4

57 5 0
                                    

Emma

Me di unos días alejada de las carreras y estando en el hotel con mi pequeña.

No quería pisar ese sitio. Me di cuenta de que a Carlos su trabajo le quitaba mucho tiempo. Me frustraba pero lo entendía. Por lo menos sabía aprovechar los pocos momentos y los pasaba con nosotras. Pero aún así, no me gustaba que así fuera. Obviamente a nadie le gustaba estar lejos de su pareja o pasar poco tiempo. Y cuando llegaba, por lo menos sé centraba en nosotras. No había quien lo separase de Ruth. Eso sí, a veces las siestas no faltaban los tres juntos.

–Te he notado rara estos últimos días…

–Ah…

–¿Qué pasa?

–No te lo quería contar.

–Adiós…

Le conté lo sucedido con Charles con miedo, sabía cómo podía reaccionar.

–Voy a matarlo –y era exactamente esa la reacción que no quería.

–No pasa nada. Está todo bien.

–No, no lo está. ¿Cómo va a estar bien? ¿Mentirosa? Me va a oír este –se levantó. Suspiré y cogiendo a Ruth en brazos con fui detrás–, no. Quédate aquí –me detuvo.

–No.

–Que te quedes aquí –estaba nervioso. Cabreado.

–Que no te estoy diciendo, Carlos.

–¿Para que coño quieres venir?

–¿Para que coño quieres ir tú?

–Para hablar con él.

–Y yo para que no se te vaya de control. Tira.

–Si se me va a mí, se le irá a él, ¿y que? Ni que te importara ese tío.

–Carlos, no me cabrees.

–¿De verdad? ¿Después de toda la mierda que te ha hecho? ¿Te importa? Estarás de coña –igual, él seguía avanzando por el pasillo.

–¡Que no es por eso, joder!

–¡PUES DÉJAME ARREGLARME COMO ME DÉ LA REAL GANA CON ÉL!

–Vas a hablar con él por algo que ha tenido que ver conmigo, así que calla y sigue caminando, hostia.

Por suerte pude dejar a la niña con Dani media hora para ir con ellos. Carlos no dijo nada más, simplemente avanzó hasta la habitación de Charles, que cuando abrió la puerta, Carlos empujó dentro y me cerró en la cara. Por suerte después de estar media hora tocando, Charles me abrió y me dejó pasar.

Charles

–Relájate.

–¿Me puedes explicar de qué coño vas? –ya con el empujón que me ha metido para entrar, me ha puesto de mala hostia.

–¿Acabas de cerrarle la puerta a tu mujer en la cara, en serio?

–Mira, vengo de muy mala hostia como para darte explicaciones, ¿que coño le has dicho y por qué te pones así cuando fuiste tú el que tuvo la culpa de la gran mayoría de cosas? Hay veces que no lograré entenderte nunca.

Emma estuvo tocando la puerta sin parar hasta que suspiré y le abrí.

–Joder, gracias.

–Sigo sin entender por qué le cierras –lo miro, él sigue con el ceño fruncido.

–Si llegase a descontrolarme, no quería que lo viera –¿disculpa?

–Pues bájate el humo tres niveles. Conmigo menos, porque tú y yo no somos amigos hace mucho, y si quieres joderme te juro por dios que te voy a joder el doble, Sainz –me encaré.

𝐬𝐢𝐧 𝐝𝐚𝐫𝐧𝐨𝐬 𝐜𝐮𝐞𝐧𝐭𝐚 [proceso 2 libro]Where stories live. Discover now