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Emma

Lo que me faltaba. Charles me ha visto hasta el alma. Dios... qué vergüenza. Volví con mi novio sin alma. Me iba el corazón a mil.

-¿Qué pasa?

-Estaba Charles en la cocina.

-Ah. Bueno, como si no hubiera visto unas tetas en su vida...

-Pero que es tu hermano, joder. No me da la gana.

-Bueno... -se encoge de hombros. Suspiré y me volví a tumbar con él, eran las cinco de la mañana.

Mi novio me volvió a abrazar y llenar de besos, y entre besos me dormí. Por la mañana él no estaba, pero lo encontré en el salón hablando con Charles. Lo noté más serio, no a mi novio, a su hermano. Estaba decaído, como si se le hubiera venido el mundo encima...

Charles

Se me ha venido el mundo encima. Mi mejor amiga me odia, mi novia me ha puesto los cuernos y mi hermano está cabreado conmigo.

-Es que eres tonto.

-Que síííí... -suspiro.

-Más te vale pedirle perdón, Charles.

-Sí -me levanté.

Sabía que ella acaba de venir al salón después de despertarse, por lo que me moví hasta la piscina, me quité la camiseta, y me tiré tal cual. Ya no sabía que hacer, no podía más. Me sumergí por completo en el agua y me quedé allí abajo pensando hasta que me quedé sin respiración y salí sentándome en el borde. Quería que todo volviera a estar bien. Era lo único que deseaba ahora.

Estoy sin trabajo, porque estoy de vacaciones, sin mi mejor amiga, porque está cabreada conmigo y sin mi mejor amigo, porque está en España y yo estoy en Mónaco. Todo era una puta mierda.

Me quedé tanto rato bajo el sol, que empecé a encontrarme mal. Ya lo que me faltaba, una insolación Me fui a casa y me tumbé en la cama. No podía moverme.

No me di cuenta que me quedé dormido hasta que noté que la cama se hundía y abrí los ojos un poco viéndola a ella sentada.

-Salut.

-Hola -sonríe.

-¿Qué haces aquí? -pensaba que estaba enfadada.

-Solo tú cuando no estás bien te quedas todo el día en la cama. Te ha dado un golpe de calor, ¿no?

-Sí, de los peores...

-Voy a traerte algo, a lo mejor no es mucho pero un paño de agua fría espero que ayude a que no te desmayes

-Gracias, princesa...

Tenía ganas de vomitar, de morirme y de mandar a todos a tomar por culo. Menos a ella, ella se puede quedar. Se levantó para ir al baño y volvió con el termómetro y un paño.

-Como consejo... quítate la camiseta.

Me incorporé y me quité la camiseta, la tiré por ahí y me volví a poner como antes. Me pasó el paño por el torso, por el cuello y lo dejó en mi frente. Le di la mano, estaba helada, por lo que me la llevé a la mejilla y cerré los ojos. Me puso el termómetro con la otra y esperamos a que pasaran los dos minutos para ver mi temperatura. Cuando me lo quitó no dijo nada, malo.

-¿Qué pasa?

-39'5.

-Jodeeer...

-Venga, tira a la bañera y te bañas en agua fría.

𝐬𝐢𝐧 𝐝𝐚𝐫𝐧𝐨𝐬 𝐜𝐮𝐞𝐧𝐭𝐚 [proceso 2 libro]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora