Disciplina

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Otra tarde de primavera

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Otra tarde de primavera.

Han pasado dos horas desde que llegué de la primaria y almorcé, ahora contribuyo con mi granito de arena a la familia, rociando agua en la huerta. Según lil' sis', hay brotes y semillas de coles, repollos y lechugas; aunque me dijo que también había unas cuantas de zanahorias. Si sale bien, podremos tener comida hasta en los peores días lo que es obvio que suena tan genial, así papá y Ronald no tendrán que sacrificarse en los días en los que el frío sea insoportable para ir a traer unas miseras latas o panes pasados.

Espero que cuando regrese biggest brother de la ciudad, traiga mucha comida y dulces, sobre todo gomitas de ositos y los que explotan en la boca que son una completa chulada. Tanto a él como a Ellie, los recibimos con cariño. Mamá me dijo que los dos estudian en la mejor universidad del país que está casi al final de la punta de la isla principal de Jeervalya. Él estudia para ser ingeniero aeronáutico, ser piloto y llevarnos por los cielos. Encima, ha comenzado a trabajar, a lo que me contó Ellie.

De mayor quiero ser como él, el dinero que gana de su trabajo, prometió que nos lo daría a nosotros. En la casa, es mamá la que se encarga de administrarlo y ahorrarlo, casi nunca saca para un gasto que ella llama innecesario lo que significa que no puedo gastar en dulces, galletas o helados. Pero, no impide que haya veces en la que papá se lo gaste a ocultas en un tonto whisky escoces o se meta en un Pub. Esto último lo dejamos privado entre nosotros, es decir, esta parte de la familia, nadie quiere —en especial mamá—que el resto se entere.

Si es que continua así, preferiría que solo uno de mis padres se encargue de llevar los gastos de la casa, no quiero que el dinero de Konstantinoz sea gastado en vano.

Gracias al cielo que en Jeervalya no existen tantos pubs a comparación con Inglaterra, Ronald dijo que ahí son infinitos.

—Es suficiente —dejé la regadera. Al querer ponerme de pie, vi un algo color madera. Me agaché y pasé mis dedos por la tierra sin regar. Mis manos quedaron se hicieron cafés, a lo que pude sacar un pedazo de madera con forma gruesa y ovalada, perfecto para ser usado en el alfabeto secreto que mantengo a ocultas junto con hermanita.

Hay secretos que solo nosotros tenemos que saber. Además de letras y números, relacionamos un miembro de la familia con un símbolo o una imagen. Digamos, papá, él es representado por un camión. Mamá, ella es un recorte de una madre que sacamos de uno de nuestros libros, al menos lo era, luego la cambiamos por una hierba, porque su nombre, Ierga, suena parecido.

Por el momento no pensamos en alguna representación para Denis. Si colocamos la torre esa de Francia, será obvio. Lo mismo si es que se tratan de mimos o baguettes. Ah, jamás un miembro de la familia me había dado ese dolor de cabeza.

El origen del alfabeto se remonta a un día en el que ninguno de los dos tenía muchos juguetes con los que jugar, la mayoría están y siguen gastados, no es que haya mucho dinero para comprárnoslos. Recuerdo entonces, que escuchamos un secreto: que Ronald dejó un año de la primaria por la cantidad de aplazamientos en su libreta. Para solucionarlo, fue a un curso de verano con la excusa de que se iba a visitar a unos familiares de mamá. Y sin dejar de pasar la oportunidad, usamos unos palos para recrear el abecé y pronto, frases complejas. Fue hace un ¿año? Sí, fue hace uno que nació la idea.

Juego de un MilnombresWhere stories live. Discover now