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Noviembre 1993

Llegamos a México, tomamos un taxi que nos llevó al hotel y nuestros padres y nosotras nos dirigimos a nuestras habitaciones.
Nosotras dormíamos juntas, así que no había peligro si decíamos alguna cosa en la que pudiéramos meter la pata.
- Chicas, a las seis teneis que estar listas. Tenemos que estar en el lugar del concierto a las 7, ¿De acuerdo?- dijo papá.
- Si- contestamos nosotras al unísono.
Entramos en la habitación, miramos un reloj que estaba allí y marcaban las tres y media de la tarde.
Cómo si no hubiéramos viajado treinta años atrás, y eso fuera lo más normal del mundo, Diana y yo abrimos las maletas, cogimos algo de ropa y pasamos, por separado, al baño a ducharnos.
Mientras mi amiga se duchaba y se preparaba, yo me quedé mirando aquellas entradas de concierto.
- Al fin, voy a verte en concierto, Michael- susurré acariciando la entrada.
Cuando estuvimos preparadas, nos fuimos con nuestros padres hacia el lugar del concierto.
Sinceramente, me estaba acoplando demasiado bien a este tiempo, sin resultarme apenas raro todo lo que estaba sucediendo.
"Es un sueño, Susi, disfrútalo", me dije a mi misma.
Tomamos otro taxi para ir hacia el Estadio Azteca, lugar del concierto. Diana y yo íbamos agarradas de las manos, nerviosas e entusiasmadas por lo que íbamos a vivir.
- Mis niñas, está noche va ser demasiado especial, disfruten - dijo mamá mientras nos llevaban hacia la zona VIP.
Yo no tenía ojos para nada más que ver el escenario. No me importaba cuantos famosos estuvieran allí, yo solo miraba hacia el escenario. Si esto era un sueño, iba ser el mejor de toda mi vida.
Pasó, aproximadamente, una hora desde que llegamos hasta que el concierto empezara. A partir de ahí, no recuerdo nada más que gritar como loca desde que lo vi aparecer en el escenario.
Lo tenía tan cerca y tan lejos a la vez...
" Ojalá pudiera conocerlo en persona", pensé creyendo que lo más cerca que iba a estar de él, iba ser verlo donde estaba.

Tras los últimos acordes de "man in the mirror", Michael salió del escenario. Y yo... Yo ya era feliz con aquello, había logrado verlo en concierto.
De repente, salí de mi ensoñación, cuando noté que alguien me tiraba del brazo. Era Diana, que me indicaba que debíamos salir de allí.
- Mamá dice que la sigamos a ella y a papá.- a mi oído susurró - Está graciosa la cosa de llamar papá y mamá a estas simpáticas personas.
Sonreí, pues aún estaba en una nube.
Llegamos a una puerta, y vi como mi nuevo padre, enseñó algo a un hombre que había allí, que hizo un gesto como diciendo que nos esperasemos allí y entró a la habitación. A los pocos minutos, salió acompañado por un hombre.
- ¡Hombre, Lucas!- ya sabíamos cómo se llamaba nuestro padre- ¡Cuanto tiempo sin verte! Cuanto me alegro de veros de nuevo a todos. Me agrada teneros aquí- dijo abrazándose a nuestro padre.
- ¡Lo mismo digo, Frank! Ya sabes, el trabajo me tiene loco perdido.
- Lo sé. Hola, Rachel. Estas preciosa- dijo besando a nuestra madre.
- Muchas gracias - respondió ella sonriendo.
Su vista se clavó en nosotras.
- Decirme que ellas no son las pequeñas Susie y Diana. - asentimos- Por favor, la última vez que os vi, tendríais diez años.
Miramos a nuestros padres, sin saber que decir, hasta que, mamá dijo:
- Hijas, saludar a vuestro tío Frank.
Él se acercó a nosotras y nos abrazamos a él, teníamos que seguir en nuestro papel.
- Él ha sido quien nos ha conseguido las entradas para el concierto, sabía que os iba hacer ilusión- dijo papá.
- Muchas gracias, pero aún la sorpresa no ha acabado, señoritas.- dijo Frank sonriendo.- Pasad, ahora veréis la otra parte de la sorpresa.
Pasamos por delante de nuestros padres, quienes entraron detrás de nosotras seguidos de Frank.
Estábamos en una habitación amplia e iba a preguntar que hacíamos allí, cuando una puerta se abrió y apareció el hombre que, a partir de ese instante, cambiaría mi mundo.
Michael Jackson.
Sentí mi corazón pararse en ese instante. Sus ojos se posaron en nosotros, mientras una amplia sonrisa aparecía en su cara. Vestía con pantalón negro, camiseta blanca y una camisa blanca abierta encima. El pelo, rizado, aún lo tenía húmedo, se notaba que acababa de ducharse.
- Mike, mira te quiero presentar a mis sobrinas, las que tanto te he hablado. Ellas son Diana y Susie.
- ¡Oh, es un placer!- dijo él acercándose a nosotras y extendiendo su mano.
"Dios, me muero", pensé cuando su mano y la mía se estrecharon.
- El... El... El placer es nuestro, Michael - logré decir.
Él volvió a sonreír y sus ojos conectaron con los míos de una forma extraña. Jamás habia sentido eso con nadie.
"Termina de volverte loca, Susana", oí decir en mi cabeza.
- Anda, chicas, poneros, que os hago una foto con Mike - dijo tío Frank.
Automáticamente, Diana y yo nos pusimos a ambos lados de Michael para hacernos la foto. Él pasó su mano por nuestras cinturas y, mientras Diana hacia lo mismo, mi mano se posó en su hombro.
Frank hizo varias fotos y le devolvió la cámara a Rachel. Yo, era un manojo de nervios en ese instante.
"Un sueño demasiado realista, diría yo".
Tras unos minutos hablando con Michael, quién nos firmó unos autógrafos, nos despedimos de él con un abrazo y nos fuimos.
Antes de salir de allí, quise mirarlo por una última vez, sabía que no lo iba a ver jamás y quería conservar ese recuerdo. Giré la cabeza y descubrí que Michael también miraba hacia donde yo estaba. Una amplia sonrisa apareció en su rostro cuando nuestras miradas se cruzaron y, en ese instante, sentí que no sería la última vez que lo vería, al igual que intuía que, desde ese momento, este hombre pondría mi estancia en ese tiempo patas arriba.

