XXXIII

140 22 0
                                    

Un mes más tarde James todavía no había podido regresar y entre Marcus y yo las cosas habían cambiado mucho y a la vez nada. Marcus había dejado de ser el hombre malhumorado y distante, pero en esas cuatro semanas tampoco había vuelto a ser él mismo. Las bromas, los flirteos y la complicidad parecían haber desaparecido entre nosotros. Para colmo, acabábamos de regresar de registrar el lugar en el que habían mantenido a las chicas retenidas las últimas semanas, pero habíamos tardado tanto en descifrar la ubicación que al llegar a este no quedaba rastro ni pistas sobre ellas.

-¡Demonios! -No pude evitar exclamar ante aquella terrible decepción.

-Las vamos a encontrar. -Intentó consolarme Marcus.

-Decirlo no es lo mismo que hacerlo. -Dije con rabia saliendo de aquel lugar.

Cada uno tomo un camino diferente, pero una hora después los cuatro nos encontrábamos en el despacho de la casa de James. Planeando nuestra siguiente estrategia.

-Deberíamos continuar moviéndonos por los bajos fondos, así es como logramos identificar el lugar la última vez. -Recomendó Daniel. Todos me miraban esperando mis órdenes, pero tenía tanta rabia que lo único que podía hacer era apretar los puños para intentar no arremeter contra alguno de ellos.

-Dividiremos la ciudad en zonas y nos las repartiremos. -Dijo Marcus tomando la palabra. -Josh y Daniel os quedáis con el norte. Nosotros patrullaremos el sur. Mantener a los informantes al tanto de las noticias que deseamos escuchar. -Tras una breve pausa añadió. -Creo que es suficiente por hoy.

Cuando Daniel y Josh salieron del despacho Marcus cerró la puerta de este y se sentó junto a mí.

-Anna todo saldrá bien, lograremos encontrar a esas chicas. -Dijo intentando consolarme.

-No quiero palabras vacías y no las necesito. Esas chicas están solas y aterradas. Cada noche las violan y maltratan y ellas no pueden hacer nada... nosotros deberíamos haberlas salvado. – Añadí sin apenas voz. No me percaté de que las lágrimas caían por mis mejillas hasta que sentí los dedos de Marcus retirándolas.

-No son palabras vacías, es una promesa. Todo el equipo está decepcionado por no haber podido encontrar y salvar a esas chicas hoy, pero no podemos dejarlas. Hemos fallado, pero alguien debe luchar por ellas. Haré todo lo que esté en mi mano para rescatarlas. Juntos lo haremos. -La frente de Marcus se pegó a la mía.

-Gracias... -Murmuré con sinceridad mientras no podía apartar mis ojos de su preciosa mirada. ¿Preciosa mirada? Otra vez, no. El carraspeo de Marcus me hizo volver a la realidad.

-Creo que saldré un rato... Será mejor que descanses. -Dijo levantándose.

-¿A dónde vas? -Pregunté sorprendida. Siempre organizábamos juntos el horario de la semana, incluso cuando este implicaba ir al club de caballeros, ir a tomar el té o pasear. Cualquier minucia era planeada con anterioridad.

-Yo... - Marcus parecía querer inventar una excusa. -Necesito que me de el aire.

-Sí, yo también... quizás podríamos salir a dar un paseo.

-No, no creo que sea conveniente que nos vean a estas horas saliendo de casa. -Dijo aludiendo a lo tarde que era.

-No hace falta que salga con un vestido pomposo... puedo ir así. -Señalé el atuendo que llevaba puesto, el mismo que había llevado para la misión aquella noche.

-Vas muy preparada para camuflarte con la oscuridad, pero será mejor que te quedes.

- ¿Me estás diciendo que no puedo salir de casa? -Pregunté muy sorprendida.

LA VIDA TRAS LA MENTIRAWhere stories live. Discover now