15.

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Susana.

Estaba en casa, aquel miércoles por la tarde, leyendo un libro en mi habitación. Diana estaba duchandose y llegaría en cualquier momento para vestirse en nuestra habitación.
Michael estaba haciendo algo relacionado con un orfanato y tendría todo el día liado, así que hoy no lo vería.
Diana llegó a la habitación, envuelta en una toalla. Siempre tenía esa costumbre, aunque estuviera yo delante, el vestirse delante de mí después de salir de la ducha.
- No cambias para nada, Diana - dije mientras ella comenzaba a vestirse.
- Tú y yo tenemos lo mismo, no veo problema - respondió abrochandose el brasier y colocándose unos pantalones para luego ponerse la camiseta.
- Si, Diana, si- dije riéndome.
- Oye, ha llamado...
Se calló de repente, pues la habitación quedó en total oscuridad.
-¿Susana, que ha pasado?- oí preguntar a Diana.
- No sé... Quizás se haya ido la luz...
De repente, una luz cegadora apareció y mi amiga y yo, gritamos.
- Tranquilas, chicas. Soy yo.
Abrí los ojos y ahí estaba la bruja. Y la luz volvió a la habitación.
- Cualquier día, me mata usted de un susto- dijo mientras se sentaba en la cama, llevándose una mano al corazón.
Aquella mujer, río. Creo que es la primera vez que la oigo reír.
- Susana, debo de darte una mala noticia. Vuestros días han llegado a su fin. Michael sabe lo que es encontrar el amor más sincero, sabe amar con su alma. Pero si vida debe de seguir su ritmo, no se puede alterar.
Sentí el corazón encogerse.
- ¿Y que hay de mí? Yo... Yo lo quiero... ¡Estoy enamorada del él!- exclamé levantándome de la cama.
- Sabías a lo que te enfrentabas aquí, Susana. Pero el sacrificio tendrá su recompensa.
- ¿Qué le voy a decir a Michael? No puedo irme así como así...- sentí las lágrimas agolparse en mis ojos.
- Debes de decirle que vais a salir de viaje y que os volveréis a ver pronto.
-¿Por qué no decirle la verdad?- oí decir a Diana- Él no se merece esto. A Michael lo van hacer sufrir demasiado en los próximos años, no se merece que se le parta el corazón por la ida de Susana. Ninguno de los dos lo va a soportar.
La bruja nos miró a las dos durante unos minutos, hasta que al final dijo:
- Puedes contarle la verdad. Sólo no le digas todo. No puedes decirle a lo que has venido y ni mucho menos decirle nada del futuro que tiene.
Asentí y pregunté algo angustiada:
- ¿Cuando nos vamos? ¿Qué pasará con nuestras vidas aquí?
- La madrugada del domingo al lunes. Las originales Diana y Susie volverán y se les crearán recuerdos nuevos. Sólo conocerán a Michael en ese concierto donde empezó todo, pero no la historia que has tenido tú con él - dijo señalándome- Eso se quedará para vosotros dos. Aunque solo para vosotros dos, Michael pensará que eres un bonito sueño al cabo de los meses. Siento deciros esta noticia, pero el tiempo se acaba. ¡Aprovechad!
Y sin más, desapareció.
Diana y yo nos miramos. Mi amiga se levantó y se dirigió hacia mí, sin decir nada, me abrazó. Yo comencé a llorar, sabiendo que todo este bonito sueño estaba por llegar a su fin.
Tendríamos que dejar esta vida, habría que dejar todo atrás. Nos iba a doler mucho el tener que dejar atrás a los que habían sido nuestros padres y amigos durante este tiempo.
Lloré mucho, como jamás creo que lo hice. Esta despedida me iba a romper el corazón...y a él también.

Viernes por la tarde, me encontraba en Neverland con Michael.
Iba a pasar ese último fin de semana con él a solas. Yo misma le pedí poder quedarme en su casa esos días. Necesitaba pasar esos últimos momentos al lado del hombre que me devolvió las ganas de amar y de sentirme amada.
Michael era ese hombre que todas soñamos alguna vez. Atento, cariñoso, romántico, buena persona, amable, faltaban calificativos para describirlo. Si, también añadiría lo guapo que era, sobre todo en esta época que era de mis favoritas de él.
Siempre habia soñado con estar con un chico como era Michael. Me trataba tan bien que no me creía que existiera un hombre así. Él me habia enseñado a tener paciencia, me había enseñado a amar tan profundamente que llegaba a doler...
Amaba cada parte de su ser, lo amaba de pies a cabeza, amaba cada rizo de su pelo, amaba cada centímetro de su piel, no veía ninguna imperfección en ella, amaba su voz, amaba su personalidad, amaba su olor... Sencillamente lo amaba.

Remember the time (Completa)Where stories live. Discover now