XIX

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Hacer guardia aquella noche resultaba algo mágico, la luna, apenas creciente, aportaba un toque de ensueño a la oscuridad. En el firmamento se podían apreciar miles de estrellas, y junto con los sonidos de los animales nocturnos, generaban un ambiente idílico para un romance. Bueno, o en mi caso, para disfrutar de una noche de vigilia de lo más hermosa.

Gracias al estatus de libertino e inmoral que había adquirido el señor Lluch, por el trabajo realizado por James, o quizás sobre todo debido a Marcus, habíamos logrado conocer la semana exacta en la que se iba a llevar a término uno de los traslados de mercancía ilegal orquestados por los propietarios de 'La Felina'. Aunque aquella no era nuestra misión principal, gracias a los avances que habíamos logrado y a las pruebas fehacientes con las que contábamos, el consejo había permitido que un equipo acudiera unas cuantas noches con la intención de desmantelar la operación que se fuera a llevar a término en ese lugar. La tarea por el momento era sencilla, puesto que simplemente debíamos aguardar al instante en el que las carrozas salieran de 'La Felina', seguirlas el tiempo suficiente como para que se alejaran y asaltarlas. Quizás no era el método más sofisticado u oficial, pero al no ser aquel el plato principal que deseábamos alcanzar, no podíamos arriesgarnos a que cambiaran el lugar de sus operaciones sin haber rescatado a las muchachas que pudieran encontrarse en aquel lugar. Por ello, habíamos decidido fingir ser asaltantes, así contaríamos con las pruebas necesarias para que se aprobara el desmantelamiento por completo de 'La felina'.

La información de la que disponíamos no era precisa al cien por cien, puesto que sabíamos la semana y el lugar, pero no el día ni la hora. Por ese motivo, aquella era la segunda noche que me encontraba escondida entre las ramas de un frondoso árbol desde el que podía divisar la calle y así dar la señal para que el resto pudiera ponerse en marcha sin ser vistos.

Había transcurrido una hora cuando el sonido de unas pisadas me hizo ponerme en alerta. Intenté escudriñar mi alrededor con la intención de localizar a la persona responsable de aquellos pasos, pero estos eran demasiado sutiles, por lo que no terminaba de precisar su ubicación exacta, lo que me hizo ponerme todavía más en tensión al darme cuenta de que aquellos parecían los movimientos de alguien que sabía desplazarse entre las sombras. El silencio volvió a reinar hasta que el sonido de una pequeña rama rompiéndose lo interrumpió.

-¿Qué estás haciendo? -Pregunté en un susurro. Había tardado dos segundos en reconocer a quien pertenecía la sombra que trepaba por el árbol. -Podría haberte atacado... -Añadí cuando Marcus alcanzó la rama en la que yo me encontraba.

-No quería que... bueno creí que dos pares de ojos serían mejor que uno... -Dijo rectificando lo que iba a ser su primera respuesta.

-Eso está muy bien, pero si los dos nos encontramos en el mismo lugar nuestras vistas serás las mismas, por no hablar del hecho de que si descubren la posición en la que nos encontramos no habrá nadie que pueda dar la voz de alarma...

-Ya no hay vuelta atrás... -Respondió en un susurro. -Los matones de la felina están por los alrededores, por lo que no pienso arriesgar mi vida de nuevo para complacerte amor.

-Esto es una estupidez y lo sabes... estás poniendo en riesgo...

-Ya deja el melodrama y hazme espacio. -Dijo tomando un último impulso para alcanzar la rama en la que yo me encontraba. Hecho que hizo que yo tuviera que moverme para delante y dejarle el mejor sitio a él.

-Mira que no había árboles y ramas eee... -Protesté intentando encontrar una postura cómoda.

-Bueno decidí que si tú habías escogido esta en concreto sería por alguna razón ¿Me equivoco? - Un movimiento en la puerta captó mi atención, pero al no contar con la estabilidad de mi espalda contra el tronco, tuve que hacer un movimiento rápido para lograr mantener el equilibrio. -Ven... -Susurró Marcus ofreciéndome su mano. Yo la tomé y él tiró de mí hasta que mi espalda se encontró pegada a su pecho.

LA VIDA TRAS LA MENTIRAWhere stories live. Discover now