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La presencia de Jacob empeoró todo y lo mejoró a la vez. Por un lado, por su culpa la manada se había enterado de la situación y estaban dispuestos a acabar con el bebé y con Bella en el proceso. Pero, por otro, gracias a que Jacob les avisó de ello, la manada perdió el factor sorpresa y no atacaron. Estaban a salvo por el momento.

-Si tan sólo pudiera ver algo. –se quejó Alice, su voz estaba ahogada por sus propias manos que le tapaban el rostro.

Adara y ella estaban sentadas en los escalones del porche dos días después de la charla que había tenido con Bella, intentando alejarse de la tensión del interior. Bella estaba cada vez peor, la criatura había crecido tanto que le había astillado un par de costillas y todos estaban desesperados porque no podían hacer que retuviera ninguna comida.

Lo único bueno es que Jacob había roto lazos con la manada de Sam, formando la suya propia con Leah y Seth. Ambos hermanos estaban patrullado la zona en su forma de lobo mientras Emmett y Jasper vigilaban el perímetro más cercano a la casa. Jacob estaba al lado de Bella, dándole calor ya que su temperatura corporal era demasiado baja.

-Tienes que dejar de intentarlo, sólo conseguirás que te duela la cabeza.

Alice gruñó entre sus manos. Adara suspiró y las apartó con suavidad para poder mirarla. Ambas tenían los ojos oscuros, no podían ir a cazar sin ponerse en riesgo. Su garganta había pasado de ser una molestia a doler verdaderamente. El único consuelo es que el olor de Bella no era apetecible, el embarazo lo había cambiado, Carlisle tenía la teoría de que era para protegerla.

-Quiero ayudar. Necesito ayudar. –había verdadera desesperación en el tono de la duendecillo.

La pelirroja apretó sus manos, que aún tenía sujetas y usó el tono más suave que podía.

-Ya lo haces, estás aquí al igual que nosotros, intentando solventar este enredo. Ahora mismo estamos en un tren que descarrila, lo único que podemos hacer es soportar los vaivenes hasta que vuelva a las vías.

-¿Y si no vuelve?

-Lo hará. No hay nada que esta familia no pueda conseguir.

Alice se movió ligeramente para inclinar su cuerpo hacia el suyo, apoyando la cabeza en su hombro. Adara podía sentir su respiración en el cuello mientras su aroma la envolvía, era el único rincón de paz que le quedaba.

-Pensé que yo era la positiva. –murmuró con una ligera sonrisa. A pesar de todo, Alice siempre había sido de las que sonreían fácilmente, era otra cosa que Adara amaba de ella.

-Incluso los positivos necesitan un poco de ánimo de vez en cuando. –respondió Adara con una sonrisa esquinada.

Alice no dijo nada, sólo alzó el rostro y la besó. Sí, definitivamente Alice era su paz en mitad de la tormenta.





-Decid algo. –rogó Adara.

-¿El qué? –preguntó Emmett.

-Algo que me distraiga de arrancarle de las manos el vaso a Bella.

-He pedido salir a Leah.

Varias cabezas se giraron a la vez hacia el vampiro rubio, que carraspeó incómodo ante las miradas de sorpresa. Todos, salvo Edward, Carlisle, Esme y Rosalie, estaban en el exterior de la casa, lejos de la tentación que suponía el experimento que estaban llevando a cabo. Jacob había tenido una epifanía, quizás el pequeño alien necesitaba sangre. Para sorpresa de todos, tenía razón. Podían escuchar cómo el corazón de Bella latía cada vez más fuerte con cada trago de sangre que tomaba.

-¿No estábais ya saliendo? –preguntó confundido Emmett, que estaba apoyado sobre la barandilla y miraba a su hermano con el ceño fruncido.

-Sólo la cortejaba.

-¿Cortejar? –Adara parecía divertida.

-Es cuando quieres mostrarle a alguien tu inte-

-Sé lo que es cortejar, sólo que suena muy anticuando. –atajó la explicación de Jasper y bajó el rostro hacia Alice, que estaba sentada entre sus piernas en los escalones del porche. -¿Debería haberte cortejado, pequeñaja?

Alice negó con una risa risueña, el alivio era patente en todos ahora que Bella tenía una oportunidad de vivir.

-En absoluto, me gusta tal y como estamos ahora.

-Yo cortejé a Rose. Aproximadamente unos tres meses. Pero nos saltamos todo ese rollo de salir. Nos casamos directamente. –Emmett tenía una sonrisa enorme mientras rememoraba el inicio de su relación. –Tuvimos que construir una casa nueva después de la noche de bodas.

-El romanticismo no ha muerto gracias a ti, hermano.

El comentario irónico de Jasper fue acompañado de la risa de las chicas. Emmett resopló.



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Habían pasado varios días y Bella había recuperado parte de su color. Además habían descubierto que Edward podía leer el pensamiento del bebé o, al menos, captarlo.

-Son más conceptos que frases formadas. Es increíble. –explicaba mirando maravillado el abultado vientre de su mujer mientras apoyaba con delicadeza una mano sobre éste.

Todos estaban más contentos por ello aunque había dos cosas que empañaban ese sentimiento. Lo primero, el parto estaba cerca acorde al tamaño de la barriga; segundo, necesitaban cazar para prepararse.

-Iremos Esme y yo. Sólo nosotros. –explicó Carlisle.

-Sam y los suyos os masacrarán. –respondió Jacob con brusquedad. Era el único que no estaba feliz con el acercamiento de Edward y Bella.

-Adara y yo iremos con ellos. Somos los más fuertes. –sugirió Emmett.

Adara intercambió una mirada con Alice.

-No creo que sea justo que sea yo qui-

Lo que iba a decir fue atajado por Alice.

-Eres la más joven, eres la que peor lo está pasando. –la pequeña mano de Alice buscó la suya y la apretó. –Sé que es una tortura, por mucho que finjas que no.

Adara tragó saliva. Era cierto, esos días sentía como si un hierro al rojo estuviera atravesado en su garganta.

-Bien. –dijo finalmente Jacob tras unos segundos de silencio. –Os conseguiré la oportunidad de pasar.

Jacob cruzó la mirada con la pelirroja. Apenas habían hablado desde su transformación. Sabía que para él, ella era ahora un monstruo más pero cuando Adara le sonrío agradecida, éste asintió con gesto adusto. Algo era algo.

-Vamos, tenemos que prepararnos. –urgió Esme, poniendo a todos en marcha.

Era hora de cazar.

Compañera. | Alice Cullen.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora