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Antes de siquiera de procesarlo su mano fue envuelta por una llama que lanzó con un gruñido hacia el lobo

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Antes de siquiera de procesarlo su mano fue envuelta por una llama que lanzó con un gruñido hacia el lobo. La fuerza del impacto lo lanzó hacia un lado mientras aullaba de dolor al notar su pelaje quemándose. Adara se lanzó hacia Alice, la cual ya se estaba levantando con rapidez.

-¿Estás bien? ¿Te ha herido? –preguntó alterada mientras agarraba a su compañera por los hombros. Sus ojos buscaban alguna herida, algún mordisco. Sabía que los dientes de los lobos eran capaces de atravesar su piel.

-Estoy bien, estoy bien. –la tranquilizó Alice antes de girar con rapidez para apartar a un lobo de un puñetazo. El lobo agitó la cabeza, desconcertado y volvió a lanzarse a por ellas.

-Ni lo sueñes, chucho. –gruñó la pelirroja antes de lanzar otra bola de fuego directa a la cara del animal, que se apartó con un giro brusco para evitar ser quemado.

Ambas vampiras miraron alrededor. El resto de su familia estaban luchando contra los lobos incluso junto son Leah y Seth los superaban en número con creces. Iban a perder. Iban a morir. Intercambiaron una mirada llena de pánico mientras dos lobos más se acercaban a ellas, enseñándoles los dientes. Se colocaron espalda contra espalda. Bien, si iban a morir, lo harían luchando.

-PARAD. YA BASTA.

El grito de Jacob hizo que todos, vampiros y animales, se giraran hacia él. La lucha se había pausado de repente y todos observaban cómo el alfa gruñía a Jacob que se convirtió en un movimiento fluido.

Adara escuchó cómo Edward jadeaba, ligeramente desconcertado.

-Jacob se ha imprimado de Renesmee. No pueden tocarla.

¿Renesmee? ¿Bella había tenido una niña? ¿Y Jacob se había imprimado de ella? Eso era demasiada información en un par de frases. De manera casi inconsciente afinó el oído hacia el interior de la casa. Dos corazones latían, uno mucho más lento y pausado, como si estuviera demasiado cansado para continuar o como si bombeara algo mucho más espeso que la sangre.

Esa era Bella, adivinó Adara mientras veía cómo los lobos se retiraban hacia el interior del bosque. Alice agarró su mano.

El otro corazón era más rápido, más ligero. Le recordó al de los gorriones. Ese era el de...

-Renesmee. –musitó Alice mirándola con una sonrisa radiante. –Creo que es hora de que conozcas a la pequeña alien.

La risa, de alivio, de sorpresa, de felicidad, salió de sus labios antes de poder frenarla. Juntas entraron en la casa, rodeadas por el resto de la familia. Habían sobrevivido al peor escenario.




Renesmee era el bebé más extraño y más encantador que había conocido nunca. Tenía unos largos rizos del mismo color que el cabello de Edward pero sus ojos eran color chocolate, justo como los de su madre. Además ya poseía toda la dentadura, unos brillantes dientes con los que le gustaba morder a cualquiera que se pusiera a mano. Su favorito era Jacob, por supuesto.

Compañera. | Alice Cullen.Where stories live. Discover now