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Susie.

Estaba a punto de cumplir los nueve meses de embarazo. Sentía muchas ganas de tener a mi niña entre los brazos, pero a la vez miedo. No sabía cómo iba ser en el papel de madre, pero sé que contaba con la ayuda de Michael.

En casa, todo estaba preparado para la llegada de la bebé. Habíamos terminado de decorar la habitación y había quedado muy hermosa. Todos estaban locos con la llegada de la bebé, pero Michael aún más.

Aquella tarde, estaba sentada en el sofá, leyendo un libro, cuando Michael llegó y se sentó en el sillón de al lado. Me quedé mirándolo fijamente. Creo que el embarazo me estaba volviendo la vista mal, pues lo veía más joven, como si volviera a tener unos treinta y siete años. (Época HIStory, para que me entendáis).
Suspiré y Michael me miró.
-¿Sucede algo, mi amor?
- No...
- Entonces, ¿Por qué me miras así como si vieras raro?
Decidí decírselo.
-¿No te notas cambiado?
-¿Cambiado de que manera? Me siento normal, bueno, últimamente como con más energía y eso... Pero no sé por qué... Supongo que el hecho de volver a ser padre me hace más feliz.
- Cariño, ¿No te has mirado al espejo?- no pude reprimir aquella pregunta.
-Ehhh... La verdad es que no me he fijado mucho, ¿qué pasa?
Me levanté del sofá con cuidado y tomé su mano, haciendo que él se levantara, guiándolo hacia el espejo que teníamos en el recibidor de casa. Lo puse frente a frente y le dije:
- Mírate, tienes el aspecto del HIStory tour, Michael. Tu cara y tu aspecto es el mismo, aunque vistas como ahora...
Vi la cara de sorpresa de Michael reflejada en el espejo, sin creer lo que veía. Pasó unos minutos pasando la vista del espejo a mí y viceversa, sin creer lo que veía.
- ¿Por qué me veo como si tuviera treinta años menos?- me preguntó.
Iba a responder cuando sentí un líquido correr por mis piernas y una contracción. Miré a Michael asustada.
- ¿Qué sucede, Susie?
- Creo que la niña quiere nacer ya.
-¿Nacer ya? ¿Como va ser eso? Aún faltan una semana...
Empezó a moverse por el salón, nervioso. Cosa que hacía ponerme a mí más nerviosa.
- Michael...
- Vale, ¿tú estás bien? Espera... Ven, siéntate, ¿Puedes hacerlo?
Sentí otra contracción. Me agarré al mueble de la entrada, mientras Michael me miraba. Respiré hondo, como me habían enseñado en las clases de preparación al parto.
-¿Te puedes sentar? ¿Llamo al médico o vamos al hospital?
Volví a mirarlo. Lo amaba con todo mi ser, pero me estaba sacando de mis casillas. Lo vi abrir la boca para decir algo más y le grité fuera de mí, sintiendo otra contracción:
- Por dios, Michael, voy a parir a tu hija. Ve a por el bolso, que está en nuestra habitación en el armario.
-¿Bolso, que bolso?- preguntó acercándose a mí.
- ¡Michael, que vayas ya!- grité.
Él dio un respingo y se marchó escaleras arriba como un rayo. Solté un suspiro, pero sentía por dentro mucho dolor.
- Aguanta, bebé, ya mismo estás aquí... Si tu padre no tarda y deja de hacer el tonto...
Michael llegó con un bolso y me dijo:
- Ya podemos irnos, vida.
Lo miré a él y al bolso, mientras inspiraba y exhalaba.
- Michael, cariño... Ese no es el bolso.- dije poniendo los ojos en blanco.
Michael miró el objeto en cuestión.
-¿Cómo que no?
Cogí el bolso y lo abrí, levantando una ceja:
- No hay nada, este es el bolso de los viajes, el bolso con las cosas para el hospital estaba al lado y es rosa claro. Este es rosa fucsia, ¿no lo ves?
Michael me miró e iba a decir algo, cuando la puerta de la casa se abrió y aparecieron Paris y Diana.
- ¿Qué pasa?- preguntó Diana mirando la escena.
Paris, al ver mi cara y mis pantalones mojados, fue la que se dio cuenta de todo.
- Susie, ¿estás de parto?
Asentí, pues sentía otra contracción. Ambas se acercaron rápidamente a mí, apartando a Michael de mi lado.
- Michael...
- Tranquila, amor- lo oí suspirar- Ve con ellas, ahora te alcanzo, voy a por el bolso correcto.
Miré a Diana, con una mirada suplicante, que ella entendió al instante.
- Michael, acompaña a Susie al coche, yo iré por el bolso.
- Pero...
- ¡Papá, vamos!
Michael me cogió de la mano y pasó su brazo por mi cintura, ayudándome así a salir a fuera de la casa. Mientras subíamos al coche de Diana, que estaba afuera de la casa, el cual abrió Paris, mi mejor amiga llegó con el dichoso bolso. Lo dejó en el maletero, se subió al coche y salimos hacia el hospital, al cual llamó Paris de camino.

