Indisciplina

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La clase de matemáticas no terminó y estoy teniendo problemas con algunos ejercicios

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La clase de matemáticas no terminó y estoy teniendo problemas con algunos ejercicios. Las ecuaciones de segundo grado, son confusas. En primaria esto no me pasaba, podía resolver todos lo que se me presentase sin problemas. Debo sumar el hecho de que este mismo día le pedí a Luciana, una de las chicas de mi salón, ser su novio. Ella rechazó, no será ni la primera ni la última vez que me pase situaciones similares.

Cambié algunos números y posiciones de signos, el ejercicio que traté de hacer, siguió sin dar una igualdad. Creo que es momento de pedir ayuda.

«Le pediré el ejercicio a Charlie, seguro de que me da una mano»

Fui hasta su asiento y noté que terminó todo. Me puse a su izquierda, confío en que me dará lo que quiero, es un tío bueno y amable.

—Charlie, me pregunto si es que podrías ayudarme con la tarea, por favor. Solo los últimos cuatro.

Se giró para observarme. Agarró su bolígrafo, viendo los números y letras que le causaban confusión a más de uno.

—No puedo, tienes que hacer por tu cuenta, si no, serás dependiente de los demás —dijo, con voz seria.

Volví a mi asiento de brazos cruzados, imaginarios, pero cruzados, a fin de cuentas. Al ver de nuevo los ejercicios, entré en razón de que coloqué algunos signos mal, después de corregirlos, por fin vi resultados correctos. Resolví hasta el último.

—Ay, muchas gracias, eres tan lindo —escuché a Lyana, una de las chicas que suele sentarse atrás, aunque es tímida, es bonita, tiene cabello largo y una linda carita. Se lo dijo a Charlie, el mismo que se negó a darme ayuda.

La maestra de matemáticas, Miss Chantler, pasó por los asientos de todos y puso su sello de revisado. En mi cuaderno colocó el de:

"Very Good!"

Acompañado de su clásica carita feliz; hizo que colocase una sonrisa. Luego de que ella se fuese, a punto de salir del salón, escuché la puerta cerrarse. Algo está por venir.

—Estudiantes del segundo año de la secundaria de Libertador de Jeervalya los he convocado para darles un anuncio importante a todos: este lugar pronto será tomado por nosotros los perdedores —dijo el que cerró la puerta y señaló a cada uno de los chicos de los asientos del fondo. Comprendí porque Solomon me pidió ayer que no dejase mi sitio en el fondo, él habló otros y montó el acto.

La mayoría de estudiantes comenzó a reírse, incluso algunos del grupo señalado en el intento de discurso. Vi a Lyana con una cara de no debí sentarme por aquí, apenas se puso a guardar sus pertenencias.

—Ya te oímos, perdedor —habló un chico, no puedo decir quién—. Ahora apártate, hay vatios que queremos irnos a nuestras casas.

—Sí, vivo lejos y no quiero llegar tarde, es peligroso —dijo una chica.

Juego de un MilnombresWhere stories live. Discover now