Cap 18: Agridulce pasado.

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Abalam.

Mi cabeza con el pasar de los segundos no paraba de doler, era una sensación aguda y molesta. No me gustaba en absoluto el malestar.

Deseaba golpearme o arrancar la cabeza de una vez por todas para que parara el dolor, sin embargo, algo beneficioso traía este malestar y era que fragmentos de mi vida se hacían cada vez más presente.

Era abrumador, pero suponiendo que algo bueno podía traer aguante el dolor hasta que me quede dormido en una de las habitaciones.

Los tormentos momentos de mi vida se hicieron presentes en mis sueños recordándome quien soy realmente...

•••

Dejándome llevar por Erlik este me lleva a una nueva habitación que no había alcanzado a ver hasta ese día en particular.

Notando enseguida una pequeña cuna me acerqué a ver qué era lo que había en su interior. Una cosa bastante pequeña fue lo primero que visualice segundo de sus gestos irritables.

-Él es tu hermano Abalam tu deber de ahora en adelante es adiestrarlo igual o mejor se lo hice contigo, hijo mío. -mi boca estaba cerrada, estaba molesto, no quería ni necesitaba un hermano.

-Erlik...

-No pienso escucharte, has lo que te dijo y tal vez te recompense. -corta dejándome solo en la habitación del bebé.

Era pequeño y tan parecido a Erlik que me fastidiaba, todos me decían que me parecía mucho a mi madre en sus rasgos elegantes y delicados, sin embargo, los de él eran amenazantes a pesar de tener solo meses de edad.

Su mirada era la misma.

No me gustaba, lo odiaba por completo ¿Para qué tener un hermano? Yo nunca entendía las razones de los actos de mis padres y esta no era la excepción.

No lo quería en absoluto, pero no podía deshacerme de él de ninguna forma.

•••

-¡Levántate! -le ordenó a Abigor quien se encontraba en el suelo empapado en sudor y con las lágrimas a punto de salir.

-Hermano. -me llama con los labios temblorosos.

-En este momento no soy tu hermano Abirgor, soy tu verdugo. -aclaró sin remordimientos a ver cómo le duele mi entrenamiento.

-No puedo más hermano. -insiste sin poder levantarse.

-Por supuesto que puedes. -me acercó a grandes pasos, lo tomó del cabello y lo alzó sin problema.

-¡Ah! Abalam eso duele. -se queja retorciéndose.

-Y lo que falta hermanito. -advierto soltando su cabello para luego pasarle la espada que pesa mucho más que él.

Cómo en todos los entrenamientos la espada se cae al igual que él.

-¡Levántate ahora y actúa como se debe!

-¡¡Yo no soy como tú!! -explota enfurecido.

-No, eso lo sé bien. -digo tajante.

-¿Entonces por qué insistes tanto? Si quieres complacerlo, haz lo que tengas que hacer ¡Pero déjame fuera! -Una sonrisa incrédula se extiende por mi rostro.

-¿Y aún crees que yo quiero esto? -inquiero con enojo -. En primer lugar, nunca quise siquiera un hermano ¿Y ya supones que quiero entrenarte para que seas mejor que yo?

Mis palabras lo hieren, pero se contiene.

-Eres un imbécil estúpido ¿De verdad piensas que él te va a quererte por qué hagas lo que te pidas sin titubear? ¿En serio Abalam? -el rojo de sus ojos se vuelven llameantes -. ¡¡Acéptalo de una maldita vez, ese hombre no quiere a nadie más que a él mismo!! No nos quiere y jamás lo hará. ¡Despertar de una puta vez!

Reino del olvido [#02] Where stories live. Discover now