Los días pasaban y Diana y yo seguíamos ancladas en el pasado. Estábamos desesperadas. Habíamos repetido el conjuro mil veces todas las noches antes de dormir, pero seguíamos allí, en 1993.
Y yo ya estaba perdiendo las esperanzas de volver...
No estaba mal aquí, había visto un concierto de mi mayor ídolo, estábamos rodeadas de buenas personas, incluso estábamos en el último año de la universidad de aquí, cosa que se me hacía más  que rara después de tener mi carrera terminada, pero bueno...
Diana, sin embargo, era la que más disfrutaba de todo esto. Si, le preocupaba el no volver, pero ella era feliz por lo que estaba pasando.
Yo solo esperaba volver a mi tiempo. No sabía que hacíamos aún en el pasado.

Un día, de finales de noviembre, mientras paseábamos cerca de casa, el tiempo comenzó a cambiar de repente. El día estaba soleado, hacia frío, pero la temperatura era agradable, cuando de repente, se empezó a nublar y hacer bastante frío. Añadimos también la niebla que empezó a aparecer.
- ¡Lo que faltaba!- susurré.
No se veía nada y Diana y yo nos paramos.
-¡Ostras, parece esto thriller!- empezó mi amiga a reír.
- Deja de decir pamplinas y a ver cómo volvemos a casa- dije algo asustada.
De pronto, vimos aparecer una figura.
"Si, lo sé, esto parece broma y a quien se lo cuente, no se lo cree, porque esto no hay quien se lo crea", oí decir en mi mente.
- Hola, Susana. Hola, Diana - oímos decir a aquella persona.
Era una mujer, aunque no podíamos verla bien, pues llevaba una capucha encima que le tapaba el rostro.
-¿Cómo sabes nuestros nombres?- preguntó Diana.
- Soy quién os ha traído hasta aquí. Susana tiene un objetivo en el pasado para completar en el futuro.
-¿Qué?- no entendía nada.
- Descubrirás lo que es el amor verdadero y ayudarás a esa persona a que lo descubra también. Toda acción tendrá su recompensa. Tranquilas, a su debido tiempo, yo os devolveré al presente y no habrá trascurrido más de seis horas allí.
- Pero, ¿Por qué yo?- pregunté.
- Lo sabrás muy pronto...
Y sin más, desapareció y el sol brilló de nuevo en el cielo.

Aquella noche, tumbada en la cama y oyendo como Diana dormía plácidamente en la cama de al lado, yo solo podía pensar en lo que había sucedido aquella tarde. Nada tenía sentido...
Pero, si era verdad esto, ¿por qué yo tendría que hacer algo por alguien aquí en el pasado?
Noté como mis párpados se cerraban solos y antes de quedarme dormida, pensé que quizás aquello fuera verdad y, aunque quería volver a mi tiempo, sinceramente, quería saber a quién necesitaría ayudar en este momento.
Y, de repente, en mi cabeza apareció él.
Michael.

Remember the time (Completa)Where stories live. Discover now