a su miembro.



—¿En serio? Entonces ¿Por qué estas duro ahora? —la pregunta del alpha lo congela y no sabe qué fue lo que sucedió allá abajo. Por lo general, le costaba tener una erección, ni siquiera para su novia le era fácil el trabajo, sin embargo, el tacto de Junmyeon , lo desconcierta.



—Y-yo… —balbucea y al instante se tapa la boca cuando el alpha lo empieza a masturbar de manera lenta mientras besa lascivamente su cuello.



—Ni siquiera me detienes ¿Por qué será? —sonríe altanero y se pone de frente a su rostro, siente su cálido aliento y queda paralizado cuando lo vuelve a besar.



El sonido de la vibración del celular lo distrae, Junmyeon se aleja cuando toma el dispositivo y echa un suspiro, era su novia, no le iba a hablar, pero cuando se le resbala el celular al colocarlo de nuevo en la mesita, por equivocación contesta la llamada y casi se le escapa un jadeo cuando el alpha introduce un dedo en su culo.



—Hunni, mi amor ¿Qué estás haciendo?

Omega pandillero [ADAPTACIÓN] KAISOO Where stories live. Discover now