𝐬𝐢𝐧 𝐝𝐚𝐫𝐧𝐨𝐬 𝐜𝐮𝐞𝐧𝐭𝐚 [proceso 2 libro]

3

Emma

"Es solo mi cuñada, nada mas". Yo pensaba que teníamos una amistad, pero después de todo no lo parece. No solo los acababa de pillar follando, sino que dice eso de mí. A mis espaldas. Me ha sentado como una patada en el culo.

Llamé a Arthur, quería ver como estaba.

-Hola, cariñooo.

-Amoooor.

-¿Qué tal todo?

-Bien, muy bien. ¿Tu qué tal con mi hermano?

-Todo bien.

-¿Seguro...?

-Claro, ¿por qué?

-Por tu voz no lo parece.

-Solo estoy cansada. He pasado mañana noche, y está aquí la oesad de Lana y ya me ha tocado las narices.

-Vaya zorra...

-Vaya que sí, los acabo de pillar follando. Que asco.

-¿Perdonaaaa? Dios. Luego hablo con él.

-Que va, tranquilo. Yo no quiero saber nada. Tu hermano es imbecil.

-¿Ves como ha pasado algo? Nunca insultas a Charles y lo defiendes.

-Nada, que ahora resulta que soy solo su cuñada. Me ha dolido, lo siento mucho.

-Díselo.

-Sí... ahora.

-Díselo. En serio. Habla con él a buenas, porque yo no le voy a dejar pasar ni una.

-Ya hablaré con él, no te preocupes.

-Vale. Te amo, preciosa.

-Te amo, mi amor.

Colgamos y me fui a dar una ducha antes de ir a la cama. La novia de Charles ya no estaba, cosa que me aliviaba. Por lo que dejé la puerta abierta de la habitación, siempre que venía ella la cerraba.

-Ehm... Emma.

Se quedó en la puerta.

-¿Qué? -dije lo más seca posible.

-Quería pedirte disculpas por lo que viste.

-No pasa nada.

Me tumbé de lado dándole la espalda. No quería verlo.

-... ¿Te pasa algo más, amour?

-No, cuñado.

-¿Y eso a que viene?

-A que es lo que somos..

-Sí... pero soy tu amigo.

-Claro.

-¿Entonces por qué te pones así?

-Me duele la barriga -mentí.

-Vale... ¿Me dejas darte un abrazo?

-No.

-¿Por qué? -era la primera vez que le rechazaba un abrazo.

-¡Que no quiero, pesado!

-... Buenas noches -cerró la puerta casi de un portazo.

Suspiré y abracé a la almohada. Me costaba dormir cuando no tenía a quien abrazar.

Charles

Me costaba creer lo que acababa de pasar. Porque nunca había pasado eso. Pesado. No quería un abrazo ni hablar conmigo. Algo había pasado. Ella no era así. Me costaba dormir cuando algo no iba bien, o algo me extrañaba. Y sabía que a ella no le gustaba dormir sola.