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Carlos

Le echaba de menos. La veía en las carreras y lo único que quería era hablar con ella. Tres semanas sin saber nada de cómo estaba. Por lo que me había enterado, ahora sus sentimientos se dirigían hacia Charles. Yo no podía permitirme esto, no quería estar mal con ella. Me tragaría mis sentimientos para estar otra vez de amigos. Se merecía una disculpa. Me acerqué a ella, me miró con mala cara, me quité el casco y me senté a su lado, estaba mirando un motor aleatorio. Hacía eso cuando se aburría.

-Tengo que hablar contigo.

-¿Para qué quieres hablar con una pesada? Solo querías un polvo, yo también, pero no por eso tienes el derecho de llamarme pesada. Di que no te quieres acostar más conmigo y punto -dijo todo de sopetón. Me quedé un poco tieso, hay que decirlo.

-Venia a disculparme contigo.

-Pues vale.

-No eres pesada, y no sé por qué lo dije...

-Tú sabrás.

-No quiero tener problemas contigo, eres mi renacuaja. Lo único que pido es arreglar las cosas...

-Me has hecho daño.

-Lo sé, lo siento.

Se encogió de hombros. Suspiré y me levanté, había sido totalmente inútil, pero al menos me he quitado el peso de la consciencia.

Emma

Quería perdonarlo, porque lo echaba de menos, pero no quería ser una facilona. Le había costado, y eso me olía raro, por alguna razón. Charles estaba mejor que nunca, corría más rápido. Por una parte eso me daba miedo, pero seguro que él sabía lo que hacía. Era la persona que más confiaba en él y que sabía que podía dar lo mejor de sí. Ese día, me encontré a Arthur en la carrera con los de Ferrari viendo a su hermano corriendo. Me quedé flipando, hacía mucho que no lo veía. Iba con una chica. Una chica que tenía todo lo que yo, mi mismo pelo, mis mismos ojos... Era incluso igual de alta. No me lo creo, ¿esto va en serio?

-Hola.

Él me mira, y se queda perplejo.

-Hola.

Me siento en una silla y paso de él. No es que hayamos acabado mal, pero no sé, verlo con una tía IGUALITA a mí, es raro. Y lo más raro es que la mire igual a cuando me miraba a mi. No es normal. Estaba flipando.

-¿Es tu ex?

-Sí.

-Madre mía...

-¿Qué pasa?

-Soy igual.

-Ya... ¿Y?

-Me siento un reemplazo.

-Por qué lo eres -murmuré.

-No lo eres, amor -pude oír como la besaba. Qué asco. En fin, me centré en las pantallas para ver cómo iba Charles o por si decía algo por radio. Iba comiendo a Verstappen, y pude oír en la radio: "Box, box"

-Not now -la voz que tiene cabreado y concentrado empaparia a cualquier chica. Dios mío de mi vida.

-How did you get there? -parecían incluso ofendidos.

-None of your business -efectivamente, estaba cabreado.

-¿Qué pasa?

-Quieren mandarme al Box cuando estoy literalmente a diez centímetros de Verstappen. O menos.

𝐬𝐢𝐧 𝐝𝐚𝐫𝐧𝐨𝐬 𝐜𝐮𝐞𝐧𝐭𝐚 [proceso 2 libro]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora