Un caramelo agridulce y cambiante

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—Cuando termine de crecer, quiero ser la chica más bonita del mundo —dije al pasar el peine

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—Cuando termine de crecer, quiero ser la chica más bonita del mundo —dije al pasar el peine. Me miré al espejo y en un rincón, dos extraños círculos azules se reflejaron, no eran mis ojos.

Desperté, es una nueva y maravillosa mañana para vivir. Abrí la ventana, la luz del amable sol llegó hasta la mitad de la habitación. En el árbol del frente había unos adorables pajaritos que trinaron; son tan hermosos.

Di media vuelta y con cuidado, abrí el armario de estilo clásico. Pantalones de todas las telas y tamaños, blusas, conjuntos enteros, chaquetas, vestidos, faldas, tanto por escoger y no hablar de los zapatos y los bolsos, joyas de acabado espectacular que complementan a la perfección los atuendos que nunca me faltaban, en la secundaria y en el actual bachillerato, las chicas no dejan de contemplar mi estilo, algunas desde la envidia.

— ¿Qué me voy a poner? Hay tanto por donde escoger.

Como no quise tardar horas, escogí un clásico propio: un largo vestido en color rosa pastel con tocado fucsias y cuello redondo, lo combiné con una pequeña chaqueta blanca de mangas largas y unos cómodos zapatos negros en los pies. Para completar, una larga cola de caballo, el espejo hace que su rubio resalte tan bien. No podía olvidar un collar de oro y los labios de rosa que le hacen juego al vestido.

Ahora sí puedo bajar por el desayuno. A estas horas de la mañana deberían de estar los criados por los que papá y mamá pagan, pero, apenas unos tres o cuatro, lo que significa que faltan por lo menos otros tres y hasta cinco.

—Señorita Sweet, buenos días —me llamó uno de ellos por el sobrenombre que pedí que usaran conmigo desde que era una niña pequeña—. Puede pasar por su desayuno, se encuentra en la cocina.

—Muchas gracias, Eilen, haces un gran trabajo, toma unas horas de descanso, te lo mereces.

Iba de camino a la cocina hasta que fui agarrada del hombro por el criado que me dio el aviso, ¿Qué querrá de mí? Espero que sea rápido, odiaría que la comida se enfríe.

—Señorita, perdone que le interrumpa, necesito avisarle que el adorno que encargó ha sido recibido, Pablo le entregará en este mismo instante.

Él se presentó con una caja que tenía un moño el cual bastó con un jalón para que se deshiciera, al abrirla vi el adorno con forma e inspiración de escudo británico que pedí. Los acabados eran más brillantes que una moneda de oro y en las gemas usadas observé mi propio reflejo, la combinación del metal y madera era la precisa, este adorno tiene el potencial convertirse en una reliquia que podría pasar de generación en generación en la familia.

—Pass...

Sentí un deje de amargura en la boca, el apellido estaba incompleto.

— ¡Qué sucedió aquí! —di unas agitadas. Los criados retrocedieron con los hombros caídos.

—Señorita Sweet, no sé cómo explicarle, le juro que cuando me entregaron el adorno estaban todas las letras de su apellido —Pablo sonó como si le faltase el aire. Dejé el objeto sobre uno de los sillones, luego me acerqué al criado, era obvio que él no tenía la culpa.

Juego de un MilnombresWhere stories live. Discover now