Al llegar, Michael iba a bajar tras de mí, pero lo detuve.
- Amor, te pueden reconocer y no te van a dejar tranquilo.
- Espera, Susie. Papá, te va a poder acompañar sin problema. - dijo Paris, acercándose al maletero.
Sacó el bolso y trajo una peluca y una mascarilla. Se las dio a su padre, al cual ayudó a ponerse cada cosa.
- Ahora, nadie te va a reconocer. Vamos, no quiero que mi hermana nazca aquí en medio.
Todos asentimos y entramos en el hospital, mientras Diana fue a aparcar el coche.
Tenía un cúmulo de sensaciones en ese momento como miedo, sorpresa, alegría y tristeza. Pero sabía que iba a conocer a mi hija.
Ese trocito de Michael y mío que habia crecido en mi vientre estaba a punto de nacer...

Michael.

Llevaron a Susie a paritorios y a mí me hicieron poner una bata y un gorro para poder entrar con ella.
Al llegar a su lado, la vi con cara de angustia. Tomé su mano y le di un beso en la frente.
- Todo va a salir bien, mi vida. Eres fuerte.
- Tengo miedo, Michael - susurró.
- Tranquila, vamos a ver a nuestro pequeño amor.- y le sonreí.
- Señorita, vamos a empezar... Está completamente dilatada. Cuando le diga, empiece a empujar.
Ella asintió y empujó como la matrona le iba indicando. Me dolía verla sufrir, pero la animaba.
Ella apretaba mi mano fuertemente, pero, aunque me dolía, valía la pena, si eso le ayudaba.
Tras un buen rato, oí el llanto de mi hija. Miré a Susana, quién me miraba cansada por el esfuerzo, pero se veía feliz.
Las lágrimas caían por sus hermosas mejillas, cuando le pusieron en sus brazos a la pequeña bebé.
- Es... Es hermosa, Michael... Es nuestro trocito de cielo...
- Es nuestro milagro, Susie... - dije dándole un beso en la frente.- Gracias por aparecer en mi vida y darme el mayor de mis regalos.
Y decía la verdad, desde que Susie apareció en mi vida, todo había tenido un sentido especial. En este momento comprendí que ella era el motor de mi vida, por la que mi corazón latía.
Tenía más que claro que la quería en mi vida por siempre...

Los días pasaron y regresamos a casa con la pequeña. Allí nos esperaban nuestros hijos y parte de nuestra familia.
- ¿Como le vais a poner a la bebé?- preguntó Janet.
Miré a Susie y ambos sonreímos.
- Paula Katherine Jackson - dijimos ambos.
- Bonito nombre - dijo Viole.
Sonreímos. Susie me dijo un día que le gustaba ese nombre y yo acepté sin ningún tipo de problema.

Cuando todos se fueron, y nos dejaron solos (añadir que tuve parte de culpa, pues le pedí a Diana que se llevara a mis hijos a su casa a dormir, pues le conté mis planes), le pedí a Susie que me acompañara a uno de los salones de casa.
Había preparado una pequeña cena para los dos, aprovechando que nuestra bebé estaba durmiendo plácidamente en su cuna.
Había puesto en la mesa velas y rosas rosas, una de sus favoritas. Ella estaba en ropa de andar por casa, pero aún así se veía de lo más hermosa.
Se quedó sorprendida al ver aquello.
-¿Y esto, Michael?
- Solo quiero darte las gracias por todo lo vivido.- la acompañé hasta la mesa, donde le retiré la silla para que se sentara.
Luego me senté yo a su lado y tomándole de las manos, le dije:
- Sé que para ti solo han sido unos meses desde que nos conocemos, y para mí, años. La vida hizo que nos conociéramos por algún motivo y cada día me alegro más de tenerte en mi vida. Mis hijos y tú sois lo más importante de mi vida. Podría pasarme toda la noche diciéndote todo lo que siento por ti, pero no quiero ser un pesado. Así, que esta noche quiero pedirte algo...
- Michael...- sentí su voz emocionada, además sus ojos decían lo mismo.
- Susie, eres el amor de mi vida, quiero pasar el resto de lo que me quede en este mundo junto a ti - me levanté de la silla y me puse de rodillas frente a ella, sacando una cajita de mi bolsillo y mientras la abría le dije: ¿Quieres casarte conmigo?
Se llevó las manos a la boca, pero asintió y luego se abrazó a mí. Me levanté, con ella aún abrazada a mí y la separé un poco para poder besarla.
- Te amo tanto, Michael...
- Eres mi vida, no puedo estar sin ti más...
Ella se volvió a abrazar a mí, llorando. Noté como las lágrimas caían de mis ojos también. Sabía que había echo bien en pedirle matrimonio.
Susie era lo que siempre habia deseado. Ella había venido a completar mi vida.
Ahora, sabía que la tendría por siempre a mi lado convirtiéndola en mi esposa.
Esto era el principio de nuestra vida juntos...

Bueno aquí está el primer capítulo del año... Perdonar mi tardanza, pero ando ocupada.
Espero que os guste!!
Como veis, ya han tenido su bebé y le han puesto el nombre de Paula.
Es una forma de agradecer la ayuda de mi buena amiga PaulaOrtegaGar97.
La que me aguanta con los problemas de las historias y me da tantos consejos...
Gracias!!!!
Espero leeros por comentarios!!! 😍😍😍

Remember the time (Completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora