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-¿Desde cuándo puedes hacer eso?
Jacob disparó su primera pregunta cuando se habían alejado del resto unos cuantos metros. Los tres estaban pasando por la playa con paso tranquilo.
-¿Desde cuándo eres un lobo? –replicó la pelirroja, empezando a sentirse ofendida por la cautela con la que Jake la miraba.
-Yo he preguntado antes.
Bella resopló ante el intercambio de miradas asesinas de sus dos amigos.
-Lo hago desde que era niña. Y deja de mirarme así, no voy a meterte fuego. Lo tengo bajo control.
-No parecías tenerlo bajo control hace unos minutos.
-¡Os habéis convertido en lobos gigantes! ¿Qué querías que hiciera? ¡Tenía que protegernos!
-No tenéis que protegeros de nosotros.
-No estoy de acuerdo. –replicó por primera vez Bella. –No está bien lo que hacéis.
Jacob se cruzó de brazos, mirando a Bella con una mueca de desagrado.
-Eres una hipócrita. ¿Qué pasa? ¿Qué no soy tu monstruo preferido?
-¡Matáis senderistas! –exclamó indignada Bella pero Adara pudo ver cómo le habían dolido las palabras de Jake.
Jacob abrió la boca pero la volvió a cerrar, sorprendido por la acusación y sus ojos se movieron de una a la otra chica, comprobando que de verdad creían eso.
-¡No somos nosotros! Es esa maldita chupasangre pelirroja. Hemos conseguido matar al otro pero ella se escapa y luego vuelve una y otra vez. No sabemos qué busca.
Adara y Bella intercambiaron una mirada. Vuelve una y otra vez. Bella pudo notar cómo un escalofrío le recorría la espalda y la pelirroja apoyó una mano sobre su espalda, en un gesto protector y de consuelo.
-Nosotros sí sabemos lo que busca. –habló finalmente Adara.
Jacob alzó ambas cejas, sorprendido.
-¿Y qué busca?
-A mí. –contestó Bella antes de tragar saliva, intentando aliviar así la ansiedad que se estaba formando como un nudo en su garganta. –Me busca a mí.
A partir de ese día los lobos se organizaron para proteger a ambas chicas. Adara se quejó, argumentando que Victoria no iba a por ella y que podía defenderse sola pero nadie le hizo caso. Aún no podía controlar su poder totalmente y Bella le replicó que los vampiros se movían extremadamente rápido, no podría acertar en el blanco que supondría Victoria.
Además había que sumar que Charlie estaba haciendo batidas con varios hombres, buscando al animal salvaje que en realidad era una persona. A ambas chicas les ponía nerviosas que estuviera en los bosques pero no podían decirle que parase su búsqueda.
