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Charles

Me moría por besarla en ese instante. En todos, mejor dicho. Es decir, me moría por un beso suyo, quería estampar mis labios contra los suyos y no separarme de ella hasta que el mundo se acabe. Me encanta tenerla así, relajada sobre mí. Y todos esos besos que quería darle, dárselos algún día, y hacerle el amor al alba.

–¿Qué hora es?

–Las diez.

–Pedimos la cena ya que se hará tarde.

Ella llamó, pidió lo de siempre, lo suyo y lo mío, y volvió a ponerse encima mía. No sabe la tía ni nada… aunque yo encantado. Le seguí dando besos, hasta que el timbre sonó y yo me levanté como una bala, ella me estiraba por detrás, pero yo la tiré al sofá, y abrí.

–¡NO! –volvió a la puerta. Cabrona.

El tío que repartía nos miraba con una cara…

–Perdón, toma –pasé mi tarjeta y recogí la comida. Punto para Leclerc.

–Te odio –dijo cuando cerró.

–Lo siento –me encojo de hombros y dejo la comida en la mesa.

–Boooof, kebab.

–Quita, que tengo hambre –aparté mi comida.

–Pos vale –cogió el suyo. Ya verás lo poco que tarda en llenarse de la salsa. Al primer mordisco ya estaba pringada–. Siempre igual, macho.

–Límpiate, anda –no por ti, por mi. Por los pensamientos que me entran.

–Sí, que esto parece otra cosa.

–Si tuviera la bragueta desatada sí que sí…

–¡CHARLES!

–Bah, por todo me chillas… –seguí comiendo como si nada.

Ella me miró como el culo y comió de lo suyo mientras veíamos en la tele una película que ya tenía empezada. Cuando acabé llevé mi plato a la cocina y volví al salón. Me posicioné dejando mi cadera más hacia delante y miré la película. Ella también terminó de cenar y llevó su plato, no pude evitar mirarla. Cada día está más buena, dios… Y yo no debería de pensar estás cosas. Jesús. Cuando volvió, se puso sobre mi, la rodeé con mis brazos y la puse contra mi pecho. Rodeó sus piernas en mis caderas y se pegó todo lo que pudo a mí. no… Esto no que se me sube otra vez.

Dejé un beso en su cabeza y la bajé un poco, al menos así no era para tanto. Pero naaaada, ella para arriba otra vez. Hasta que…

–¿Puedes parar? Se me va a empalmar.

–Que estoy cómoda.

–¿Y?

–Pues que estoy cómoda.

–YO NO.

–A mí me da igual si se te sube.

–A mi no –se nota demasiado.

–Jo –se pone a mi lado en el sofá.

–Es que se nota demasiado, si no me daría igual.

–Vaaale, no pasa nada –se encoge de hombros.

Puse mi mano en su muslo, acariciándolo con la yema de mi pulgar. Ella me mira y sonríe. Más mona… la rodee con mi brazo y dejé un beso en su mejilla, uno que casi fue en sus labios, básicamente en su comisura.

–Puedo poner otra cosa si quieres.

–No importa –estaba más concentrado en ella que en otra cosa.

–Vaaale.

Cuando acabó ella estaba dormida, así que apagué la televisión, y como siempre, me la llevé a la cama. Creo que ya era una costumbre llevarla a dormir. Ahora yo que hacía, ¿me iba, me quedo…? La dejé allí, tranquila en su cama, le di un beso en la mejilla que deseé que fuera en los labios como la bella durmiente, pero no, no lo haría. Me fui al salón, a lo mejor ella no quería que estuviera ahí, o cualquier cosa.

Sin darme cuenta me quedé dormido en el sofá, hasta que alguien se sentó en mis piernas de lado y beso mi frente. Abrí los ojos viéndola a ella y sonreí. Aún era de noche.

–¿Por qué no estabas en la cama?

–No sé, manías mías, igual no me querías ahí…

–Pues claro que sí. Venga, vamos, anda –tiró de mí.

Me levanté y la seguí, aún seguía con sueño, y solo quería volver a tumbarme. Y en cuanto lo estuve, volví a cerrar los ojos. Noté su medio cuerpo encima del mío. Su pierna sobre las mías, su cabeza en mi pecho junto su brazo. Así quería dormir yo siempre.

Al día siguiente me vi en la misma postura, son sus ojos azul cielo cerrados, dejé un beso en su frente, otro en su mejilla, y di besos en toda su cara hasta despertarla.

–Ay, para…

–No.

–Pues vale.

Seguí dando besos por su cara. Quería verla sonreír, y sabía que eso lo hacía.

–Eres preciosa cuando sonríes.

–Tú también eres precioso cuando sonríes.

Sonreí. Eso me hizo sonreír. Me la comería a besos.

–¿Vamos a comer algo?

–Yo estoy bien –escondió la cabeza en mi cuello. Tenía un gran problema esta chica con mi cuello–. No me gusta que te pongas ahí, no te veo la cara, me gusta que me mires.

–Estoy cómoda y hueles bien.

–Mírame…

–Nooo –me giré, dejándola como gato panza arriba, nunca mejor dicho. Ahora estaba yo mirándola, desde la altura de mis brazos.

–¿Ves? Al final a las malas me haces caso.

–Bah.

Dejé caer mi peso sobre ella con calma. Miraba mis ojos, todo el rato.

–Estás suave –me acarició la espalda.

Asiento hipnotizado por sus ojos. Estaba absorto en ellos, era hermosa. Y sus ojos eran el cielo.

–Acércate, Charles.

Me acerqué. Me rodeó el cuello con sus brazos y me dio un beso de esquimal para luego dejar un pico en mis labios. Pero yo no quiero un pico, así que volví a juntar nuestros labios, besándola. Besándola como había deseado desde hace semanas. Sus manos acariciaron mi cabello suavemente, mientras ese beso lento se convertía en uno pasional. Había tanto sentimiento en ese beso que estaba flipando.

–... ¿Te puedo besar otra vez?

No respondió, simplemente lo hizo. Yo puse mis manos en sus mejillas, intensificando el beso, y pidiéndole permiso a su boca para meter mi lengua. Aquellas se encontraron y creo que me derretía en el beso. Es lo mejor que he sentido nunca.

Nos separamos de ese beso sin dejar de mirarnos a los ojos, estoy convencido de que los míos brillan como si hubieran visto un ángel.

–Madre mía…

–Tenía muchas ganas de hacer eso.

–¿Crees que es lo correcto?

–Y si no lo es, lo siento, pero si esto es un error lo volvería a cometer una y otra vez.

–Pero tu hermano…

–Mi hermano te ha perdido.

Emma

Había besado a Charles. Grave error. No quería hacerle daño, porque ni yo sabía que quería. Pero sus ojos brillaron tanto cuando nos separamos… parecía la luz de la luna.

Fuimos a desayunar en un silencio incómodo. No quería eso.

–Me tengo que ir –se levantó.

–Vale.

Je t'aime… –cerró la puerta detrás de sí. Oí su coche rugir con fuerza, mala señal...

𝐬𝐢𝐧 𝐝𝐚𝐫𝐧𝐨𝐬 𝐜𝐮𝐞𝐧𝐭𝐚 [proceso 2 libro]Wo Geschichten leben. Entdecke jetzt