23

263 10 19
                                    

Emma

Cuando volví a ver a Charles, tenía muy mala cara. Parecía que le había pasado un camión por encima, seguía arreglándose y tal, pero sus ojos y su cara no eran las mismas. Estaba apagado, con ojeras y su mirada era triste a pesar de sonreír.

–Hola.

Él se giró, y un leve brillo apareció en sus ojos.

–Hola.

–¿Cómo estás?

–Bien.

Asentí. Una mierda.

–... No cuela, ¿no?

–Nada.

–Pues… mal. Estoy fatal. Tú te ves bien.

–Más o menos. Voy poco a poco.

–Me alegro –sonrió, dejando ver sus hoyuelos.

–No puedo decir lo mismo.

–Ya… yo no lo llevo bien, la verdad. Te… –parecía que quisiera decir tropecientas cosas, pero cerró la boca.

–¿Te…?

–Te… sigo amando. Y por suerte o por desgracia, lo seguiré haciendo aunque no quieras volver.

–Yo no quiero volver contigo. No puedo ahora estar con nadie.

Sus ojos se apagaron por completo. Y cuando digo por completo, es rotundo.

–Oh.

–No es por ti, es que tengo tantas cosas en la cabeza que no me veo capaz de estar con nadie.

–Claro… eh… T-tengo que irme –veía sus ojos empezar a brillar de nuevo, pero no por amor, por lágrimas–. Ya te buscaré –empezó a alejarse.

Suspiré y me marché yo también. Él me amaba, pero yo ya no quería estar con nadie a pesar de apreciarlo muchísimo. Todas las promesas, los "te amo", las ganas… todo. Todo se fue. Se fueron y no van a volver.

☆☆☆

Pasaban los meses y empecé una relación con Carlos. Sí, como leéis, con Carlitos. Él había conseguido enamorarme después de tanto tiempo. Y me trataba como una reina. Charles no me guardaba rencor, pero no lo superaba. Le tenía mucho aprecio como para verlo así. Pero tenía que entender que yo había rehecho mi vida.

–Charles, el amor de tu vida tiene derecho a encontrar al suyo –dije mientras lo abrazaba. Él se negaba rotundamente. Me miró a los ojos, soltó una última y cristalina lágrima, y suspiró.

–Dile que te lleve a la luna por mí… es lo mínimo que te mereces.

–Y tú igual a la próxima.

Le di un último abrazo y me fui. Desde ese día, empezó la mejor época de mi vida.

Carlos me pidió matrimonio, y acepté. Charles volvió a encontrar el amor en otra chica, y seguimos con nuestra relación de mejores amigos como siempre había sido. Con una conexión que no perderíamos nunca. Ambos volvimos a ser felices con otras personas, éramos el amor de nuestra vida, pero no de la manera que pensábamos. Sería siempre mi mejor amigo, mi alma gemela.

Fin.

No tenemos palabras para todo el apoyo que le habéis dado a esta historia. Gracias de corazón. Pero... en mi perfil hay más historias de pilotos si os interesan :).

𝐬𝐢𝐧 𝐝𝐚𝐫𝐧𝐨𝐬 𝐜𝐮𝐞𝐧𝐭𝐚 [proceso 2 libro]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora