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Cuando llegué a casa, todos estaban dormidos. O bueno, eso creía.
Diana me esperaba sentada en su cama.
-Ya me puedes decir lo que a ocurrido entre ese guaperas y tú, pero a la de ya- dijo en cuanto cerré la puerta de la habitación y ella encendió la luz de la habitación.
- ¡Joder, Diana, que susto!- dije llevándome la mano al pecho.
- Que si, que si, que me cuentes que has echo con Michael.
Me dirigí a mi cama y comencé a cambiarme de ropa para ponerme el pijama.
- Ha estado ensayando una canciones, tu sabes bailando y eso. Después estuvimos tomando limonada y ya me trajo a casa.
-¿Tú crees que soy tonta y no ha pasado nada más?- preguntó Diana arqueando las cejas.
- Diana...
- Diana, no. No soy tonta. Sé que ha pasado algo porque se te nota en la cara. Dispara ya, muchacha.
Me reí.
Diana me miró frunciendo el entrecejo.
- Me he besado con Michael- confesé.
-¡Lo sabia!- exclamó Diana haciendo un gesto de triunfo con los brazos.
Me tuve que reír.
-¿Y cómo besa? ¡Qué suerte tienes!
- Es la persona más dulce que hay besando.
-¿En serio?
- Así es.
Mi amiga soltó un suspiro.
- Tía, te amo, pero que envidia te tengo.
- Bueno, yo... Yo quería esto, pero no así... Porque esto ni en mis mejores sueños... - suspiré.
- Eres la afortunada, Susie. - dijo levantándose de la cama.
- Que difícil es todo esto- dije respirando hondo.
Mi amiga me abrazó y dijo:
- Todo saldrá bien.
Y solo esperaba eso...

Los días pasaban, enero acababa, y la relación con Michael iba mejor que nunca. Íbamos al rancho muy seguido y nos divertíamos con él, aunque había días que se ausentaba por lo de juicio que tenía con la familia Chandler, yo le demostraba mi apoyo en todo lo que podía, hasta el día en el que nos dijo que ya estaba todo solucionado.
Y, aunque había miradas cómplices entre los dos, no nos habíamos besado más desde aquel día en su estudio de baile.
Hasta ese día, en el que estábamos subidos en las atracciones de la feria que tenía en el rancho. Mientras Diana jugaba con unos niños que había allí, sentí que alguien me tiraba del brazo. Me giré y era él. Me guío hasta llegar a la cocina de la casa, cerró la puerta, se giró hacia mí y poniendo una de sus manos sobre mi cadera, me atrajo hacia él para besarme.
-Lo siento, no aguantaba más - dijo agachando un poco la mirada.
Sonreí. Era tan inocente a veces...
- No pasa nada, Michael- logré que levantara la mirada. - ¿Y si digo que yo también tenía ganas?
- ¿Si?
Asentí, con una sonrisa.
Coloqué mis manos, una en su cuello y la otra sobre su pecho, sobre su corazón. Acerqué mi boca a la suya y lo besé, y fue un beso bien recibido.
Pero nos tuvimos que separar rápidamente, porque empezamos a escuchar voces, llamándonos.
-¡Michael!, ¡Susie! ¿Dónde estáis?
-¡Michael!
-¡Susie!
Y Diana llegó a la cocina rodeada de niños.
- ¿Qué hacéis aquí?- preguntó alzando una ceja.
- Esto...
- Hemos venido a por limonada para todos y como yo no iba a poder con todo, le he pedido a Susie que me ayudara- soltó Michael.
Lo miré con gesto divertido.
¿Limonada?

"Salvados por el gran Michael Jackson"

Y no había dudas de que así había sido.
Cómo si no hubiera pasado nada, Michael se acercó a la nevera y sacó una jarra de limonada. Miró a los niños y a mi amiga, para decir:
- ¿Quién quiere limonada?
Y los niños se volvieron locos.
Diana se acercó a mí y disimuladamente, me dijo al oído:
-¿Limonada se llama ahora a darse besos con tu amor?
Me tuve que reír.
Esta amiga mía...

Cuando ya por fin nos quedamos los tres solos, Michael nos invitó a cenar. Encantadas, aceptamos.
- Diana, tenías que haberme dicho que Susie cantaba y bailaba tan bien- dijo Michael mientras cogía una patata frita y se la comía.
- Ella es un caso extraño, Michael. No le gusta que le digamos que lo hace bien- respondió Diana.
Puse los ojos en blanco mientras cenaba. Los dos, al verme hacer aquel gesto, rieron.
- Y se sabe todas tus canciones desde la primera letra hasta la última.
-Diana...
- Y de pequeñas, en la escuela bailamos la canción " I want you back" .¡Qué bien nos salió!- dijo entusiasmada.
- Diana...
- Y ama la canción "Remember the time", como ya sabes. Sobre todo la parte en la que dices "you and me in Spain".
Michael me miró y preguntó:
- ¿Te gusta España?
Asentí.
"Cómo no gustarme, si soy de allí."
- Es un país muy bonito, sinceramente.
- Demasiado- suspiré.
- Y también le encanta...
- Diana, hermana, ¿Puedes dejar de contar todo lo que me gusta?- dije dandole una patada por debajo de la mesa.
Ella hizo un pequeño gesto de dolor y me miró mal. Me encogí de hombros.
Michael se reía de nuestras cosas.
- Sois muy divertidas. Oye, Diana, me comentó Susie que estabas saliendo con un chico, ¿qué tal te va?
Diana me miró y yo me volví a encoger de hombros.
- Me va bien, no tan bien como a otras- me miró guiñando un ojo-, pero me va bien. Es muy buen chico.
- Eso es buena señal- dijo Michael y, él y Diana se enfrascaron en una charla sobre aquel chico.
Era en estos momentos por los que me encantaría tener mi teléfono móvil para poder grabarlo y tenerlo por siempre para poder recordarlo así cuando ya no estuviera con él. Pero me confirmaría con guardar cada segundo en mi memoria.

Después de cenar, Michael llamó a uno de sus chófer para que nos llevarán a casa. Él debía de descansar pues al día siguiente tenía un par de eventos a lo largo del día.
Estaba a punto de montarme en el coche, cuando me llamó.
-¿Susie?
- Dime.
- ¿Tienes algo que hacer el sábado por la noche?
- No, nada, ¿por qué?
Sonrió.
-¿Te gustaría ir a cenar conmigo? No aquí en Neverland, si no a otro lado. No te preocupes, yo lo arreglo todo si dices que si- añadió al ver mi cara de precaución.
Sabía que yo no quiera que los medios de comunicación lo siguieran y más, después del escándalo de estas semanas.
- Claro, me encantaría, Michael- respondí.
- ¡Perfecto! Pues el sábado te recojo a eso de las siete.
- Vale, pues el sábado nos vemos.
Sonrió y yo, bueno yo, me sentí derretir al ver la sonrisa más bonita del mundo.

Los días volaban, y el sábado llegó.
Andaba nerviosa por toda la casa. Papá, mamá y Diana se reían de mi nerviosismo.
- Como se nota que es la primera vez que sales con Mike, hija- dijo papá irónicamente.
- ¡Ains, hermana!
Los fulminé con la mirada.
Miré la hora y eran las cinco de la tarde. Me levanté del sofá y dije:
- Voy a ducharme.
- Si que se te hace tarde- oí decir a papá mientras subía la escaleras.
Estaba harta de quedar con Michael, pero algo me decia que está vez, sería diferente.
Me metí en la ducha y el agua comenzó a caer sobre mi cuerpo desnudo. Cerré los ojos pensando en todo lo que estaba sucediendo y, por un momento, quisiera quedarme en su vida para siempre y vivir todo con él. Pero sabía que no podía ser. Sólo me quedaba disfrutar de cada instante con él.
Cuando salí de la ducha, me envolví en una toalla y me fui a mi habitación. Allí me puse la ropa interior y miré que podía ponerme en el armario.
- A ver que tiene bonito esta chica que pueda usar para una ocasión como esta.- susurré abriendo el armario.
Durante este tiempo que llevaba aquí, jamás me había percatado que la verdadera Susie de este tiempo, tenía unos vestidos guardados en una funda de esas para trajes. Así que decidí mirar y entre ellos, había un precioso vestido negro, de lentejuelas, de manga larga, que me enamoró solo de verlo.
Lo saqué del armario, para verlo mejor. Lo dejé sobre la cama y me enamoró aún más. Busqué unos pantys negros y unos zapatos de tacón con el que combinarlo. Y una vez más, agradecí que aquella chica tuviera todo lo que necesitaba y encima de mi talla.

Una vez estuve lista, me miré por última vez al espejo y me gustó lo que veía. Había dejado mi pelo suelto,con mis ondas naturales. Me había maquillado sutilmente y mis labios los había pintado de un rosa bastante bonito. Me había puesto unos bonitos pendientes y, tomando un abrigo negro, salí de la habitación. Ya me lo pondría antes de salir.
Bajé al salón y me llevé una sorpresa al ver a Michael allí esperándome. Me quedé plantada en la entrada al salón, mirándolo. Llevaba una de sus típicas chaquetas negras, pantalón negro y camisa blanca, ligeramente abierta. Aquel día no llevaba sombrero, viendo sus rizos perfectamente.
- Hija, Michael ha llegado antes y te estaba esperando aquí con nosotros - dijo mamá.
El mencionado, giró la cabeza hacia mí y abrió la boca en señal de sorpresa. Sabía que lo había impresionado.
- ¡Estas impresionante, hermanita!- exclamó Diana con una sonrisa pícara.
Yo no podía apartar los ojos de Michael, él si que estaba impresionante.
Se levantó del sofá y se dirigió a mi lado. Me dio un dulce beso en la mejilla y dijo:
- Si estás lista, podemos irnos.
Asentí y me despedí de todos, mientras me colocaba el abrigo. Diana me guiñó un ojo y me tiró un beso con la mano.
Esta mujer ...
Salimos de casa y nos montamos en el coche que nos esperaba.
- Te ves muy bonita esta noche, Susie.
- Gracias- dije tímidamente.
Él sonrió y algo me decía en mi interior que esa noche jamás la podría olvidar.


Estos dos ya me da la sensación que va a costar separarlos...
Espero que vaya gustando!!!
Os leo!! ❤️❤️❤️


Remember the time (Completa)Where stories live. Discover now