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Cuando sonó el despertador Adara se planteó seriamente lanzarlo contra la pared

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Cuando sonó el despertador Adara se planteó seriamente lanzarlo contra la pared. Pero no lo hizo por dos razones básicas: una, seguía en penitencia así que faltar al instituto no iba a hacer que su madre se ablandara. Dos, Alice estaría en el instituto.

Así que con un gemido de decepción con su propia existencia se levantó de la cama. Sabía que sería mala idea tomar café pero las ojeras que la saludaron al mirarse en el espejo decidieron por ella.

-¿Has dormido mal? –cuestionó su madre con una ceja alzada cuando la vio arrastrar los pies hasta la cafetera.

-Algo así. –contestó con voz aún ronca por el sueño. Olió el café que acababa de verter en una taza, arrugó la nariz y se lo bebió casi sin respirar.

-Pues menudo lunes te espera. –comento su madre con aire divertido al verla. Adara sólo gruñó en respuesta.




Supo que, efectivamente, el café había sido una terrible idea cuando tuvo que soportar a Jessica durante la primera hora. La chica era amable, demasiado, como si se quisiera esforzar para caerle bien después del encontronazo que tuvieron cuando ésta criticó a Bella. Su charla era incesante y, cuando estaba a punto de iniciarse la segunda hora de clase con ella al lado, Adara empezó a plantearse clavarle un lápiz en el ojo, o clavárselo ella misma y acabar en enfermería. En la bendita y silenciosa enfermería.

Antes de que pudiera llevar a cabo su plan una pequeña mano acabada en unas perfectas uñas con manicura francesa tocó el hombro de Jessica. Ambas chicas se giraron para ver a una sonriente Alice Cullen.

-Disculpa, Jessica, ¿te importaría cederme el asiento? Necesito charlar con Adara.

Jessica abrió la boca y la cerró de tal manera que a la pelirroja le recordó a un pez fuera del agua pero entonces movió la vista hacia el asiento vacío de Alice, justo al lado de Mike. Apenas tardó medio segundo en asentir y en levantarse, provocando que la silla se arrastrara por el suelo y Adara hiciera una mueca ante el molesto ruido.

Alice ocupó su sitio con rapidez y le dirigió una mirada divertida. La pelirroja supuso que tendría una pinta horrible. El café la había espabilado pero no le había quitado el cansancio, así que sentía como si su cerebro estuviera embotado pero sus nervios estaban a flor de piel. Una mezcla extraña.

-¿Qué ocurre? –preguntó Adara con el ceño fruncido, esperando malas noticias que redondearan aún más el lunes.

-Nada, sólo quería salvarte de Jessica. –la mirada que le dedicó bailaba entre la diversión y la preocupación.

-Gracias. Estaba pensando seriamente en asesinarla. –casi gruñó dejando caer la cabeza sobre los brazos.

-Incluso Jasper parece menos tenso que tú. –comentó la duendecillo a la que Adara puso los ojos en blanco y ahogó un bostezo con la mano.

Compañera. | Alice Cullen.Where stories live. Discover now