XXIII

167 37 0
                                    

Me desperté en la misma posición en la que me había dormido y James continuaba sentado junto a mí. Observé a aquel hombre tan parecido y tan diferente a Marcus hasta que él se despertó.

-¿Cómo has dormido? -Preguntó cortésmente.

-Supongo que mucho mejor que tú. -Dije señalando con la cabeza la incomoda silla en la que se encontraba. -Podrías haberte metido en la cama.

-No pienso aprovecharme de ti. -Dijo serio. Aquello me hizo sonreír, mi compañero había vuelto.

-¿Qué tal ha ido tu viaje? Si no comprendí mal ayer, deberás volver en breves... ¿Puedo saber la razón?

-Mi tío se está muriendo... - Yo me levanté de la cama y me arrodillé junto a la silla en la que James se encontraba.

-¿Y qué demonios haces aquí? Ve junto a él... Yo lo habría hecho si hubiera tenido la oportunidad. -Dije con gran pesar.

-No estoy tan seguro de ello Ana, sabes que esta misión es muy importante y no puedo, no podemos abandonarla. No obstante, dentro de poco regresará Marcus. Tengo que firmar muchos documentos por el traspaso de título y dejar las cosas bien organizadas para que ... bueno para que nadie sufra más de lo que ya lo harán con la muerte de mi tío. Creo que los dos necesitamos un par de días de descanso. ¿Qué te parece si nos arreglamos y salimos a tomar el aire y comer muchos dulces?

-Creo que eso es justo lo que necesito. -Dije contenta de poder contar con un buen amigo en estos momentos. -Gracias por haber vuelto.

A pesar del gran sufrimiento con el que ambos cargábamos, no nos tomamos más que esa tarde libre. Tan sólo un par de horas después de habernos atiborrado de dulces, volvimos a casa y nos pusimos a entrenar. La verdad, aquella sí que era una buena forma de liberar toda la rabia acumulada.

-Pensaba que los dulces eran lo que me hacía falta, pero definitivamente era una buena sesión de entrenamiento. - Dije cuando logré tumbarlo por primera vez.

-Se te ve algo oxidada... ¿No has estado practicando con Marcus? -Preguntó James algo sorprendido. -Creí que no desperdiciarías la oportunidad de propinarle algunos golpes.

-No se me ocurrió... creí que tu hermano sería una presa demasiado fácil. -Respondí intentando quitar de mi cabeza la imagen de Marcus.

-No permitiría que ocupara mi lugar como tu compañero si no estuviera realmente preparado para ello. Me atrevería a decir que él es casi tan bueno como yo.

-Así que casi eee ... -Aquello nos hizo reír a los dos.

-Seguramente serás capaz de tumbarlo más veces que a mí. -Notaba que en la mirada de James se escondía algo cuando hablaba de su hermano, cómo si supiera realmente lo que había pasado entre nosotros. ¿Pero cómo podría saberlo?

-¿Leíste los informes sobre los avances en la investigación? -Pregunté mientras limpiaba el sudor de mi frente con ayuda de una toalla.

-Todos y cada uno de ellos. La verdad, son muy minuciosos, pero continúan abarcando a demasiadas personas. La lista de sospechosos parece no menguar nunca.

-En unos días habrá otro evento patrocinado por los dueños de 'La felina', sé que no es nuestro objetivo principal, pero después de descubrir tanta información sobre las mujeres a las que tienen encerradas... no puede quedarme de brazos cruzados, debemos intentar llevar a término los dos casos ¿Tú qué piensas?

-Mientras no logremos descartar alguna cosa más sobre nuestro asesino en serie, podemos emplear parte de nuestro tiempo en el otro caso.

-Bien, pues te pondré al día sobre el mismo. -Dije Dispuesta a comenzar con un largo discurso.

-También me he leído tu informe sobre el mismo. -Respondió James sin intención de mostrarse orgulloso por ello.

-Supuse que lo habías hecho, pero hay algunos detalles que debes conocer mejor. -Pasé entonces a describirle la relación que Marcus había logrado establecer con el señor Rickly y con el señor Charing así como sus actitudes y comportamientos para conmigo. La mejor forma de seguir acercándonos a ellos era, muy a nuestro pesar, seguirles la corriente.

Mantenernos tan ocupados parecía ser la clave para alejarnos a ambos de aquellas situaciones dolorosas que nos habían tocado vivir. Pero a pesar de lograr tener la mente trabajando durante todo el día al caer la noche el dolor regresaba a mí. Mi padre, mi familia, mi sustento... jamás volvería a estar con él, jamás podríamos reír de nuevo juntos, no existiría otra oportunidad de que me rodeara con sus brazos, de que se sintiera orgulloso de mi trabajo o de la mujer en la que me había convertido... 

LA VIDA TRAS LA MENTIRAحيث تعيش القصص. اكتشف الآن